FT: A 75 años de Bretton Woods, la cooperación global se ve amenazada

El sistema de gobierno económico establecido en 1944 está debilitado por la llegada del proteccionismo y el nacionalismo. Una colección de 50 ensayos explora los desafíos para el futuro

"Reconocemos que la manera más sensata y efectiva de proteger nuestros intereses nacionales es a través de la cooperación internacional, es decir a través del esfuerzo conjunto apuntado al cumplimiento de metas comunes". Discurso de clausura de la Conferencia de Bretton Woods pronunciada por el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Morgenthau (h), el 22 de julio de 1944.

"Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, robando nuestras empresas y destruyendo nuestros empleos. La protección conducirá a una gran prosperidad y fortaleza", Donald Trump, discurso inaugural de su presidencia, 20 de enero de 2017.

La Conferencia de Bretton Woods en New Hampshire que ha sustentado parte del orden económico global de hoy se produjo hace tres cuartos de siglo, entre el 1 y el 22 de julio de 1944. La segunda guerra mundial todavía no había terminado, pero las ya potencias occidentales –Estados Unidos sobre todo- pensaban en cómo organizar las cosas de manera diferente para mejorar el mundo que se estaba por venir.

El mundo cambió enormemente desde entonces. Hoy, el espíritu de la conferencia recibe ataques, pero sigue siendo tan relevante como lo era en 1944. Este aniversario es más que un momento arbitrario, es una oportunidad para reflexionar sobre qué salió bien, qué salió mal y qué debe suceder para que el espíritu de Bretton Woods inunde el mundo en las próximas décadas o que fracase, como sucedió con la Liga de Naciones entre las dos guerras mundiales.

Una impresionante colección de 50 ensayos –organizada por el Comité Bretton Woods, con sede en Washington- explora los formidables desafíos para el futuro. Tal como dijo Gail Kelly, ex CEO de Westpac, "En 2019, Bretton Woods llega a su 75º aniversario… pero realmente no hay mucho para celebrar. El creciente y estridente nacionalismo, junto con el ardiente proteccionismo, están dificultando mucho el desafío".

Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de EE.UU., encapsula el espíritu de Bretton Woods: "La creencia en un interés común puesto en la cooperación internacional, la importancia de ciertas reglas básicas de buen comportamiento con respecto a los tipos de cambio, y la necesidad de desarrollo entre la multitud de naciones emergentes".

Con el Acuerdo General de Aranceles y Comercio, que entró en vigor como acuerdo provisorio en 1948, esta idea de "ciertas normas básicas de buen comportamiento" abarcaba también el comercio.

En política económica, Bretton Woods implica un compromiso con la cooperación, las obligaciones contractuales entre naciones y las instituciones internacionales efectivas –el FMI y el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio.

Hoy, hay mucha más cooperación económica institucionalizada que va más allá de esas tres instituciones. Los bancos de desarrollo regionales, creados sobre el modelo del Banco Mundial y, más recientemente, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo, patrocinado por China, también juegan un rol importante.

Dos grupos informales de países también fueron influyentes: el G7, que incluye a las siete economías de mayores ingresos; y desde 2008 el G20, compuesto por las principales economías emergentes y la UE.

Si se analiza la era que le siguió a Bretton Woods en términos de desarrollo económico, tenemos que concluir que fue un triunfo. En su capítulo, Nicholas Stern de la London School of Economics y Amar Bhattacharya de Brookings Institution sostienen que "en general el ingreso mundial per cápita creció cuatro veces desde 1950 mientras que la población más o menos se triplicó". Entre 1950 y 2017, el volumen del comercio mundial se multiplicó por 39.

La porción de la población mundial que vive con menos de dos dólares diarios (a los niveles de la paridad del poder adquisitivo de 2011) cayó de cerca de 75% en 1950 a 10% en 2015. La desigualdad global también se redujo significativamente durante las últimas décadas, mayormente debido al rápido crecimiento de las grandes economías emergentes asiáticas, en especial China e India. Además, la economía mundial también se mantuvo mucho más estable que en la primera mitad del siglo XX.

Esos avances se produjeron pese a que todo no fluyó perfectamente. El régimen de tipos de cambios fijos pero ajustables se derrumbó en 1971, cuando la administración Nixon abandonó patrón oro. La inflación se aceleró en los setenta y recién en los ochenta se logró contener a un alto costo. La liberalización financiera provocó olas de shocks en el sector bancario y en el mercado de deuda que culminaron en las crisis globales y de la eurozona de 2007-13

En general, el ideal de Bretton Woods de cooperación estructurada funcionó extraordinariamente bien. Pero surgieron nuevos desafíos. Quizás el más importante sea la sustitución del dominio de Occidente y, por sobre todo, de EE.UU. con el surgimiento de la superpotencia de China. Algunas medidas señalan que China ya es la economía más grande del mundo.

