Es grande el riesgo de permitir que Facebook domine el sistema monetario

Aunque no propone con la Libra una moneda sino sólo una red de pagos y transferencias, la compañía quiere bancarizar a los no bancarizados, una actividad altamente regulada

Era sólo cuestión de tiempo. Facebook en algún momento iba a desembarcar en la industria de pagos y transferencias de dinero. La semana pasada el gigante tecnológico publicó una serie de papers sobre su nuevo emprendimiento, una supuesta criptomoneda respaldada por blockchain y llamada Libra.

En realidad, lo que Facebook propone es mucho más sencillo que eso. Simplemente ofrece una nueva tecnología que facilita los pagos. Al mismo tiempo, indirectamente se refiere a un futuro destino que es mucho más ambicioso, ya que menciona el crédito, el acceso al capital y los contratos inteligentes.

La Libra tal como está diseñada no es una moneda ni una criptomoneda. Es una unidad contable, definida como una canasta de monedas reales (por ahora no especificadas). La nueva tecnología que prometen Facebook y sus socios meramente permitirá a los individuos hacer pagos denominados en unidades de esa canasta. La funcionalidad de pago y transferencia no es diferente a lo que hacen hoy los bancos, las compañías de tarjetas de crédito, o PayPal; y la tecnología no tendrá el anonimato ni la descentralización de las criptomonedas, como el bitcoin.

Eso no significa que la Libra no tenga sentido. Desde el punto de vista de los negocios, a la compañía obviamente le gustaría entrar en la industria de los pagos aunque no hay razón para que a la sociedad en general le importe la suerte comercial de Facebook. Por el contrario, los antecedentes de la compañía hacen que recaiga sobre ella el peso de la prueba y tenga que demostrar que no abusará de la posición do-minante que claramente po-dría lograr en ese negocio.

La industria de pagos y transferencias hoy no funciona suficientemente bien. En los países pobres, los sistemas de pagos hasta hace poco eran altamente ineficientes. Los que cruzan fronteras siguen siendo muy costosos y lentos para los usuarios minoristas, incluso en el mundo rico. Y todavía no hay ningún sistema de billetera digital satisfactorio de amplio uso que haga micropagos online de manera segura y fácil.

Esas son cosas que los actuales sistemas de pagos nacionales y globales, dominados por los bancos y las compañías de tarjetas de crédito, no han podido o querido resolver. Sin embargo, hay dudas sobre la capacidad de Facebook de ayudar en eso.

Facebook tiene una ventaja gigante sobre los otros proveedores de pagos. Con más de 2000 millones de usuarios, habrá muchos, muchos potenciales clientes que ya acceden a Facebook pero que actualmente no tienen acceso transferencias de dinero o pagos convencionales.

En muchos países con monedas débiles, la omnipresencia de Facebook podría incluso tentar a las personas a “dolarizarse en Libras, por lo que dejaría de usar la moneda nacional para fines contables y de facturación. Eso complicaría enormemente la política monetaria y la estabilidad.

Y el tamaño no es el único problema. Aunque lo que propone Facebook no es una moneda sino sólo una red de pagos y transferencias, la compañía muestra una profunda ingenuidad sobre sus propios planes. Quiere bancarizar a los no bancarizados, pero no reconoce que eso implica la toma de depósitos, una actividad altamente regulada que es difícil desarrollar fuera de las fronteras nacionales, incluso dentro de la Unión Europea.

“Mover dinero por todo el mundo debería ser tan fácil y barato como enviar un mensaje de texto , señala desde Facebook, sin importar dónde vivas. ¿No sabe que los gobiernos tienen motivos legítimos y la autoridad de limitar o controlar el flujo de dinero que entra y sale de sus economías?

Lo que más preocupa es que algo que comienza como una mera unidad contable pueda rápidamente convertirse en una moneda real. El dinero normal se crea cuando un banco autorizado emite un préstamo, en cuyo caso la base monetaria ya no está respaldada por reservas, a menos que los reguladores obliguen al banco a hacerlo. Facebook dice que quiere que se emita crédito en Libras, pero no da señales de querer ser regulado como un banco. Incluso si lo fuera, ¿cómo se evita que otras entidades emitan préstamos en Libras si esa moneda digital se convierte en la unidad de cuenta dominante?

Por lo tanto, implícito en los planes de Facebook no está sólo capturar la industria bancaria, sino la privatización de la política monetaria, una perspectiva aberrante en principio.

La mejor manera de bloquear esa posibilidad es que los reguladores y los bancos centrales aborden inmediatamente los problemas reales que detecta Facebook. Sería bastante sencillo hacerlo mediante monedas electrónicas de bancos centrales. Los gobiernos se durmieron, en parte por respeto a la industria bancaria; pero ya no tienen excusa. Entre el servicio público y el servicio de Facebook, no debería ser difícil la elección.

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