Born to Run: Los límites y las memorias de "El Jefe"

La autobiografía de Bruce Springsteen es tan generosa como sus maratónicos conciertos en vivo

Los límites son un tema recurrente en la autobiografía de Bruce Springsteen, Born to Run. El primero proviene de los mimos que recibía de su abuela durante su infancia, en cuya casa de Nueva Jersey vivían él y sus padres, "un lugar donde sentí un máximo de seguridad, permiso para todo y un horrible e inolvidable amor sin límites".
El tema asoma repetidas veces en las más de 500 páginas siguientes, desde la descripción de una peligrosa travesía por una montaña cubierta de nieve en 1970 -que enloqueció a Springsteen porque había "muy pocos límites"- hasta con respecto a la longevidad de sus veteranos acompañantes de la E Street Band, lo que él atribuye al hecho de que todos "conocían sus límites". Bruce fija las reglas, una "dictadura benévola". "Yo era un tipo de trato fácil", escribe Springsteen, "pero tenía límites severos dictados tanto por mis instintos creativos como por mis fortalezas y debilidades psicológicas".
Un fundamental desafío que enfrenta cualquier autor de un relato autobiográfico es cuánto revelar de sí mismo. Desafortunadamente, Springsteen admite una "profunda atracción por el silencio, los secretos y el secretismo". Sin embargo, Born to Run -obra que demoró siete años y lleva el nombre de su más famoso álbum de 1975- resulta ser tan generoso y abierto como sus maratónicos conciertos en vivo.
Decorado con elipses, letras mayúsculas y signos de exclamación, el libro tiene una energía bohemia. Inicia con su niñez en la embrutecedora Nueva Jersey, en la pequeña ciudad de Freehold en la década de 1950, educado a la sombra de la iglesia católica local en una casa de ascendencia irlandesa-italiana de clase obrera. Las mujeres, dominadas por su abuela, se presentan como opresivamente cariñosas. Los hombres son pasivos y hoscos. "Éramos bastante pobres, aunque nunca pensé en ello", escribe Springsteen.
La liberación llegó con Elvis y luego con Los Beatles. Falazmente promocionado como un nuevo Bob Dylan cuando firmó con Columbia Records en 1972, había sido aprendiz en los bares y clubes de Nueva Jersey que lo convirtieron en un showman del rock y de la música soul, un rol que mantiene con poderosa presencia a los 67 años. "El corazón del rock siempre será un mundo primordial de acción", es su credo.
La mayoría de las autobiografías musicales son mejores cuando se centran en el relato de los primeros días de la lucha del artista. Hasta cierto punto, se puede decir lo mismo de Born to Run. Las primeras 200 páginas ofrecen un vívido relato de la infancia de Springsteen y sus intentos por avanzar en la floreciente escena musical de Nueva Jersey. Hay conciertos en lugares con nombres como Le Teendezvous y hospitales psiquiátricos donde los pacientes cantan covers del éxito de The Animals "Tenemos que salir de este lugar". Su éxito inicial surge en los bohemios finales de 1960 antes de E Street con los roqueros de Steel Mill.
El ritmo del libro se estabiliza con el éxito del E Street Band. La obra nos guía a través de la grabación de álbumes clásicos como Darkness on the Edge of Town de 1978; los intentos de escapar de los contratos legales firmados imprudentemente en la juventud; y el estrellato que llega en 1984 con Born in the USA, que vendió 30 millones de discos. Springsteen se convertía en la idolatrada voz de los estadounidenses comunes al mismo tiempo que muchos de los norteamericanos de clase trabajadora abandonaban la política liberal de Reagan que apoyaba el cantante. Born to Run no explora la contradicción.
Pero el libro nunca deja de ser entretenido. El relato es animado por la relación de Springsteen con su silencioso, meticuloso, borracho, impredecible y violento padre Doug, el fracasado padre de familia estadounidense de origen irlandés que hacía los trabajos manuales que su hijo músico logró evadir.
Springsteen tiene el carácter reservado de su padre Doug, así como otras características oscuras que el cantante percibe dentro de sí mismo, "el abismo donde la rabia, el miedo, la desconfianza, la inseguridad y la misoginia patentada en la familia le hacían la guerra a mis mejores ángeles". Se refiere a la "enfermedad" de su padre, que más adelante en el libro se diagnostica como esquizofrenia paranoide.
Durante sus episodios de depresión, sobre los cuales escribe con sinceridad, Springsteen siente que desaparece la brecha entre el artista y su padre enfermo mental ("Tengo días en que se bambolean mis límites"). "Los resultados de mi trabajo con el Dr. Myers y mi deuda con él están en el corazón de este libro", escribe, refiriéndose a un psicoanalista de Nueva York con quien empezó a atenderse después de una crisis en la década de 1980.
La historia termina felizmente con su matrimonio con Patti Scialfa -una corista de su banda- y la paternidad. No obstante, persisten ciertas complejidades emocionales no resueltas, la maraña desconcertante de los límites que definen la vida de una persona, algunos que deben ser obedecidos, otros rechazados. El héroe más importante del rock ha escrito un libro de memorias valiente y fascinante.

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