FT: Aunque Trump pierda las elecciones presidenciales, el trumpismo seguirá vivo

Estados Unidos está demasiado dividido como para que se mantenga en el tiempo un repudio generalizado a su presidente, que seguirá contando con el apoyo de hasta el 45% de los votantes

Gran parte de Estados Unidos se está preparando para celebrar el fin del mandato de Donald Trump. Su derrota no sólo le pondría fin a una administración que consideran la peor en la historia moderna de Norteamérica. También dispersaría a los deplorables que usan gorras con la leyenda MAGA (siglas de Make America Great Again) y simpatizan con las milicias, que forman la base de los seguidores del presidente estadounidense.

Después de cuatro años de un infierno inmerecido, sería un momento de redención en el que no sólo Trump, sino también el trumpismo, quedaría descartado como una aberración.

Sería una reacción natural, pero equivocada. Si Trump pierde el mes que viene, seguirá contando con el apoyo de hasta el 45% de los votantes, que se espera que sean entre 60 y 70 millones. También es muy poco probable que se genere el repudio generalizado que Walter Mondale sufrió contra Ronald Reagan en 1984. El país está demasiado dividido para que eso suceda.

El Partido Republicano es de Trump, incluso aunque abandone la escena. Hace cinco años, muchos votantes evangélicos todavía sentían disgusto por su personalidad libertina pero rápidamente se dieron cuenta de que era el tipo de boxeador que querían. Con Trump, la derecha cristiana en EE.UU. abrazó a su Vladimir Lenin interno -que el fin justifica los medios.

Un estudio de Axios muestra que los republicanos electos se volvieron más trumpianos en los últimos cuatro años.

Hay que tener en cuenta las condiciones que dieron origen al trumpismo. Los ingredientes aún están presentes. El hiperpartidismo, la desesperación de los obreros, la amenaza de China y la inseguridad de la clase media son iguales o peores que hace cuatro años. La mayoría de quienes buscan seguir a Trump y su agenda —como Mike Pompeo, su secretario de Estado— son versiones de líneas más duras que él, pero sin los caprichos. Las soluciones a los problemas estadounidenses son múltiples y complejas. Una vacuna no eliminará repentinamente la pandemia. La derrota de Trump tampoco acabará mágicamente con el trumpismo.

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