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La masacre de Dallas mostró a un Donald Trump moderado

Se refirió a la matanza con un tono adecuado. La pregunta es si, después de haber provocado divisiones raciales, estará o no haciendo borrón y cuenta nueva

Para variar, Donald Trump fue ejemplo de moderación. En lugar de echar leña al fuego en Twitter, el candidato republicano encontró el tono adecuado en cuanto a la muerte de cinco policías en Dallas. Todo estadounidense debe poder vivir con seguridad, dijo, incluyendo implícitamente a las víctimas negras de disparos de la policía. Escribió también que éste es el momento de la unidad, la oración, el amor y el liderazgo. Sus palabras podrían haber sido pronunciadas por Hillary Clinton o Barack Obama. Después de haber provocado todas las divisiones raciales existentes, ¿será posible que Trump esté haciendo borrón y cuenta nueva?

EE.UU. debería tener esperanza de que así sea. En términos políticos, este año 2016 es un polvorín racial que sólo necesita encenderse. La sociedad estadounidense está más polarizada racialmente al final del mandato de Obama que al inicio. Cien días después de su asunción, el 59% de los estadounidenses de raza negra dijo que las relaciones raciales en EE.UU. eran "en términos generales buenas. Seis meses antes de que termine su mandato ese número se redujo a 34%. Gran parte del pesimismo proviene de la gran cantidad de balaceras policiales y el impacto viral de los incidentes captados en vídeo. Pero el desprecio con que Obama ha sido tratado por sus enemigos ha alimentado ese pesimismo.

Y no podría ser de otra forma. A ningún presidente en la historia de EE.UU. se le había cuestionado tanto su legitimidad como Obama. La campaña que hizo Trump en 2011 para obligar a Obama a mostrar su certificado de nacimiento para constatar que había nacido en el país y no en Kenya, sólo se extinguió después de que la Casa Blanca publicó el documento detallado. Pero esa campaña de Trump fue una de las razones que lo impulsaron a postularse a la presidencia el año pasado.

Sin embargo, ése fue sólo uno más en una larga lista de desafíos a Obama. Todo comenzó mucho antes de que se convirtiera en el candidato demócrata en 2008, cuando alguien se dio cuenta de que no llevaba una insignia con la bandera estadounidense en su solapa. Así comenzó el rumor de que Obama no amaba a EE.UU. y que en realidad era antiestadounidense. Rudy Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, dijo: "No creo que el presidente ame a EE.UU.. . . No fue educado como nosotros fuimos educados, en el amor a este país".

Uno de los aspectos sorprendentes de la declaración de Trump sobre Dallas es que muy pocos de sus seguidores están de acuerdo. En respuesta al movimiento "Black Lives Matter" (Las Vidas Negras Importan), ahora hay una campaña "Blue Lives Matter" (Las Vidas de los Policías Importan) en favor de la policía. Varias figuras republicanas, entre ellas el vicegobernador de Texas, han culpado de los homicidios al movimiento Black Lives Matter, durante cuya protesta ocurrió la muerte de los policías. Internet está lleno de historias inventadas sobre cómo el grupo incita a sus seguidores a atacar a la policía. En lugar de verlo como una protesta por los derechos civiles, se muestra como un movimiento separatista afroestadounidense. Trump tiene el poder para apaciguar estos sentimientos o para alimentarlos. Hasta ahora está haciendo lo correcto. ¿Va a seguir haciéndolo?

La naturaleza del auge de Trump sugiere que sería una apuesta peligrosa. Pero incluso si continúa actuando de forma adecuada, las elecciones se producirán en el entorno social más racialmente dividido en años.

También serán las primeras elecciones desde que Obama era un niño que se realizarán sin la protección completa del Acta de Derechos del Votante de 1965. Ésa fue la histórica ley que puso fin a un siglo de las leyes "Jim Crow" que despojaron de sus derechos al electorado de raza negra en el sur.

En 2013 la Corte Suprema revocó elementos clave de la ley. Desde entonces, 17 estados introdujeron nuevas y severas leyes para la identificación de votantes que disminuirán la concurrencia del electorado de raza negra.

Muchas de esas leyes ya regían para las elecciones legislativas de 2014, que tuvieron la menor concurrencia de votantes desde antes del nacimiento de Obama. La estrategia de Trump será maximizar la participación blanca y minimizar el resto.

La amplia oposición a la inmigración en el país ha sido preocupante. En las dos últimas generaciones, EE.UU. y otros países occidentales han experimentado un creciente progreso. Estamos aprendiendo de forma dolorosa que nada debe darse por sentado.

La lección de Dallas es que es indispensable tener un liderazgo responsable. Gran Bretaña parece haber perdido esa verdad básica. EE.UU. decidirá si va a seguir su ejemplo.

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