Los mercados miran hacia el futuro. El repunte de las valuaciones accionarias que se observa desde principios de octubre significa que muchos inversores ya incluyen en las cotizaciones el crecimiento del próximo año. Sin embargo, este mejor ánimo es prematuro: no hay ninguna tregua en la guerra comercial, China se está desacelerando, si siendo posible que haya un Brexit sin acuerdo, las fábricas se están estancando y, fuera de EE.UU., los bancos centrales agotaron gran parte de sus armas financieras. Los problemas que enfrenta la economía mundial no han cambiado. Podrían empeorar sustancialmente.
El estímulo monetario del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EE.UU., y los rumores de que Donald Trump disminuiría los aranceles a China, hacen pensar a los inversores de que el mundo evitará una fuerte recesión. Esta sensación de alivio ayudó al S&P 500 a alcanzar nuevos récords esta semana, mientras que el índice Dax 30 de Alemania trepó 7% desde principios de octubre.
Sin embargo, el supuesto acuerdo "interino" entre EE.UU. y China aún no se convirtió en algo sustancial. En cambio, la semana pasada Trump amenazó con aumentar los aranceles a Beijing si no se llega a un acuerdo pronto. La inversión china en activos fijos en lo que va de este año se mantuvo en su nivel más bajo en dos décadas, lo que crea el fantasma de una desaceleración más profunda de lo previsto en la economía más grande del mundo, según algunas mediciones.
Como los rendimientos de los activos más seguros en estos momentos se encuentran en su nivel más bajo, los inversores acuden a las acciones
Incluso con una tregua, las tensiones comerciales quizás ya hicieron daño. Según los ejecutivos estadounidenses, es probable que el gasto de capital se desacelere aún más en el último trimestre del año (la inversión en el tercer período ya fue la más baja en dos años).
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, tal vez haya asegurado un acuerdo de salida con la UE que es satisfactorio para su propio partido, pero no hay garantía de que una elección general pondrá fin a la saga. La política británica es volátil y Johnson ha dicho que (si gana) no extenderá el "período de transición" en julio, abriendo la posibilidad de otro grave retroceso económico y el riesgo de serias interrupciones comerciales.
Los indicadores ya no se están deteriorando, pero tampoco han mejorado. Las cifras publicadas recientemente muestran que Japón creció a su menor ritmo anual en el tercer trimestre y, mientras que Alemania y el Reino Unido sí evitaron la recesión, ambos apenas se expandieron. Las cifras de crecimiento en Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Rumania estuvieron por debajo de las expectativas porque la desaceleración de la actividad industrial rebalsó desde Alemania hacia su cadena de suministro.
El repunte de las valuaciones accionarias significa que muchos inversores esperan crecimiento en 2020. Pero, ese optimismo es prematuro
El debate sobre el gasto público dio un giro, pero hay pocas señales de que el estímulo fiscal sea suficiente para reemplazar al monetario. El ministro de Finanzas de Corea del Sur advirtió que las medidas récord de estímulo fiscal que está aplicando el país no muestran los "efectos indirectos" que el gobierno había anticipado para el resto de la economía. Alemania analiza abandonar sus estrictas restricciones al endeudamiento, pero aún no se compromete a hacerlo.
Esto deja a los bancos centrales como el único pilar que apoya el crecimiento. Las entidades de Europa y EE.UU. iniciaron programas de estímulo: un recorte de tasas de la Reserva Federal ayudó a tranquilizar a los inversores, mientras que en su penúltima reunión del Banco Central Europeo, Mario Draghi reinició las compras de activos. Eso deja a Europa poco espacio de maniobra. Las preocupaciones durante el verano boreal por las elevadas tasas de endeudamiento corporativo desaparecieron a raíz de este dinero fácil, y no porque los riesgos hayan desaparecido.
El repunte de las valuaciones es vulnerable. Como los rendimientos de los activos más seguros se encuentran en su nivel más bajo, los inversores acuden a las acciones. Se espera que el lento crecimiento de las ganancias corporativas en EE.UU. rebote en 2020. Si esa recuperación prevista no se materializa, los mercados bursátiles podrían volver a la realidad de un golpe.
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