Brasil busca reducir el tamaño del Estado

El gobierno interino de Temer avanza en su plan de control del déficit fiscal

Cómo se reduce el tamaño de un gobierno? Es una cuestión política espinosa en cualquier parte del mundo, pero especialmente en Brasil, que tradicionalmente se inclinó por tener un Estado abultado.
Ahora, sin embargo, el nuevo gobierno del presidente interino Michel Temer está tratando de abordar este problema, mientras enfrenta a una crisis fiscal que amenaza con dar marcha atrás con los logros económicos de las últimas décadas. La respuesta de Temer es audaz y poco ortodoxa: una enmienda constitucional para congelar los gastos públicos en términos reales en los niveles de 2016. Si se implementa, la medida podría ayudar a curar uno de los mayores males de Brasil: un generoso presupuesto con gastos fijados por mandato constitucional que condujeron a constantes aumentos en el gasto público. Esto empeoró por el excesivo gasto de los gobiernos anteriores del izquierdista Partido de los Trabajadores o PT.
"Estoy muy entusiasmado", dijo Raúl Velloso, economista y especialista en el presupuesto de Brasil. "Si somos capaces de hacer esto, vamos a liberarnos de la posibilidad de futuros experimentos populistas".
Después de haber llegado al poder cuando el Congreso votó en mayo para iniciar el proceso de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, Temer y quienes lo apoyan en el Congreso se juegan su gobierno en la resolución de la profunda crisis económica que aflige a Brasil.
El declive económico se intensificó con la caída de los precios de las materias primas, pero su ferocidad se debe a que los inversores dejaron de ver a Rousseff capaz de revertir el deterioro de las finanzas públicas de Brasil después de más de cinco años en el poder.
Con la caída del PBI de 5,4% en los tres primeros meses de este año, en sólo dos años el PBI real per cápita de Brasil ha disminuido en casi un 10%. Ese declive es superior a la contracción económica del 7,6% registrada durante la llamada 'década perdida' del país en la década de 1980, un período en el que la inflación estaba fuera de control.
Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs, espera que la economía empiece a tocar fondo en la segunda mitad del año, al estabilizarse los ánimos en medio de la esperanza de que "la nueva administración será capaz de impulsar la confianza local, mostrando un progreso tangible en la agenda de consolidación fiscal".
Consciente de la necesidad de cumplir con las esperanzas de los inversores, el primer éxito de Temer como presidente interino era pasar un nuevo proyecto de ley este mes que fijara un objetivo más "realista" para el presupuesto.
El proyecto de ley prevé un déficit fiscal primario -el equilibrio antes del pago de intereses, considerado un indicador clave de la salud fiscal en Brasil- cercano a 171.000 millones de reales para el gobierno central, o 2,75% del PBI. Esa cifra supera los 97.000 de reales fijados por Rousseff.
Si se agregan los pagos de tasas de interés, el déficit total del gobierno central asciende a cerca de 10%. Esto está elevando la deuda, lo que genera una enorme presión sobre el presupuesto con la tasa de referencia SELIC en 14,25%.
Para ayudar a solucionar este problema, el gobierno está proponiendo una ley que restringe futuros aumentos en el gasto presupuestario basados en la inflación del año pasado.
Para implementar la ley, el gobierno tendrá que proponer una enmienda constitucional desvinculando algunos flujos de ingresos de las áreas de salud y educación. En el largo plazo también deberá cambiar lo relación entre el salario mínimo y los salarios del sector público y las pensiones, un tema difícil con los sindicatos.
La ley ayudaría a detener el constante aumento del tamaño del estado brasileño. El gasto del gobierno central por sí solo subió de 14% del PBI en 1997 a 18,6% en 2015. El gobierno total, incluyendo los estados y municipios, gasta alrededor de 40% del PBI, el equivalente a una economía avanzada sin los servicios.
En un informe, Moody's Investors Service describe las propuestas como escasa de detalles y 'difícil' de poner en práctica y señala que no ve un camino claro hacia la aplicación de las reformas estructurales.
David Beker, economista de Bank of America Merrill Lynch, señaló que la medida era "agresiva". Un problema es que no da lugar a una política anticíclica para futuras crisis económicas.
"Normalmente se discute cada año, dependiendo de la situación, lo que se espera para el año siguiente en términos de gastos', afirmó Beker.
No obstante, Velloso dijo que una vez que la economía comience a crecer de nuevo, los ingresos fiscales aumentarán a un ritmo más rápido que la inflación, lo cual permitiría que el gobierno acumule cada vez mayores excedentes fiscales primarios y pagar la deuda.
Sostuvo que la crisis ha creado una oportunidad ideal para aprobar medidas difíciles. Dado que la mayoría del Congreso apoyó la destitución, los miembros deben apoyar las medidas de Temer para reactivar la economía o corren el riesgo de que se los culpe colectivamente por la situación de Brasil.
"Temer puede ir al Congreso y decir: 'Escuchen, si cometemos un error acá, todos vamos a ser responsables del desastre". No podemos permitir que eso ocurra', afirmó Velloso.

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