2018: el año en que los bancos europeos no dejaron de recibir golpes

La caída promedio de las acciones del sector, que fue del 25%, le costó a los accionistas unos u$s 380.000 millones y dejó a todas las entidades grandes cotizando por debajo de su valor contable

Cuando el CEO de Deutsche Bank, Christian Sewing, en octubre mantuvo una videollamada con la alta gerencia para discutir otra serie de decepcionantes resultados, perdió la calma y arremetió contra las "estúpidas" excusas que escucha como explicación por el mal desempeño del banco.

No es difícil saber por qué Sewing y sus pares de otros bancos europeos están tan presionados estos días. Las entidades financieras de la región tuvieron su peor año desde la crisis europea a raíz de que una constelación de problemas entre los cuales se encuentran la rentabilidad anémica, los modelos de negocios antiguos, las tasas negativas y la por ahora interminable saga del Brexit llevó a los inversores a huir del sector en masa.

Las acciones de los bancos europeos cayeron en promedio 25% no lo hacían de manera tan pronunciada desde 2011 cuando perdieron una tercera parte de su valor, lo que borró todas las alzas que habían registrado en los últimos seis años y aniquiló u$s 380.000 millones del valor de las tenencias de los accionistas, según los analistas de Autonomous Research. Combinados van camino a que su retorno sobre el capital de 2018 sea inferior a la mitad del 16% generado por sus rivales estadounidenses, según muestran datos de Citigroup.

"En este momento todos odian a las compañías del sector financiero europeo. Casi no hay discriminación en la venta masiva", dijo Richard Buxton, CEO de Merian Global Investors de Londres. "La gente está preocupada por la rentabilidad las alzas de tasas parece que seguirán y muchos están convencidos de que la próxima recesión está a la vuelta de la esquina".

Ninguno de los 16 mayores bancos británicos, franceses, alemanes, italianos y suizos cotiza por arriba de su valor contable. En promedio, están valuadas a cerca de 0,6 veces sus activos netos, comparado con los ratios de 1,1 de los mayores seis bancos estadounidenses y de 1 para las entidades que componen el índice MSCI Emerging Asia Banks.

En el últimos puesto está Deutsche, que cotiza a un cuarto de su valor libros después de caer 53% durante un tumultuoso 2018. El mayor banco de Alemania despidió a su CEO en la primavera boreal y el mes pasado fue objeto de un allanamiento policial de dos días vinculado a sospechas de lavado de dinero. Es complicado retener a su mejor personal cuando las gratificaciones en acciones diferidas perdieron la mitad de su valor.

"Cuando la mayoría de los bancos cotizan muy por debajo de su valor contable y muchos significativamente menos, hay claramente un mayor problema en Europa", dijo Philipp Hildebrand, vicepresidente del directorio de BlackRock y ex presidente del banco central suizo. "Estamos en uno de aquellos momentos realmente duros en donde los problemas con los modelos de negocio, las cuestiones cíclicas y los desafíos externos, como la tecnología, llegan juntos todos al mismo tiempo", agregó.

Los reguladores son muy concientes de los peligros que conllevan los retornos constantemente bajos. El Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo (BCE) señalaron que les preocupa la capacidad de las entidades de generar suficientes ganancias para sobrevivir a otra prolongada desaceleración económica.

Mario Quagliariello, alto funcionario europeo a cargo de la última ronda de pruebas de resistencia bancaria, dijo a FT en noviembre que la "rentabilidad sigue siendo un desafío clave".

A simple vista, las cosas deberían mejorar. Los analistas de Citigroup predicen que las ganancias de la banca europea aumentarán 42% este año tras el incremento de 86% en 2017. Los bancos son más seguros, han más que duplicado sus reservas de capital desde la crisis financiera y la mayoría ha dejado atrás sus mayores multas por mala conducta.

Sin embargo, cualquier mejora en el desempeño quedó eclipsada por las preocupaciones geopolíticas y macroeconómicas, combinadas con la inquietud subyacente en cuanto a que los bancos no han modificado sus modelos de negocio lo suficiente para reflejar los estándares de capital más severos y las restricciones para el apalancamiento.

"Los golpes no dejaron de llegar a los bancos europeos", aseguró Stuart Graham, CEO de Autonomous Research. "2018 empezó con una venta masiva por el decepcionante de crecimiento, tomó ritmo con la elección de un nuevo gobierno italiano, empeoró con el pronóstico de baja de tasas del BCE a mediados de junio y se amplificó con los temores por los mercados emergentes, especialmente Turquía, y las guerras comerciales".

Italia encabeza la lista de preocupaciones, donde el punto muerto en el que se encontraban el gobierno populista euroescéptico y la UE por el tamaño de su déficit presupuestario llevó a que se especulara con su salida de la moneda única. También existen advertencias alarmantes sobre el posible contagio de un "círculo vicioso" provocado por los bancos debilitados del país que tienen demasiada de su deuda soberana.

