

Los fondos especializados en deuda en problemas, tanto extranjeros como domésticos, esperan una oferta importante de préstamos atrasados o incobrables en China, donde hace por lo menos cinco años los bancos acumulan carteras de créditos en dificultades.
Ejecutivos de Clearwater Capital, un fondo con sede en Hong Kong, y de Shoreline Capital, con sede en Guangzhou, en China continental, dijeron que los bancos chinos deben deshacerse de los préstamos incobrables para prepararse para una nueva camada de deuda con problemas de recupero surgida del atracón de crédito impulsado por Beijing como respuesta a la crisis financiera global.
Ahora que hay un nuevo flujo de préstamos atrasados, los bancos deben eliminar los préstamos con problemas previos. Las operaciones que se le ofrecen a Shoreline tienen precios más bajos, en promedio, a los de los últimos años. Hemos vuelto a tener diálogos significativos, dijo Ben Fanger, uno de los fundadores de Shoreline.
La forma en que los bancos chinos lidian con sus préstamos con problemas ofrecerá claves sobre la salud de la economía en general. Al limpiar sus balances, las entidades tendrán margen para otorgar nuevos créditos, y los expertos financieros sugieren que cualquier señal que indique que China encara el tema de las deudas incobrables de una manera comercial es tranquilizadora en lo que respecta al crecimiento futuro y al clima inversor.
Los grandes bancos de China están presionados para vender los préstamos con atrasos porque enfrentan requisitos más duros en cuanto a la información que deben brindar tras su salida a bolsa en Hong Kong. Además, los reguladores bancarios chinos creen que las entidades no están informando adecuadamente sobre sus problemas de recupero y les han pedido que dupliquen su colchón de capital. Los inversores opinan que estas dos presiones implican que ahora los bancos tienen más incentivos para eliminar los préstamos incobrables de sus balances.
Ahora los bancos pueden guiarse menos por su propio criterio, explicó Mike Werner, analista de Sanford Bernstein, en Hong Kong.
Las estimaciones varían mucho. Mientras los reguladores chinos hablaron en marzo de menos de u$s 500.000 millones, la agencia Fitch calculó que los préstamos atrasados superarían los u$s 2 billones.
Aunque nadie puede calcular la oferta potencial, la forma en que China aceleró su máquina crediticia en 2009 sugiere que la cifra sería sustancial. Morgan Stanley estima que los bancos chinos prestaron más de u$s 4,1 billones en los dos años desde fines de 2008. El auge del crédito terminó este año, cuando Beijing elevó las tasas de interés para controlar la inflación y el recalentado mercado inmobiliario. Sin embargo, el mes pasado relajó levemente la política monetaria porque temía una desaceleración del crecimiento económico y el sector manufacturero sufrió un golpe inesperadamente fuerte por la caída en los pedidos desde el exterior.