Gran parte de Tailandia está bajo agua. En marzo, la costa de Japón fue golpeada por el tsunami más devastador en 1.000 años.

Esas son, por sobre todo, tragedias humanas. Al menos 366 personas perdieron la vida a raíz de la inundación en Tailandia. En Japón, son 20.000 los muertos o desaparecidos. Pero además de la fragilidad de la vida humana, los desastres revelan algo más prosaico: la vulnerabilidad y sorprendente complejidad de la cadena de abastecimiento mundial.

Esta semana, Mazda, Toyota y Toshiba se convirtieron en los últimos de una larga lista de compañías internacionales, mayormente japonesas, que prolongarán la suspensión de la actividad en las fábricas de Tailandia. La planta de montaje de Honda, donde se producen cerca de 250.000 autos por año, o 5% de su producción mundial, está cerrada desde el 4 de octubre. La interrupción afecta mucho más que el simple montaje. Las cadenas de abastecimiento de Asia son tan complejas que los productos terminan cruzando múltiples fronteras hasta que llegan al local de venta.

Los aparatos de Apple, como el iPad y el iPhone, se fabrican en el sur de China en una planta que pertenece a la empresa taiwanesa Hon Hai. Pero dentro de cada producto hay docenas de componentes producidos en Japón, Taiwán, Corea del Sur, Estados Unidos y Europa y que se trasladan por todo el mundo como desquiciadas aves migratorias.

En el mejor de los casos, esta complejidad sirve para elevar la calidad y bajar el costo de cada parte y, por lo tanto, el precio del producto final. Pero esa complicada cadena es propensa a sufrir tensiones, en particular cuando se emplean las prácticas justo a tiempo, un sistema de fabricación en el que Japón es pionero. Cuando los bancos buscaron ser más rentables reduciendo su capital a un mínimo absoluto, las compañías decidieron recortar su inventario a la mínima expresión.

Tiene que haber una crisis para que se salga a la luz el funcionamiento interno de la cadena de abastecimiento. Antes del tsunami de marzo, la mayoría de los japoneses no era cociente de que la región de Tohoku producía otras cosas además de arroz y pescado. Resultó que varios componentes importantes se fabricaban allí, incluyendo el 40% de los microcontroladores del mundo. Hoy en día, pocos autos funcionan sin al menos 50 de esos “pequeños cerebros”.

¿Las inundaciones en Tailandia también están provocando interrupciones. Honda Motor detuvo la producción en Malasia debido a la falta de autopartes provenientes de Tailandia. La industria de las computadoras ya está preparada para tener escasez de discos rígidos.

Y otro dato surgió a raíz de estas inundaciones: actualmente no se puede producir casi nada sin componentes asiáticos. Greg Sutch de Intralink, consultora británica especializada en tecnología, comentó que a los fabricantes de Estados Unidos y Europa les sería muy difícil igualar a los productores asiáticos de componentes altamente sofisticados. Mencionó los capacitadores y conectores, sin los cuales dejaría de funcionar gran parte del mundo moderno.