Bolsonaro suspende la reforma administrativa por protestas

Los disturbios regionales frente a medidas económicas de gobiernos como Ecuador, Chile y Colombia llevó a Brasil a posponer al 2020 este proyecto, que busca generar u$s 85 mil millones en 10 años.

Brasil está posponiendo una revisión polémica de su sector público en medio del incremento de disturbios sociales en América latina, lo cual ha generado preocupaciones sobre la capacidad del presidente Jair Bolsonaro para impulsar los cambios a través de un Congreso fracturado.

Tras una victoria histórica en la que se aprobó la reforma de las pensiones el mes pasado, la administración de Bolsonaro anunció un plan para reducir el sector público inflado del país. Pero a medida que las protestas callejeras continúan estallando desde Chile hasta Bolivia y Colombia, el líder brasileño retiró la propuesta, que según los analistas podría provocar el descontento popular.

"Siempre tenemos que estar preparados para que no nos sorprendan los acontecimientos", dijo Bolsonaro el sábado, mientras minimizaba la posibilidad de protestas en Brasil.

Refiriéndose a Chile, agregó: "No son manifestaciones. Son actos de terrorismo".

Se espera que la reforma, que busca generar u$s 85 mil millones en los próximos 10 años al congelar los salarios, recortar el número de empleos en el sector público y reducir el número de municipios en el país, se suspenda hasta el próximo año, según dos legisladores. También se espera el retraso de una reforma fiscal clave.

"El gobierno retrocedió cuando quedó claro que recortar los beneficios para los servidores públicos podría producir protestas en Brasil similares a las de los países vecinos", dijo la consultora de riesgos Teneo en una nota.

Las acciones del gobierno se produjeron sólo dos semanas después de que Paulo Guedes, el ministro de Finanzas, insistió en una entrevista con el Financial Times que las violentas protestas contra el libre mercado que se apoderaron de Chile durante semanas no disuadirían la agenda de reformas más ambiciosa de Brasil en dos décadas. La propuesta administrativa forma una parte central de un plan económico más amplio para estimular el crecimiento a través de una combinación de desregulación, privatización y rectitud fiscal.

Los analistas dijeron que la demora también refleja el cambiante panorama político en Brasil con la reciente liberación de prisión del ex presidente y sindicalista de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.

Una sorpresiva decisión de la Corte Suprema de liberar a los presos con apelaciones pendientes provocó protestas contra la corte por parte de grupos de derecha, y condujo a la liberación de la prisión de Lula da Silva, quien inmediatamente lanzó una campaña contra la agenda de reformas del gobierno.

Bolsonaro ha abandonado al derechista Partido Social Liberal y ha creado un nuevo grupo político conocido como la Alianza para Brasil. El nuevo partido del presidente —que tendrá como principales principios "el respeto a Dios y a la religión"— espera atraer a legisladores de derecha a través de todo el inmanejable Congreso de Brasil. Pero el partido se enfrenta a una batalla para registrarse antes de las elecciones locales importantes del próximo año, y a la resistencia de una oposición izquierdista envalentonada.

Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores, dijo que el nuevo partido de Bolsonaro logrará que los brasileños "mueran de hambre por el desempleo y los bajos ingresos".

Israel Matos Batista, un legislador del Partido Verde, dijo que Brasil estaba "experimentando un momento de tensión en la política latinoamericana, una tensión que puede contaminar las instituciones brasileñas si el gobierno hace una propuesta insensible con respecto a la reforma administrativa".

Los intentos de reforma anteriores han sido polémicos. En 2012, cientos de miles de funcionarios se declararon en huelga por las congelaciones salariales, paralizando el país y la administración de la ex presidenta Dilma Rousseff.

"Ciertamente existe preocupación acerca de cómo reaccionarán los funcionarios públicos. Ésta es una parte bien organizada de la fuerza laboral que es responsable de un número desproporcionado de las huelgas en Brasil", dijo Thomaz Favaro de la consultora Control Risks en San Pablo. "El movimiento de protesta en América latina ha sido relativamente exitoso. Los grupos con una fuerte capacidad de movilización se sienten empoderados y eso incluye a grupos dentro de Brasil".

También existe la preocupación de que la propuesta pueda ser derribada en el Congreso, donde los funcionarios públicos mantienen una poderosa voz de cabildeo. Casi la mitad de los legisladores del Congreso son parte de un grupo parlamentario que representa los intereses de los trabajadores del sector público.

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