SE TRATA DE UNA DEPENDENCIA ECONÓMICA Y ESTRATÉGICA

La peligrosa relación de Trump con Arabia Saudita

No hay que esperar cambios radicales en la política de Estados Unidos en Medio Oriente pese al escándalo del periodista del Washington Post

La desaparición y probable muerte de Jamal Khashoggi es una tragedia y un misterio. También un duro golpe a la política estadounidense en Medio Oriente.

La administración Trump tiene una estrategia en Medio Oriente que se centra en Arabia Saudita y en la mercurial figura del príncipe Mohammed bin Salman, o MbB. Se suponía que el príncipe de la corona saudita sería el hombre que apoyaría una alianza con Irán, sellaría la paz con Israel, opondría resistencia al establishment clerical y ayudaría a aplastar al Estado Islámico en su país y el extranjero. Dicho por él mismo, liberaría a la sociedad saudita y transformaría la economía otorgando en el proceso operaciones jugosas a las empresas estadounidenses.

El papel central que tiene Arabia Saudita en la visión del mundo de Donald Trump quedó subrayado cuando el presidente estadounidense eligió a Riad, la capital saudita, como destino para su primera visita oficial en el extranjero. MbS enseguida entabló una estrecha relación con Jared Kushner, yerno de Trump. Ambos hombres transitan su tercera década de vida y juntos planeaban reformular la geopolítica de Medio Oriente.

El príncipe heredero recibió con atención a periodistas occidentales. Envió textos afectuosos a funcionarios de Washington. En un viaje a EE.UU., MbS se codeó con la realeza norteamericana Bill Gates, Mark Zuckerberg y Rupert Murdoch-.

Sin embargo, hasta algunos miembros del club de fans de MbS se reservan su opinión. Un observador de Arabia Saudita dijo: "Mi duda siempre fue dónde ubicarlo en el espectro entre Lee Kuan Yew y Saddam Hussein". En otras palabras, ¿debería ser considerado un visionario constructor de naciones o un déspota fuera de control?

Quienes lo ven peligroso tienen inquietantes evidencias, como la guerra en Yemen que produjo un desastre humanitario; la amarga pelea con su vecino Qatar que culminó en un bloqueo encabezado por Arabia Saudita, la detención de periodistas y activistas de los derechos humanos, algunos de los cuales como Khashoggi, huyeron al extranjero.

Pero pese a todo eso, los ministros de Asuntos Externos occidentales siguen creyendo que básicamente MbS "es algo bueno", aunque un poco impulsivo. La decisión del príncipe heredero de permitir manejar vehículos a las mujeres fue un golpe maestro en su batalla por influir en la opinión del mundo. Su alianza tácita con Israel para controlar a Irán también es esencial para llevarse bien con la Casa Blanca. Pero el aparente asesinato de Khashoggi ya modificó la actitud de Occidente hacia MbB.

Por cómo manipuló a los formadores de opinión en EE.UU. y Europa, claramente el príncipe no comprendió el potencial impacto de una acción tan brutal y descarada. Y Trump prometió "serias" consecuencias si se prueba que fue culpa de los sauditas.

Si bien EE.UU. ahora tendrá que perder sus ilusiones en cuanto a MbS, eventualmente podría no cambiar mucho sus políticas. Los funcionarios occidentales son conscientes de la importancia económica y estratégica de Arabia Saudita. El reino es el mayor exportador mundial de petróleo y el que más importa armas estadounidenses.

Con los precios del petróleo ya subiendo a raíz de la entrada en vigor de las nuevas sanciones a Irak, el papel de Arabia Saudita como productor se vuelve aún más importante. Y Trump dejó en claro que no quiere ceder el mercado de armas saudita a Rusia o China.

Sin una buena relación con Arabia Saudita, la influencia de EE.UU. en Medio Oriente disminuirá aún más. A diferencia de Norteamérica, los rusos pueden ahora hacer alarde de su sólida relación con todas las potencias regionales clave incluyendo a Irán, Arabia Saudita, Israel, Egipto y Turquía.

Y si ahora EE.UU. cumple con la amenaza de propinar un "severo" castigo a Arabia Saudita, también enojará a los estados del Golfo, y podría quedarse sin ningún aliado en la región, aparte de Israel.

Por esa razón, es probable que la administración Trump haga sus mayores esfuerzos por limitar las consecuencias diplomáticas del caso Khashoggi, y hasta el Congreso pisará con cuidado.

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