El revés electoral de Macri es un golpe a la agenda latinoamericana de Trump

El giro a la izquierda en Argentina afecta a Washington, que forjó una alianza regional de líderes con visiones parecidas para impulsar a Juan Guaidó en Venezuela y resistir al crecimiento de las inversiones chinas.

En un viaje a Buenos Aires el mes pasado, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo hizo ruborizar al presidente Mauricio Macri. "Valoramos el liderazgo de Argentina... Esperemos que otros sigan su ejemplo", dijo.

Menos de cuatro semanas después, los votantes argentinos decididamente rechazaron a Macri en las elecciones primarias, lo que según mayoría de los comentaristas es un golpe fatal a sus chances de reelección en octubre.

La magnitud de la derrota de Macri, el shock que provocó el resultado inesperado y el posterior caos en los mercados convierten casi en inevitable que a fin de año regrese al poder la izquierda populista argentina.

Con el abrupto giro a la izquierda en México el año pasado con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la situación en Argentina dejaría a Jair Bolsonaro como el único presidente conservador entre las tres mayores economías de Latinoamérica.

También crea un dolor de cabeza para la administración Trump, que había tratado de forjar una fuerte alianza regional de líderes con visiones parecidas para avanzar con su agenda latinoamericana de lucha contra el terrorismo, de presión a los gobiernos de extrema izquierda de Venezuela y Cuba y resistencia al crecimiento de la inversión china.

Daniel Kerner, director para América latina de la consultora de riesgo político Eurasia, señaló que Bolsonaro podría seguir el mismo camino de Macri "si sus reformas económicas no funcionan y llega al próximo ciclo electoral con gente sintiendo que su nivel de vida ha empeorado".

La economía de Brasil se tambalea al borde de la recesión y Bolsonaro se refirió sin pelos en la lengua a las elecciones en su vecina Argentina. Una victoria de la oposición izquierdista colocaría a Argentina "en el camino hacia convertirse en Venezuela" y Brasil no quiere "que nuestros hermanos argentinos huyan hacia acá", dijo.

El presidente brasileño no es el único líder latinoamericano que probablemente se sienta incómodo después de que los votantes castigaron a Macri por las dolorosas medidas de austeridad que derivaron en una profunda recesión y disminuyeron el estándar de vida.

El presidente de Ecuador Lenín Moreno avanza en un sendero similar; igual que Argentina cuenta con el apoyo del FMI y la administración Trump. En Colombia, el presidente Iván Duque, otro aliado de Trump, no logra aprobar sus reformas en el congreso y la economía se desacelera. En Chile, el presidente pro negocios Sebastián Piñera en junio despidió a seis ministros en medio de un crecimiento estancado y un derrumbe en los niveles de aprobación.

"Para Duque, Piñera, Bolsonaro y los otros, ésta es una clara advertencia", dijo Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, a think-tank en Washington. "Los gobiernos conservadores tienen que mostrar resultados y no cuentan con el apoyo de los votantes si no lo hacen".

Algunos de los sobrevivientes de la "Marea Rosa" de gobiernos izquierdistas latinoamericanos, que dominó la región hasta la victoria de Macri en 2015, sintieron que hay una oportunidad en la humillación a un gobierno pro mercado en Buenos Aires.

Desde una cárcel en Brasil, donde cumple una condena por corrupción, el ex presidente Luis Inácio da Silva tuiteó felicitaciones para los ganadores de la elección primaria en Argentina. "Tenemos que transmitir esperanzas al pueblo, llevarles días mejores, ayudar a aquellos que más lo necesitan", dijo.

Pero es en Venezuela donde la administración Trump enfrenta su mayor desafío. Washington se esforzó por armar una alianza regional que respalde al líder Juan Guaidó como el líder legítimo del país y exigir la renuncia del líder autoritario socialista Nicolás Maduro. El intento de Guaidó para asumir el poder se detuvo y la probable pérdida de otro aliado extranjero clave sólo hace que para Trump sea aún más difícil cumplir con su objetivo de forzar un cambio de régimen en Caracas.

Traducción. Mariana Oriolo

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