"Es difícil encontrar ahora un comprador marginal de bancos europeos y no se puede ir en contra del mercado", dijo a FT Adam Gishen, asesor jefe del CEO de Credit Suisse Tidjane Thiam. "La macro es tan negativa que es muy difícil que un administrador de fondos haga una gran apuesta".

El año 2019 parece aún más desalentador. El pronóstico para la economía británica es muy incierto, con la perspectiva de un Brexit caótico y pocos economistas esperando que las tasas de interés europeas suban pronto para salir del territorio negativo. El presidente del BCE Mario Draghi dijo este mes que crecen los riesgos en la eurozona debido a una serie de preocupaciones desde la incertidumbre geopolítica hasta el proteccionismo comercial y la volatilidad del mercado.

La magnitud de la caída de las acciones de bancos también redujo las esperanzas de que se produzcan fusiones y adquisiciones dentro la UE, operaciones que según los reguladores son necesarias para reducir la competencia en un continente que aún tiene demasiados bancos. Por ejemplo, el CEO de Deutsche por el momento descartó fusionarse con Commerzbank operación con la que hace mucho tiempo se rumorea mientras las valuaciones se mantengan tan bajas.

Actualmente, la compañía holandesa de pagos online fundada hace 12 años Adyen tiene un valor de 13.400 millones de euros, más que los 8.200 millones de euros de Commerzbank y no lejos de los 15.700 millones de euros de Deutsche.

La falta de avance político para concretar una unión paneuropea de mercados de capitales que permitiría que el capital y la liquidez se muevan más libremente en todo el bloque y especialmente un programa de seguro de depósitos común para la eurozona también es una barrera para la consolidación del sector bancario.

"No invertimos en el sector bancario," dijo el director del área de acciones de uno de lo grupos de gestión de fondos más grande de Europa. "Todo el modelo de negocio de los bancos es discutible".

Gran parte de Europa desde el Reino Unido y Alemania hasta España e Italia está repleta de problemas como los reducidos márgenes de interés netos, la posibilidad de deflación del precio de los activos y la débil tecnología, agregó. Eso hace que los bancos sean inversiones poco atractivas, incluso ahora que las acciones están "de lo más baratas".

El jefe del área de acciones de otra administradora de activos europea aseguró que ahora la cartera de la compañía no tiene inversiones activas en bancos y mencionó como mayor desincentivo las bajas tasas de interés y la resultante reducida rentabilidad. "Hay mejor relación riesgobeneficio en otros lugares", señaló.

A los inversores no les convencen particularmente las entidades europeas que aún tratan de competir con Wall Street en banca de inversión.

Si bien Barclays lleva cuatro trimestres consecutivos registrando crecimiento de su participación de mercado en operaciones con bonos y acciones, su acción no dejó de caer. Un inversor activista está tratando de obligarlo a salir de gran parte del negocio con el argumento de que absorbe demasiado capital para un retorno demasiado pequeño.

"La migración a la banca de inversión al estilo norteamericano resultó ser una aventura muy mala en su mayor parte", dijo Hildebrand de BlackRock. "Estamos en un momento en Europa en el que se está volviendo a calibrar "algo que básicamente no funcionó".

Peter Richardson, analista de Berenberg en Londres, dijo: "Definitivamente hay más escepticismo con aquellas entidades que aún tienen grandes operaciones de banca de inversión. Los inversores creen que las franquicias estadounidenses seguirán quedándose con una mayor porción de una torta más chica".

Los bancos europeos ahora están a sólo 5% de su mínimo histórico en relación con otros sectores, muestra el análisis de Berenberg. Thiam de Credit Suisse cuyas acciones cayeron 35% este año afirmó a principios de este mes que los bancos europeos están tan baratos que hay una gran oportunidad de compra.

Sin embargo, mientras podría parecer una buena operación de valor porque están cerca de ocho veces sus ganancias estimadas, eso depende de que incrementen sus ingresos entre 2,5% y 3% por año.

"La historia ha demostrado que los inversores han siempre sobrestimado la capacidad de crecer de los bancos, dado que los ingresos superaron las expectativas sólo una vez en los últimos siete años," aseguró Eoin Mullany de Berenberg. "Creemos que seguirán decepcionando."

El estado de ánimo en los bancos es malo y es comprensible. Durante un video interno grabado durante el último allanamiento policial en Deutsche, Sewing recibió una pregunta directa de un empleado: "Todos se preguntan, ¿cuándo termina esto? Y el CEO contesta: "Comparto la frustración. . . Siempre hemos dicho que en los años entre 2015 y 2018 habría una gran limpieza de problemas, y ya estamos terminando con eso, pero todavía aparecen cosas".

 

Traducción: Mariana I. Oriolo

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