¿Es hora de reconsiderar las ventajas del perdón a las deudas?

Se trata de buscar nuevas respuestas ya que es poco probable que la mayoría de los países "crezcan" para salir de su endeudamiento

Cuando mencionas la palabra "deuda", muchas personas reaccionan negativamente, en particular durante esta época del año. La temporada navideña no se trata sólo de la familia y de las festividades; también representa una bonanza de los gastos del consumidor. Y cuando llegue el Año Nuevo, la mayoría de nosotros se lamentará de la cuenta de la tarjeta de crédito.

Si deseas obtener otra perspectiva sobre los malestares ocasionados por las deudas, debes leer el nuevo libro del economista estadounidense Michael Hudson, " and Forgive Them Their Debts" (y perdónales sus deudas). A principios de su carrera, Hudson trabajó en diversas capacidades: como analista de Wall Street, como consultor de expertos y como asesor del gobierno, lidiando con las crisis de deuda de las décadas de 1970 y 1980 en Latinoamérica. En 1984, él comenzó a trabajar en el Museo de Arqueología y Etnología Peabody de Harvard, donde lanzó una apasionada cruzada para reexaminar la historia de los préstamos.

El período que particularmente entusiasma a Hudson es la Edad del Bronce (alrededor de 2500 a. C.) en la antigua región de Sumeria, Mesopotamia y Babilonia. Esta era no es muy conocida por la mayoría de las personas, ya que las únicas cosas que han sobrevivido son las ruinas y las tabletas con escritura cuneiforme. Sin embargo, todavía perduran ciertos ecos: la Estatua de la Libertad, por ejemplo, refleja la práctica babilónica de los emperadores de sostener una antorcha cuando hacían una proclamación. La inscripción alrededor de la Campana de la Libertad en Filadelfia "Proclama la Libertad a través de toda la nación y a todos sus habitantes" también se remonta a Babilonia. Hudson explica por qué la frase tiene un particular significado: "libertad", él ha comentado, no se refiere simplemente a la idea abstracta de libertad sino a otra idea: al perdón de la deuda.

Existe evidencia de que las sociedades mesopotámicas utilizaban préstamos con intereses: las tabletas y los registros iniciales de este período (incluyendo la Piedra de Rosetta) son, básicamente, listas de deudas. Los antiguos registros también muestran que los escribas mesopotámicos sabían que la deuda tendía a crecer mucho más rápidamente que la economía en general, generando desigualdad y tensiones sociales. Según el Sr. Hudson, los babilonios se dieron cuenta de que las manadas y la producción crecían desigualmente, mientras que las deudas aumentaban incesantemente.

Desde el año 2500 a. C., los registros muestran que los emperadores periódicamente declaraban un jubileo de las deudas para restablecer el "equilibrio económico mediante la cancelación de las deudas agrarias personales, la liberación de los siervos y la reversión de las confiscaciones de tierras". Eso básicamente "eliminaba todas las deudas". Esta práctica no se extendía a las deudas entre negocios; solamente afectaba a las deudas agrarias debidas a los templos (es decir, al Estado). Pero estos jubileos creaban una válvula de escape: cada vez que la deuda explotaba hasta el punto en que la desigualdad estaba creando apabullantes tensiones y afectando la productividad, el emperador tomaba medidas.

Nuestra economía política moderna está conformada por ideas asimiladas de las leyes romanas y griegas, y los romanos adoptaron un enfoque diferente al de los babilonios, optando por defender los derechos de los acreedores y de la propiedad casi a cualquier costo. "La Antigüedad clásica reemplazó la idea cíclica del tiempo y la renovación social con la del tiempo lineal", observa Hudson. "La polarización económica se volvió irreversible, no meramente temporal".

En nuestro mundo moderno, las deudas todavía a veces se eliminan a través de bancarrotas, de incumplimientos o de planes de reestructuración de deuda soberana, pero estos eventos representan aberraciones, no la norma. Las finanzas modernas se basan en la idea de que las deudas deben pagarse. De hecho, la idea del perdón de la deuda es tan tabú que cuando los grupos políticos de izquierda estadounidenses pidieron que las deudas hipotecarias se cancelaran después de la crisis de la vivienda de 2008, la propuesta fue rápidamente rechazada.

De manera similar, ha habido poco ímpetu político para reducir la aplastante cantidad de deuda estudiantil estadounidense existente de más de u$s 1 billón; por el contrario, bajo la administración Trump, los actuales programas de alivio de la deuda para estudiantes han sido debilitados. Y sólo se necesita observar lo que ha sucedido en Grecia para darse cuenta de la oposición en Europa en contra de la idea de cancelar la deuda nacional, incluso cuando está claro que esta deuda nunca se repagará completamente. La mentalidad babilónica actualmente parece profundamente extraña.

Existe un área, sin embargo, donde el mundo moderno comparte un hilo con el pasado. Las deudas de hoy día, como en 2500 a. C., tienen el desagradable hábito de expandirse más rápidamente que el ritmo del crecimiento económico, particularmente cuando el dinero no está anclado por nada que sea tangible y limitado en tamaño (como el oro). De hecho, si nos fijamos en la historia económica del siglo pasado, nos damos cuenta de que es una historia de una deuda global en constante expansión: tanto, que como proporción del Producto Bruto Interno (PBI), la deuda ahora ha alcanzado un nivel récord del 217%, frente al 117% en 2008.

Entonces, tal vez la pregunta que debamos hacernos cuando llegue el Año Nuevo no sea solamente qué haremos con nuestras propias cuentas de tarjeta de crédito (o con los préstamos estudiantiles), sino ¿qué sucederá con la acumulación de la deuda global en general? ¿Está la deuda en aumento destinada a ser una característica permanente de nuestra economía del siglo XXI? ¿O esa deuda al final provocará hiperinflación, cesación de pagos selectiva o una explosión social en algunos países? En otras palabras, ¿existe alguna forma para que las naciones creen "válvulas de escape" de este siglo para hacerle frente al hecho de que es poco probable que la mayoría de los países "crezcan" para salir de la deuda? La respuesta no está clara. Pero la próxima vez que mires la factura de tu tarjeta de crédito, considera la historia babilónica; por lo menos, le da un nuevo giro a nuestra visión de "libertad".

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