

Los mercados mundiales han tenido un inicio nervioso en este 2016 y el aumento de las tensiones en el Medio Oriente está recibiendo una gran parte de la culpa, después de la decisión de Arabia Saudita de romper relaciones diplomáticas con Irán.
Los inversionistas no se equivocan al preocuparse por el riesgo geopolítico en esta región sumamente volátil. Pero se necesita poner las cosas en contexto. En primer lugar, aquellos a quienes les preocupa que el conflicto entre Arabia Saudita e Irán pueda extenderse al resto de la península pueden estar tranquilos, dice Medley Global Advisors (MGA): eso sucedió hace mucho tiempo. La monarquía sunita de Riad y el régimen clerical chiíta de Teherán ya están luchando conflictos "por poderes" en Siria, Irak, Yemen, Bahrein y el Líbano y lo han estado haciendo por años.
Irán necesita ingresos y ha manifestado claramente su intención de exportar tanto petróleo como sea posible lo más rápido posible. Los analistas esperan unos 500,000 barriles al día al principio, y que ese número supere el millón a fin de año.
Irónicamente, Arabia Saudita está menos preocupada por este aspecto de su rivalidad, ya que está decidida a soportar los bajos precios del petróleo durante el tiempo que sea necesario para reequilibrar fundamentalmente el mercado. Sin embargo, el levantamiento antes de lo esperado de las sanciones contra Irán contribuirá a un exceso continuo de oferta en la primera mitad de 2016. Eso mantendría la presión a la baja sobre los precios del petróleo.
No obstante, MGA cree que la fuerte demanda de gasolina, la disminución de la producción de sahle oil en EE.UU. y las señales de que los productores extra-OPEP están en declive en varias partes del mundo llevarán el mercado al equilibrio y posteriormente al déficit. Eso debería poner el Brent en un rango de u$s 50/u$s 70 para fin de año. Y tanto Arabia como Irán tendrán algo que celebrar.