

Los planificadores militares de Estados Unidos están discutiendo la posibilidad de mantener algunos miles de efectivos en Irak después de la fecha límite para el retiro de tropas, fijada para el 31 de diciembre, pese a la promesa del presidente Obama de retirar este año todas las fuerzas estadounidenses.
Sin embargo, crece la frustración en el Pentágono porque Nouri al-Maliki, el primer ministro iraquí, no ha pedido ninguna extensión de la fecha establecida y todavía no han comenzado las conversaciones al respecto.
El gobierno de Maliki necesita tomar una decisión sobre este asunto. Cuanto más nos acerquemos al momento de la retirada, más difícil será. No se puede esperar a último momento, dijo un oficial estadounidense que agregó que Bagdad está dividida en esta cuestión: los militares iraquíes apoyan la idea de retener algunas tropas de EE.UU., pero hay políticos que se oponen.
Cuando visitó Irak la semana pasada, el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, le advirtió al gobierno que su falta de una adecuada Fuerza Aérea y capacidades de logística e inteligencia representan potenciales vulnerabilidades. Además, señaló que les quedan sólo semanas para decidir si quieren que algunos efectivos de EE.UU. permanezcan en el país.