ESTADOS UNIDOS CORRE EL RIESGO DE CAER EN EL MISMO ERROR QUE EL REINO UNIDO

La misma ira es responsable de la candidatura de Trump y el Brexit

La preocupación por la crisis económica y la inmigración guió a los británicos hacia la salida de la UE. Sirve de advertencia para que Hillary no se vuelva autocomplaciente

Durante la convención demócrata, experimenté una incómoda sensación de "déjà vu". En la arena se hallaba el eslogan de la campaña de Hillary Clinton: "Más fuertes juntos". Era un triste recordatorio del que se usó en la campaña perdedora del referéndum del Reino Unido: "Más fuertes dentro". Esta similitud representa más que una desafortunada coincidencia. Me gustaría señalar tres paralelismos entre el Brexit y el "fenómeno Trump" que debieran preocupar a la campaña de Clinton. El primero es la potencia de la inmigración como problema. El segundo es cómo las campañas de Trump y del Brexit se convirtieron en vehículos para los votos de protesta contra la inseguridad económica. El tercero es la brecha entre la opinión de la élite y la de la clase trabajadora de raza blanca.


En ambas campañas se surgió la promesa de controlar la inmigración como uno de los ejes. En el Reino Unido, la demanda por parte de los partidarios del Brexit de "retomar el control" se interpreta, sobre todo, como una promesa de detener el flujo de inmigrantes proveniente de Europa. Trump anuncia que va a "construir un muro" y detener la inmigración ilegal desde México hacia EE.UU.


En ambos países la inmigración se convirtió en un símbolo de la supuesta inclinación de la élite de socavar las condiciones de vida de la clase trabajadora al permitir la entrada de mano de obra barata proveniente del extranjero. Las campañas del Brexit y de Trump también fusionaron la ansiedad acerca de la inmigración con el miedo al terrorismo. El candidato republicano exigió, de manera infame, prohibirles la entrada a todos los musulmanes a EE.UU. Durante la campaña en el Reino Unido se utilizaron carteles relacionado con la crisis de refugiados, sacando provecho de las preocupaciones por el flujo de inmigrantes musulmanes provenientes del Medio Oriente.


En el caso de Gran Bretaña, la campaña por permanecer en la Unión Europea nunca encontró una manera de lidiar con la ansiedad del público sobre la inmigración, y los demócratas pueden estar cayendo en la misma trampa. El anuncio de Clinton sobre que no va a haber ningún muro atrajo una gran cantidad de aplausos durante la convención pero la experiencia británica sugiere que las declaraciones de este tipo pueden interpretarse simplemente como una negativa a involucrarse con las preocupaciones públicas acerca de la migración.


Trump sustentó ese argumento, con un Twit en el que señala que "la visión de Hillary es un mundo sin fronteras donde los trabajadores no tienen ni poder, ni empleos, ni seguridad". La pretensión de Trump de luchar por los pobres y por quienes tienen empleos precarios también es políticamente poderosa. Algo similar funcionó en el Reino Unido, en donde la campaña para permanecer fracasó en prever que el referéndum se convertiría en un vehículo para los votos de protesta acerca de los empleos y del nivel de vida. En el Reino Unido, la mayoría de la gente no ve ningún aumento en los salarios reales desde la crisis financiera de 2008, y muchas regiones del país sufrieron un estancamiento económico durante décadas.


Después del Brexit, el periodista John Lanchester escribió que: "Nacer en muchos lugares en el Reino Unido es sufrir una irreversible derrota de por vida: ver truncadas las oportunidades de educación, de acceso al poder, de expectativa de vida". Lo mismo puede decirse de muchas áreas en EE.UU. donde los salarios medios reales cayeron durante las últimas décadas. La expectativa de vida de los estadounidenses blancos y sin un título universitario también ha cayo desde el 2000.


Una encuesta mostró que el 85% de los estadounidenses creen que ellos no les importan a los dirigentes del país y el 81% creen que los ricos se enriquecen cada vez más, mientras que los pobres se empobrecen.
El enorme problema de Clinton es que personifica la clase política dirigente que una gran mayoría parece despreciar. Los demócratas señalan el punto obvio de que la vida de Trump es un monumento a su indiferencia ante la gente común y corriente. Pero cuanto más se unen la élite estadounidense y los "medios de comunicación convencionales" contra Trump, más se pone de relieve su condición de candidato antisistema.


Algunas personas argumentan que la base de Trump entre la clase trabajadora de raza blanca es demasiado pequeña para concederle la victoria en noviembre. Pero puede que ese problema no se aplique a esta elección si los republicanos aumentan significativamente el número de votantes. Una vez más, la experiencia del Reino Unido es relevante. Los votantes de la clase trabajadora, que no se habían molestado en votar en otras elecciones, aseguraron la victoria del Brexit.


También existen importantes diferencias. La más obvia es que, si bien la campaña del Brexit utilizó un "mensaje subliminal" con el fin de atraer a aquellos con sentimientos racistas, la de. Trump utiliza un mensaje brutalmente directo.


Los defensores de la salida de la UE, como Boris Johnson y Michael Gove, se esforzaron por seguir siendo exteriormente afables durante la campaña. Pero Trump se especializó en ser errático y abusivo. Es posible que el comportamiento de Trump ofenda a suficientes votantes para entregarle la victoria a Clinton, pero después de haber pasado por el Brexit, no contaría con eso.

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