En la era de internet, la televisión aún es clave en las elecciones brasileñas

Los medios tradicionales favorecen a los partidos más afianzados en un país con una gran brecha digital

En su granja ubicada en el estado de Pernambuco al noreste de Brasil, Florencia dos Santos se refugia del calor sofocante viendo la televisión.

Cuando se le preguntó a qué candidato apoyará en las elecciones presidenciales más inciertas de la historia reciente, respondió que sólo conoce a Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente ahora en prisión por cargos de corrupción.

"No he oído hablar de ninguno de los otros todavía", afirmó. Ella está planeando votar por Lula o, en el probable caso de que no pueda postularse debido a su condena, por el candidato respaldado por Lula.

¿Cómo va a averiguar quién es esa persona? En la televisión y la radio. Aunque el campo de batalla electoral se haya trasladado de los medios tradicionales a las redes sociales, particularmente en entornos más urbanos, el tiempo de transmisión en televisión y radio, y no Twitter o Facebook, seguirá siendo decisivo en la votación de octubre, aseguran muchos analistas.

El problema es que, a diferencia de las redes sociales, la televisión es un medio muy poco equitativo.

Un estudio del Pew Research Center muestra que sólo 53% de los adultos brasileños usan las redes sociales, un porcentaje aún más bajo que Venezuela, un país asolado por la crisis. Mientras que casi 98% de los hogares brasileños tienen un televisor, sólo 61% de la población puede acceder el Internet, dice el Centro de Estudios sobre Tecnologías de la Información y la Comunicación.

"La televisión seguirá siendo más influyente que la Internet en estas elecciones", dijo Mauro Paulino, director de la encuestadora Datafolha. Los candidatos más conocidos el nacionalista de extrema derecha Jair Bolsonaro y la ambientalista Marina Silva tienen un fuerte seguimiento en las redes sociales, pero pertenecen a pequeños partidos y, por ahora, carecen de alianzas partidistas.

Esto es crucial ya que la publicidad electoral paga en televisión y radio está prohibida por ley en Brasil. El tiempo de transmisión se asigna de acuerdo con el número de legisladores dentro de la coalición del partido del candidato. El partido PSL de Bolsonaro tiene ocho legisladores, mientras que el partido REDE de Silva tiene sólo dos de un total de 513.

Al carecer de una coalición fuerte, los anuncios de un candidato probablemente se transmitirían por unos segundos durante la hora del almuerzo y los programas en horario de máxima audiencia. Mientras tanto, las grandes alianzas tendrían períodos de tiempo mucho mayores de los 25 minutos totales asignados por día. Esto dejaría a muchos candidatos dependiendo de las redes sociales, que tienen un alcance limitado en áreas menos desarrolladas.

El centrista Geraldo Alckmin del partido PSDB, que tiene 49 diputados en el Congreso, está a la zaga en las encuestas actuales. Sin embargo, los analistas esperan que reciba un impulso una vez que comience la campaña televisiva en agosto, particularmente si tiene éxito en las negociaciones para unirse a otros grandes partidos centristas, como el MDB, que tiene 51 diputados.

Según Paulino, una coalición entre el PSDB y el MDB podría allanar el camino para que Alckmin entre en el ballottage electoral debido a que tendrá a su disposición una generosa porción de tiempo de aire. Esto también impulsaría al centroizquierdista Ciro Gomes si recibe la aprobación de Lula y si hace campaña en una coalición con su partido PT, que tiene 61 diputados, y otros partidos izquierdistas.

Las redes sociales han crecido enormemente en Brasil, lo que convirtió al país en el cuarto mercado más grande de Facebook después de India, EE.UU. e Indonesia. Eso desempeñaría un papel importante en la votación. Pero las redes sociales tienden a reforzar los puntos de vista existentes en lugar de cambiarlos.

"Los medios sociales pueden influir en la gente que ya está conectada a Internet de calidad, que son una minoría de la población y que ya tienen opinión formada", aseguró Marcos Dantas, profesor de comunicaciones en la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Además, en una contienda altamente polarizada marcada por la ira generalizada contra la clase política a raíz de una serie de escándalos de corrupción, Brasil es terreno fértil para la desinformación. Un estudio realizado por el Instituto de Reuters para el Estudio del Periodismo muestra que los brasileños son los más "preocupados" del mundo sobre lo que es real y falso online.

Según Ali Kamel, director general de periodismo de O Globo, el mayor grupo de medios del país, las redes sociales son "un entorno propicio para la difusión de desinformación, por lo que refuerzan el papel de los vehículos del periodismo profesional como una fuente a la cual el público puede acudir en busca de confirmación de lo que es un hecho o no".

Brasil tiene tantas pantallas de televisión como habitantes. A pesar de que O Globo fue criticado tanto por la derecha como la izquierda, el Jornal Nacional, el noticiero del prime time de la cadena, acaba de alcanzar su mejor rating en seis años, con una audiencia de casi la mitad de los hogares que poseen televisión, agregó Kamel.

Las redes sociales, por otro lado, aún no tienen el poder de elegir un presidente, dijo Marcos Facó, profesor y jefe de comunicaciones y marketing de la Fundación Getulio Vargas en Río de Janeiro. "La televisión en Brasil sigue siendo un vehículo de masas. Las redes sociales aún no han alcanzado ese nivel".

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