LA SOLIDARIDAD CONTINENTAL, UNA EXPERIENCIA FALLIDA

El sueño de una Europa próspera y unida está muriendo en Grecia

Los peligros de esta crisis se agravan por la ubicación estratégica de Grecia en el escenario global. Al sur están el caos y derramamiento de sangre de Libia; al norte, la inestabilidad de los Balcanes; y al este una Rusia enojada e insurgente.

Los bancos cerrados en Grecia representan un profundo fracaso para la UE. La actual crisis no es reflejo sólo de las fallas del estado moderno griego, sino también del fracaso del sueño europeo de unidad, paz y prosperidad.
Durante los últimos 30 años, Europa abrazó su propia versión del "fin de la historia". Pasó a llamarse Unión Europea. La idea era que las naciones europeas podrían dejar atrás las tragedias de la guerra, del fascismo y de la ocupación. Uniéndose a la UE, podrían juntas abrazar un mejor futuro basado en la democracia, el estado de derecho y el repudio al nacionalismo.
Cuando los coroneles griegos fueron derrocados en 1974, Grecia se convirtió en el pionero de un nuevo modelo para Europa, donde la recuperación de la democracia a nivel nacional estaba garantizada por la solicitud simultánea a unirse a la Comunidad Económica Europea (como era en aquel entonces).
El modelo establecido primero en Grecia consolidación democrática, garantizada por la integración europea avanzó en todo el continente durante las siguientes tres décadas. España y Portugal, que también se deshicieron de regímenes autoritarios en los setenta, se unieron a la CEE en 1986.
Para la UE misma, la ampliación al estilo Grecia se convirtió en la herramienta más poderosa para propagar la estabilidad y la democracia en todo el continente.El peligro es que, así como Grecia fue pionera en atar su transición democrática al proyecto europeo, ahora podría convertirse en el emblema de un proceso nuevo y peligroso: la desintegración de la UE.
La actual crisis podría con facilidad llevar al país a abandonar el euro y eventualmente la misma unión. Eso socavaría la propuesta fundamental de la UE: ser miembro del club europeo es la mejor garantía de un futuro de prosperidad y estabilidad.
Aunque una Grecia enojada y empobrecida finalmente se quede bajo la carpa, la relación entre la UE y la prosperidad se habrá quebrado. Porque está surgiendo la horrible verdad de que no es sólo que la UE no logró cumplir con sus promesas de prosperidad y unidad. Al encerrar a Grecia y otros países de la UE en una experiencia económica fallida el euro está destruyendo la riqueza, la estabilidad y la solidaridad europea.
Los peligros de ese proceso son todavía más pronunciados porque la ubicación de Grecia es altamente estratégica. Al sur están el caos y derramamiento de sangre de Libia; al norte, la inestabilidad de los Balcanes; y al este una Rusia enojada e insurgente.
Sabiendo todo esto, la administración de Barack Obama cree cada vez menos en la aparente voluntad de la UE de permitir la quiebra de Grecia. Pareciera que los europeos se olvidaron todas las lecciones estratégicas aprendidas durante la Guerra Fría sobre la importancia del país.
Sin embargo, eso es injusto para los europeos. Su respuesta a las críticas provenientes de Washington es que la UE funciona sólo porque es una comunidad de leyes y obligaciones mutuas. Si se permitiera que un país como Grecia se burle de esas leyes y obligaciones por ejemplo no pagando sus deudas, el club comenzará a desintegrarse. Si por el contrario expulsa a Grecia, todavía existirá una chance de confinar el daño a un país.
La crisis también tiene profundas implicancias para la democracia. Alexis Tsipras, el primer ministro, ahora asegura que lejos de asegurar la democracia griega, la UE se convirtió en su enemigo, pisoteando la voluntad del pueblo.
De hecho, éste es un choque de mandatos democráticos; coloca el deseo de los votantes griegos de terminar con la austeridad contra la voluntad de los votantes (y contribuyentes) de otros países de la UE, que quieren cobrar sus préstamos y se niegan a permitir que una Grecia no reformada siga beneficiándose del dinero de la UE.
Quizás esas dos voluntades democráticas puedan reconciliarse en el referéndum del próximo domingo. Si el pueblo griego vota aceptar las exigencias de sus acreedores de la UE, Grecia podría aún permanecer dentro del euro y de la UE. Pero será una decisión tomada por una nación asustada y malhumorada.
Grecia todavía es miembro de la UE. Pero su sueño europeo ha muerto.

Las más leídas de Financial Times

Destacadas de hoy

Noticias de tu interés