Financial Times: los refugiados venezolanos ponen a prueba a Colombia

El ministro de Hacienda de Colombia declaró que las estimaciones del costo anual adicional que implica educar, alojar y atender las necesidades de salud de los migrantes oscila entre 0,4% y 0,8% del PBI.

El caos que vive Venezuela se propaga a Colombia por la concurrida carretera que atraviesa la frontera de 2200 km que divide a los dos países. Del lado venezolano, las camionetas repletas de familias enteras buscan asegurarse un lugar en la fila mientras los autos zigzaguean entre el tráfico. Los motociclistas se alinean bajo el agobiante calor esperando por pasajeros. Los vendedores ambulantes venden botellas de plástico llenas de nafta contrabandeada. La basura está desparramada por todos lados.

Actualmente Colombia se esfuerza para hacerle frente a la afluencia de personas. Casi 5 millones de venezolanos se han ido del país desde 2015 -cerca del 15% de la población- y se anticipa que otro millón para este año. Eso podría convertir la crisis en la mayor emergencia de refugiados del mundo, superando la de Siria. A diferencia de otras crisis humanitarias, éste es un desastre causado no por la guerra o por un desastre natural, sino por un mala gobierno a gran escala.

La forma de la crisis está cambiando. Los venezolanos más adinerados y mejor educados fueron los primeros en irse, muchos dirigiéndose a EE.UU. o a España. Luego, los profesionales de clase media partieron hacia las naciones latinoamericanas cercanas con buenas perspectivas de empleo. Actualmente, según lo expresado por los trabajadores humanitarios, los refugiados son más pobres, de mayor edad, más enfermos y más vulnerables.

Más de 1,6 millones de venezolanos viven hoy en Colombia y el número aumenta en cerca de 3000 por día, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Se cree que las cifras del ACNUR y las de las autoridades colombianas subestiman el problema debido a la escala de la migración ilegal.

Esta afluencia le agrega una nueva fuente de tensión a Colombia, un país que ya enfrenta un antiguo problema de narcotráfico, grupos paramilitares y la reciente desmovilización de miles de guerrilleros marxistas que depusieron las armas después de décadas de insurgencia.

Los refugiados con amigos o familiares que ya están en Colombia pueden tener un lugar a donde ir. Muchos otros terminan en primitivos campamentos de ocupantes ilegales en las afueras de Maicao, como Bendición de Dios, un tramo de tierra baldío donde a duras penas subsisten 575 refugiados.

El ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia, Alberto Carrasquilla, declaró que las estimaciones del costo anual adicional que implica educar, alojar y atender las necesidades de salud de los migrantes venezolanos oscila entre 0,4% y 0,8% del PBI aunque agregó que las investigaciones sugieren que habría un mayor beneficio a largo plazo para el crecimiento económico.

"Los presupuestos nacionales están agotados y la capacidad institucional completamente sobrepasado por la crisis", comentó Eduardo Stein, del ACNUR. "Esta situación empeora a medida que llega más gente".

A medida que aumentan los costos financieros y sociales, hay indicios de que la opinión pública empieza a cambiar. Una encuesta de Gallup de diciembre reveló que la mayoría de los colombianos pasó de darles la bienvenida a los migrantes a considerarlos un problema. Cuando se les preguntó por su impresión sobre los venezolanos recién llegados, el 69% dijo que era desfavorable.

Sin embargo, los casos de xenofobia hasta ahora se consideran aislados. Los trabajadores humanitarios y los expertos en refugiados señalan que la acogida de miles de colombianos en Venezuela durante los años del auge petrolero generó un entorno de buena voluntad hacia el país.

El gobierno colombiano trata de legalizar a la mayor cantidad posible de recién llegados, dándoles permiso para trabajar, además de acceso a servicios médicos y educativos. La estrategia funcionó bien durante los primeros años del éxodo, pero cada vez es más difícil de sostener. "El perfil de los venezolanos que están ingresando es cada vez más vulnerable", indicó Federico Sersale, jefe de la oficina del ACNUR para la región. "Son más ancianos, tienen más discapacidades y sufren más de enfermedades crónicas. Su posible integración es limitada", agregó.

Nadie sabe cuánto tiempo pueda aguantar el tejido social del país "Colombia ha sobrevivido guerras civiles, paramilitares, tráfico de drogas, flujos masivos de migración y continúa adelante", comentó Andrew Selee del Instituto de Política Migratoria en Washington. "No creo que esto sea lo que hará explotar a Colombia, pero representa otro elemento en lo que ya es una mezcla inestable".

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