Financial Times: cuestionan el modelo comercial que usan las grandes alimenticias

El coronavirus nos obliga a repensar el actual enfoque hacia la producción agrícola. Las "Big Food" van camino a superar a las Big Tech como el negocio más politizado del mundo

Las llamadas Big Food, que son las grandes alimenticias, van camino a superar a las Big Tech como el negocio más politizado del mundo. Pocas cosas son más esenciales para la vida que la producción agrícola. Pero la expresión seguridad alimentaria hasta hace poco se mencionaba únicamente en los países en desarrollo.

Ahora, la pandemia de coronavirus dejó al descubierto lo vulnerables que son las cadenas de suministro de alimentos, que están altamente concentradas.En EE.UU., eso derivó en pedidos para que se tomen medidas al respecto. El Departamento de Justicia está investigando a Tyson Foods, Cargill y JBS SA. La industria de la carne, que ha sido un fuerte foco de contagios, no está tan caldeada desde que Upton Sinclair escribió La Jungla.

Los alimentos también se han convertido en un tema importante en lo que se refiere a las preocupaciones sobre el desacople entre EE.UU. y China y la desglobalización general de las cadenas de abastecimiento. China hace poco amenazó con boicotear el salmón importado tras las acusaciones de que podía estar relacionado con nuevos casos de Covid-19. Los países europeos, como Italia y Francia, están duplicando las medidas de protección para los productores locales. En EE.UU. hay llamamientos a apoyar la agricultura local y a los pequeños agricultores, no sólo por motivos de salud y seguridad nacional, sino también por razones económicas.

Esto refleja que, a raíz de la crisis, cambió el foco de la eficiencia a la resiliencia. La agricultura se volvió increíblemente eficiente. Los agricultores estadounidenses han casi triplicado su producción por hectárea en los últimos 70 años. Pero eso vino acompañado de una tremenda consolidación en la mayoría de los segmentos de la industria, por lo que un puñado de compañías ahora controla todo, desde el procesamiento de carne hasta la producción de granos.

También hay dos cadenas de suministro completamente separadas -una abastece a los supermercados, la otra a los restaurantes e instituciones como escuelas y hospitales. Cuando la demanda en la segunda cadena de suministro se derrumbó debido a las cuarentenas, los precios de los comestibles de la primera cadena de abastecimiento se dispararon debido al aumento de la demanda, pese a que los agricultores destruían cosechas que no podían canalizar fácilmente desde los restaurantes a las bocas de venta minorista. Esa es la desventaja de la eficiencia y la especialización.

La eficiencia también es la responsable de la lechuga arrepollada, una de las verduras más comunes (y con menos gusto) que existen. Es un importante cultivo comercial en EE.UU. hace 50 años porque se transporta bien y se mantiene óptimo durante meses. Sin embargo, ese tipo de lechuga es mayormente agua y tiene pocos nutrientes. Esto subraya que, si bien subió la productividad, a los agricultores norteamericanos se los incentiva a sembrar cultivos básicos en lugar de las frutas y verduras necesarias para que el país tenga una dieta saludable.

Este tipo de agricultura industrial explica por qué la UE promueve la "estrategia del huerto a la mesa", que busca que la agricultura sea más sustentable y proteger a un variado grupo de productores. Antes de la pandemia, los demócratas estadounidenses habían empezado a quejarse de las Big Food, en parte para atraer votos en los estados del centro del país, donde han quebrado muchos pequeños agricultores. Ahora es un tema bipartidista.

La cuestión está en cómo hacerlo a precios accesibles. Los pequeños productores que proveen alimentos de primera calidad a los restaurantes de las grandes ciudades sufrieron un gran golpe durante las cuarentenas. Además, mayormente son negocios boutique. En EE.UU. la mayoría de las frutas y verduras provienen de lugares como California y Florida, donde se cultivan mucho más fácil durante todo el año. El resto del país no puede satisfacer la demanda durante el invierno; y es por eso que aumentaron considerablemente las importaciones de alimentos en los últimos años. Básicamente, hay que encontrar un punto intermedio entre la agricultura del siglo XIX y la agricultura industrial moderna.

Es ahí donde podría ser de gran ayuda una nueva cosecha de start-ups agrícolas que emplean alta tecnología. Plenty, una firma fundada por un agricultor de Illinois y financiada por la japonesa SoftBank, construye huertos verticales de interior. Allí se pueden cultivar frutas y verduras en paredes gigantes que se pueden colocar en cualquier lugar, ya que la luz y el agua se controlan tecnológicamente. Eso permite a las familias de los barrios urbanos acceder a vegetales frescos. Los empleados son mayormente técnicos altamente capacitados.

Mejor comida, trabajo mejor pago, menos concentración. Ese es el tipo de localismo que necesitamos.

Traducción: Mariana Oriolo

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