También es significativo el avance del nacionalismo y proteccionismo y la consiguiente amenaza de fragmentación no sólo mundial sin también dentro de Occidente. La idea de Trump de "EE.UU. primero" y su enardecida creencia en el proteccionismo constituyen un repudio al estimulante espíritu y a la estructura institucional del orden que creó EE.UU. después de la segunda guerra mundial.

El surgimiento de este espíritu tan diferente es, a su vez, consecuencia de los cambios económicos que han debilitado la confianza en la idea de una economía mundial abierta y en la gente y en las instituciones que la manejan. En los países de altos ingresos, los mayores factores causales han sido la desindustrialización, la mayor desigualdad, la desaceleración del crecimiento de la productividad y el shock que provocaron las inesperadas crisis financieras. Hoy, a diferencia de 40 años atrás, son los ciudadanos de los países de altos ingresos, y no el mundo emergente, los que más desconfían de la integración económica global.

La desglobalización ya ha comenzado. Catherine Mann, ex economista jefe de la OCDE, mencionó las caídas en el crecimiento del comercio y la desarticulación de las cadenas de valor globales desde la crisis financiera. Eso, asegura, podría ser una razón por la que esté disminuyendo el crecimiento de la productividad.

La Conferencia de Bretton Woods le dio forma a la era pos segunda guerra mundial no tanto por los acuerdos específicos alcanzados sino por el compromiso hacia la cooperación institucionalizada que encarnaba. Este compromiso siguió siendo esencial, a lo largo de las vicisitudes de los posteriores 75 años, y continúa siendo tan importante como siempre.

Las instituciones deben desarrollarse y abordar los nuevos desafíos. Sin embargo, si el mundo no puede sostener y desarrollar el compromiso subyacente hacia la cooperación, el progreso global quizás no se sostenga y podríamos no enfrentar los retos que surjan.

Ensayos de los próximos desafíos

¿Cómo se sostiene el orden económico global cooperativo? Esta pregunta se puede abordar de manera más estricta, en términos de propósito y arquitectura institucional, y de manera más general, en términos de relaciones internacionales.

El foco de los ensayos cuya colección fue organizada por el Comité Bretton Woods está puesto en el enfoque más estricto. Incluye la gestión de los sistemas monetario y financiero, el futuro de la política de desarrollo y las perspectivas para la OMC y el comercio mundial, cuestiones que formaban parte de los debates en Bretton Woods. Menciona las nuevas áreas de cooperación, como corrupción, cambio climático, estados frágiles, migración y tecnología.

Una típica mención es que el sistema monetario global depende del dólar estadounidense. Eso no estaba resuelto en Bretton Woods cuando John Maynard Keynes propuso una moneda global. En ese volumen, Jean-Claude Trichet, el ex presidente del Banco Central Europeo, asegura que sigue siendo imposible tener una moneda supranacional. La administración del sistema monetario global mientras gana importancia la moneda de China, va a ser otro desafío.

Otro asunto conocido es la estabilidad financiera. En cuanto a eso, Mark Carney, el presidente del Banco de Inglaterra, y ex director de la Junta de Estabilidad Financiera, es totalmente optimista: "El programa radical de reformas del G20 hizo que el sistema financiero global sea más seguro, más simple y más justo". Si es lo suficientemente seguro se sabrá sólo con el tiempo.

En cuanto al desarrollo, Sri Mulyani Indrawati, ex ministra de finanzas de Indonesia y ex directora gerente del Banco Mundial, enfatiza que para cumplir las "metas de desarrollo sostenible" se necesita una gran inversión. El financiamiento directo por parte de los bancos de desarrollo multilaterales, incluyendo los nuevos chinos, será totalmente inadecuado. La financiación tendrá que provenir del sector privado.

David Miliband, director del Comité Internacional de Rescate y ex secretario de asuntos externos de Gran Bretaña, recalca que "más del 40% de los pobres extremos ahora vive en estados frágiles o afectados por conflictos". Ése también es el origen de gran parte de la presión migratoria global. Por lo tanto, para eliminar la pobreza extrema y terminar con la inundación de refugiados hay que abordar esos conflictos.

El cambio climático empeora esos problemas. Sin embargo, algunos países de altos ingresos egoístas, especialmente EE.UU., aparentemente decidieron no abordar ese desafío. Habría que analizar cuáles serán las sanciones por tal comportamiento.

Otro reto importante es la corrupción, mencionadas por Frank Vogl, cofundador de Transparency International, y William Rhodes, ex vicepresidente de Citigroup.

Traducción: Mariana Oriolo

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