Financial Times: cuestionan las Abenomics ahora que Japón se acerca a una recesión

Siete años después, no prosperaron las tres flechas del estímulo fiscal de Shinzo Abe: una flexibilización monetaria audaz, una política fiscal flexible y una estrategia para revivir la inversión privada.

En 2013, el nuevo primer ministro de Japón, Shinzo Abe, pronunció su primer discurso sobre sus políticas, prometiendo revivir el crecimiento económico y poner fin a dos décadas de deflación intermitente. Planeaba lograr esto con las "tres flechas" de "Abenomics": una flexibilización monetaria audaz, una política fiscal flexible y una estrategia de reforma para revivir la inversión privada.

Siete años después, no ha dado resultado. Tras el aumento en el impuesto al valor agregado (IVA) en octubre, Japón reveló el lunes que el PBI se redujo a una tasa anualizada de 6,3% en el último trimestre de 2019. Además, debido a que la economía fue golpeada por el brote de coronavirus, la mayoría de los analistas cree que es probable que haya una recesión técnica, la cual se define como dos trimestres consecutivos de disminución de la producción.

Las grandes preguntas son si una recesión técnica podría convertirse en una recesión más profunda; si hay algo que el gobierno y el Banco de Japón puedan hacer al respecto; y qué efecto tienen las circunstancias actuales en la ambición de Abe de revivir la economía de Japón conforme el tiempo del primer ministro en el cargo llega a su fin.

Masamichi Adachi, economista jefe de UBS, dijo que las últimas cifras de crecimiento fueron "muy débiles, deprimentes, terriblemente malas" y mostraron que la economía estaba luchando incluso antes de que surgiera el virus Covid-19. "Japón definitivamente sufrirá de una caída en el turismo entrante y de un comercio de bienes más débil dado que el nivel de actividad en China ha sido tan bajo", afirmó.

Pero Adachi dijo que piensa que Japón puede evitar una recesión más profunda, siempre y cuando el virus disminuya a fines de marzo, permitiendo un repunte en la economía de China. "Además, creo que el gobierno de Abe definitivamente reaccionará con un mayor estímulo fiscal", dijo.

En el pasado, Abe implementó paquetes de gastos cuando la economía se debilitó, pero éste es un momento inoportuno porque el último estímulo del gobierno acaba de ser aprobado en la legislatura japonesa. Incluso si el primer ministro actuara de inmediato, probablemente tomaría meses para pasar otra ronda de estímulo.

Eso deja la responsabilidad de tomar acción al Banco de Japón, donde el gobernador Haruhiko Kuroda ya redujo la tasa de interés a un día a menos de 0,1%, y se mostró reacio a hacer más por temor a los efectos secundarios negativos en el sistema bancario.  En una entrevista con FujiSankei Business el martes, Kuroda dijo que el virus era "la mayor fuente de incertidumbre para la economía de Japón", pero insistió en que había pocas posibilidades de que el crecimiento económico en 2020 cayera muy por debajo de su nivel en 2019. También repitió la frase estándar del banco central: que lanzaría una mayor relajación "sin dudarlo" si fuera necesario.

Sin embargo, no cabe duda de que la última caída en la producción es otro golpe para los planes de Abe y Kuroda para ayudar a Japón a superar las "décadas perdidas" de estancamiento y la caída de precios que siguieron al estallido de una burbuja bursátil en 1990.

La idea era que un estímulo monetario y fiscal reactivaría la demanda y la inflación, mientras que las reformas económicas estructurales permitirían un mayor nivel de crecimiento. Inicialmente, funcionó según lo previsto: el yen japonés se debilitó y el crecimiento se aceleró. La economía en general ha sido más fuerte durante el mandato de Abe que en décadas anteriores.

Pero un aumento del impuesto al consumo en 2014 del 5% al 8% llevó a la economía a una recesión, y después del aumento del año pasado al 10%, existe el peligro de que se repita.

Para muchos en Japón, los aumentos de impuestos fueron necesarios y apropiados dado el déficit fiscal y la necesidad de pagar por el envejecimiento de su población, pero también han cancelado cualquier medida de estímulo fiscal y han resultado en una contracción fiscal general bajo el gobierno de Abe.

Paul Krugman, el economista, describió los aumentos de impuestos como ejemplos de "políticas de austeridad destructivas". 

Adachi argumentó que Abe tenía pocas alternativas a la subida del IVA dada la trayectoria fiscal a largo plazo de Japón. Harumi Taguchi, economista principal de IHS Markit en Tokio, habló por aquellos en Japón que piensan que se necesitaba una mayor desregulación cuando dijo que "el gran fracaso de Abenomics fue la reforma estructural".

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