EDITORIAL

FT: la epidemia de coronavirus equivale a un experimento de desglobalización

La nueva cepa de coronavirus originada en la ciudad china de Wuhan sacudió los mercados y sacude a las autoridades sanitarias de todas partes. Las acciones chinas abrieron 9% abajo ayer a la mañana, la peor apertura en 15 años. Los precios de los papeles en todo el mundo sintieron las réplicas y el rendimiento a largo plazo de los bonos del Tesoro de EE.UU. cayó brevemente por debajo del rendimiento a corto plazo, una posible señal de advertencia de recesión global.

Ni siquiera los epidemiólogos más capacitados pueden predecir cómo se propagará el virus. La incertidumbre y la atmósfera febril están teniendo un costo financiero. Las bajas tasas de interés, el dinero barato y las esperanzas de repunte para la economía mundial después de la firma del acuerdo comercial de "fase uno" entre EE.UU. y China habían ayudado a elevar las valuaciones de las acciones. Con precios tan optimistas, no se necesita un gran golpe para que los precios bajen, como ya sucedió después de que el país norteamericano asesinó a un alto general iraní en enero.

Sin embargo, más preocupante para la economía global y para los inversores que el impacto directo del virus es quizás la respuesta de las autoridades chinas. El cierre de grandes partes de la que ahora es, según algunas mediciones, la economía más grande del mundo tendrá un efecto secundario en otros lugares, particularmente en aquellos países con fuertes vínculos comerciales. El índice principal de Hong Kong retrocedió 5% en los últimos cinco jornadas bursátiles, mientras que el principal índice taiwanés cayó 7%.

El virus ya se extendió más que el mortal virus Sars, que comenzó de manera similar en China en 2002. El gigante asiático ahora representa una porción mucho más grande de la economía global. En 2002 sólo representaba el 8% del PBI mundial; ahora equivale al 19%. Su papel en la economía global también ha cambiado; las fábricas chinas son parte clave de las cadenas de suministro globales y los turistas chinos, una mayor proporción de los flujos globales.

Los principales centros fabriles como Jiangsu, Chongqing y Guangdong han suspendido las actividades "no esenciales", prolongando los feriados del Año Nuevo Lunar. Apple advirtió sobre el impacto de la desaceleración en su cadena de abastecimiento cuando anunció sus resultados la semana pasada. Las automotrices Toyota y Honda tienen fábricas cerradas.

Los efectos colaterales se ven fácilmente reflejados en los precios de los commodities. Los valores de los metales industriales retroceden mientras que el oro sube. Los inversores buscan la aparente seguridad de los metales preciosos mientras predicen que, con el cierre de la fábrica mundial, habrá menos demanda de materias primas. Los precios del cobre cayeron 11% desde mediados de enero. Y los valores del petróleo bajaron de manera similar.

Los sectores de servicios también sentirán los efectos. La cadena de cafeterías Starbucks y el grupo de comidas rápidas McDonald's cerraron puntos de venta en China continental. British Airways, Lufthansa y otros cancelaron vuelos a China. Si el virus sigue propagándose, se podrían ver más cancelaciones y cierres similares en otros lugares. Los economistas estiman que el daño al PBI de China será de alrededor de 0,5 a 1 punto porcentual en el primer trimestre, un golpe sustancial para una economía que ya se está desacelerando.

La propagación de la epidemia equivale a un experimento de desglobalización. Se están poniendo barreras no para detener el comercio y los flujos migratorios, sino para obstaculizar la propagación de la infección. Sin embargo, los efectos económicos son similares: cadenas de abastecimiento enmarañadas, menor confianza de las empresas y menos comercio internacional.

Las autoridades que diseñan las políticas pueden ofrecer estímulo para sostener el crecimiento, pero es poco lo que pueden hacer contra el impacto sobre la capacidad de las economías para producir bienes y servicios. Esto deja a la economía global en gran medida a merced de la naturaleza. En qué medida empeorarán las consecuencias que tendrá la epidemia en el crecimiento global dependerá de la rapidez con que se pueda contener el virus.

 

Traducción: Mariana Oriolo

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