Financial Times: nerviosos, los inversores siguen temiendo que Argentina devalúe

Los gestores de fondos prevén que la moneda seguirá debilitándose a menos que el gobierno argentino implemente reformas que permita reactivar la castigada economía.

Durante las últimas semanas, Argentina aplicó una serie de medidas para ayudar a estabilizar su volátil moneda, pero los inversores aún temen que las autoridades se vean obligadas a devaluar si no presentan un plan integral y creíble para reactivar su castigada economía.

El peso recibió un respaldo con el aumento de las tasas de interés, la emisión de un nuevo bono en pesos atado al dólar de u$s 1600 millones, la promesa de que el gobierno no recurrirá al dinero nuevo emitido por el banco central para hacer frente al gasto público, y el compromiso del Ministro de Economía Martín Guzmán de que el déficit fiscal se achicará "más de lo esperado" el próximo año.

Los analistas e inversores sostienen que esas son señales de un bienvenido giro hacia una mayor ortodoxia económica por parte del gobierno izquierdista del Presidente Alberto Fernández. Sin embargo, muchos temen que esas medidas no sean suficientes para detener la hemorragia de reservas del Banco Central.

Las reservas líquidas netas, excluyendo el oro, están ahora cerca de cero.

"No va a funcionar. Todas las medidas de los últimos tiempos son simples curitas que no abordan el problema central", dijo Alejo Czerwonko, director de inversiones para mercados emergentes de las Américas en UBS Global Wealth Management. Es "inevitable" que las autoridades se vean forzadas a fijar el tipo de cambio oficial del peso en un nivel mucho más débil, aseguró. Esa sería la séptima medida de este tipo en las últimas dos décadas.

El nerviosismo del mercado aún se observa con claridad en los bonos del gobierno argentino. Desde la exitosa reestructuración de deuda externa por u$s 65.000 millones a principios de agosto, el precio del bono de referencia de Argentina con vencimiento 2035 cayó de 46 centavos a 37 centavos por dólar, que ya es pleno territorio de distressed, lo que delata el miedo a que el país pueda incumplir con su deuda soberana por décima vez.

Mientras tanto, la brecha entre el tipo de cambio oficial y los no oficiales, que es un indicador de la confianza de los inversores, llegó a su nivel más alto en décadas. El valor del dólar en el mercado paralelo se disparó de 130 pesos a principios de agosto a más de 190 pesos a fines de octubre, aunque desde entonces volvió a bajar a 150 pesos en respuesta a los esfuerzos del Estado. El tipo de cambio oficial se movió más lentamente, y el dólar trepó desde agosto de 72 pesos a 79 pesos.

"O bien resuelven el problema de fondo y detienen la hemorragia fiscal, y comienzan a absorber algunos pesos [para] anclar la moneda, o siguen con las medidas de corto plazo que sólo retrasan la inevitable [devaluación]", dijo Diego Ferro, fundador de M2M Capital Management. También describió el resultado de la reestructuración de la deuda como un "mal chiste", dado que normalmente el alivio de la deuda ofrece un nuevo comienzo que alimenta un repunte del mercado. Pero "estuvo tan mal planificado que se desperdició". Al no haber un plan [macroeconómico], toda la buena voluntad generada duró cerca de una semana... es difícil pensar que no tengan que reestructurar de nuevo".

No obstante, algunos observadores notan en el gobierno peronista una creciente sensación de urgencia debido a los recientes giros del peso, lo que lleva a pensar que probablemente haya un acuerdo con el FMI -para reestructurar los u$s 44.000 millones ya prestados desde la crisis monetaria de 2018- antes de lo que preveían los analistas e inversores; ya muchos inicialmente lo esperaban para marzo o abril del próximo año.

Un nuevo programa con el FMI, que incluiría una postergación de los vencimientos de deuda que ya tiene Argentina con el Fondo, ayudaría a recuperar la confianza de los inversores, dado que probablemente vendría acompañado de condiciones que incluirían el compromiso de aplicar un plan económico claro. Pero también brindaría la oportunidad de recibir dinero fresco del FMI para ayudar a financiar el déficit fiscal sin recurrir a la emisión de dinero. Allegados a las negociaciones creen que los funcionarios ahora están más dispuestos a seguir ese camino, a pesar de que antes descartaban la posibilidad.

"Recomendaría [pedir más fondos al FMI], porque para estabilizar la economía es fundamental fortalecer las reservas [de divisas]", dijo Emmanuel Álvarez Agis, que dirige PxQ, una consultora económica en Buenos Aires. Los controles de capitales, afirmó, evitarán que el dinero fresco del FMI financie la fuga de capitales, como ocurrió después de la crisis de 2018.

Ex viceministro de Economía del anterior gobierno peronista (2013-15), y que últimamente ha sido crítico de la política económica, Álvarez Agis es más optimista sobre los últimos acontecimientos que muchos participantes en el mercado: "El gobierno empezó a aplicar un plan de estabilización que tiene sentido. Si continúan así, es probable que la brecha [entre el tipo de cambio oficial y el paralelo] vuelva a niveles razonables", agregó.

Daniel Marx, ex secretario de Finanzas, advierte que la situación actual es "frágil", y que teme que sea "muy difícil" revertir la tendencia de disminución de las reservas externas. "El dinero del FMI ayudará, pero no es tan importante como crear un marco [económico] que posibilite el ingreso de capitales".

Básicamente, las presiones cambiarias no cederán hasta que Argentina presente un camino creíble que conduzca a cuentas fiscales sostenibles, señaló Czerwonko. Como en los mercados desarrollados las tasas de interés son bajas, los inversores globales emprendieron "una agresiva búsqueda de rendimiento", agregó. "Si Argentina transmite los mensajes correctos, el mercado podría cambiar rápidamente su percepción del país", concluyó.

Traducción: Mariana Oriolo

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