La inversión responsable gana terreno y margina a los mercados emergentes

El enfoque "ético" a la hora de invertir amenaza con dejar morir de hambre a los países más necesitados de financiación porque recibirán más aquellos que ya tienen un mejor acceso a los mercados.

La llamada inversión responsable, que tiene en cuenta criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo, además de otras métricas tradicionales, parece estar a punto de tomar el control del mundo.

Para el año próximo, la mitad de todos los activos de la industria de la inversión, que equivale a una no insignificante cifra de u$s 40 billones, tendrá por mandato la inversión sujeta a los criterios que se conocen como ESG (por Environmental, Social and Corporate Governance), según estimaciones de Deutsche Bank, comparado con sólo el 25% en apenas 2015.

No sorprende que los mercados emergentes todavía estén un poco atrasados con respecto a los mercados desarrollados en lo que se refiere al avance en la inversión responsable. Además, los mercados de deuda soberana todavía no fueron testigos de la oleada de ESG que se observa en el mercado de renta variable, posiblemente debido a "la limitada ventaja, y pocas oportunidades para la inversión temática", según un análisis de BlueBay Asset Management y Verisk Maplecroft, una compañía de análisis de riesgo.

Los niveles de actividad parecen haberse acelerado desde que JPMorgan lanzó versiones ESG de sus índices insignia de bonos soberanos del mercado emergente en moneda local y moneda fuerte en abril de año pasado. Y hace unos días la suiza Pictet Asset Management se convirtió en la última gestora de activos en subirse al vagón de la inversión responsable.

"La inversión ESG en deuda de mercados emergentes (ME) está en su infancia comparado con la inversión en renta variable de mercados desarrollados, pero tiene un inmenso potencial de crecimiento," dijo David Hauner, estratega de Bank of America Merrill Lynch.

Sin embargo, para quienes se sienten motivados por el deseo de hacer del mundo un mejor lugar, la estrategia de aplicar los criterios ESG a la inversión de bonos soberanos de ME no está exenta de obstáculos.

El principal es que los países más ricos tienden a tener mejores puntuaciones de ESG que los países pobres. Sucede eso no sólo cuando se comparan los países emergentes con los desarrollados, sino también dentro del mundo ME, donde los países de ingresos medios como Corea del Sur, Chile y República Checa reciben mejores notas que naciones como Bangladesh, Nigeria y Costa Marfil.

Como resultado, si los inversores se limitan a ponderar sus carteras en favor de títulos valores que cumplen con los criterios ESG -como podría hacer un inversor en un mercado de renta variable- dejarán morir de hambre a los países más necesitados de financiación y destinarán máspréstamos los que ya tienen un mejor acceso a los mercados, lo que planteará una nueva serie de cuestiones éticas y morales.

Eso se ve con claridad en el grupo de índices ESG que tiene JPMorgan que, según se cree, serán replicados por cerca de u$s 9.000 millones de activos.

Países relativamente desarrollados como Polonia, Lituania y Eslovenia casi tienen el doble de ponderación en la versión ESG del índice EMBI Global Diversified de deuda en moneda fuerte que en el índice estándar, mientras que los 13 estados más pobres y menos desarrollados del mundo, como Angola, Camerún, Etiopía, India, Irak, Nigeria y Paquistán, directamente no aparecen en el índice ESG.

La versión ESG del índice GBI-EM GD en moneda local varía menos de su versión estándar, pero tiene una sobreponderación de países como Chile, República Checa, Hungría, Polonia, Rumania y Uruguay, mientras que subpondera a Indonesia, Rusia y Turquía.

La relación entre las puntuaciones en ESG y el Producto Bruto Interno per cápita es estrecha. ¿Cómo conciliar un foco puesto en los criterios de ESG con las inversiones en mercados emergentes y de frontera que, casi por definición, tienen peores gobiernos, son más corruptos y están cada vez más contaminados que los mercados desarrollados?, preguntó Charles Robertson, economista jefe de Renaissance Capital, una consultora especializada en mercados emergentes.

Hauner concuerda en que la inversión responsable en mercados emergentes es "extremadamente complicada porque en términos de ESG hay peores realidades que en los mercados desarrollados." "Son más pobres, por lo tanto, tienen más contaminación, mala salud, deficiente educación y a menudo grandes problemas de gobierno", agregó.

Esto lleva a otra cuestión. Un enfoque ESG inevitablemente favorece a los mercados emergentes de ingresos medios por sobre sus pares más pobres, lo que tiende a que haya carteras con mejores calificaciones crediticias y menores rendimientos que en una estrategia pasiva no-ESG.

Mary-Therese Barton, directora de deuda del mercado emergente en Pictet Asset Management, que supervisa la incursión del grupo en ESG, estima que su fondo de inversión responsable en moneda fuerte en general tiene un rendimiento 50 puntos básicos inferior a su equivalente no-ESG, con una brecha quizás un poco menor para la deuda en moneda local.

En alguna medida, esto amenaza con debilitar, o al menos diluir, una de las razones clave detrás de invertir en bonos del mercado emergente -la prima de rendimiento por encima de la que ofrece la deuda del mercado desarrollado- si bien algunos están cómodos con eso. "Si en el largo plazo, la inversión ESG implica menores rendimientos, entonces que así sea", dijo Barton.

La investigación de Robertson no encontró ninguna correlación entre las carteras que cumplen con los criterios ESG y el desempeño del mercado. Según él, eso podría cambiar en el futuro cuando la inversión responsable despegue en el esfera de los bonos soberanos de mercados emergentes.

"El peso del dinero ahora invertido en ESG está creciendo tan rápido que esperamos que empiece a conducir los mercados en el futuro", agregó.

Sin embargo, en todas las clases de activos el estudio parece sugerir que cuando las carteras ESG tienen mayor rendimiento, casi todo se debe a la G, de gobierno corporativo, dado que los factores ambientales y sociales tienen relativamente poca importancia.

Eso plantea la duda sobre exactamente qué diferencia debería marcar la llegada de la inversión responsable en el mundo de los bonos soberanos.

Traducción: Mariana Oriolo

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