¡El pueblo quiere el fin del régimen!. Hace un año, se escuchaba por primera vez este pedido en la Plaza Tahrir, el epicentro de la revolución de Egipto. En el primer aniversario del levantamiento, los jóvenes activistas que crearon el movimiento que derrocó a su presidente Hosni Mubarak vuelven hoy a las calles en busca de una nueva revuelta.

Frustrados por lo que ellos consideran una revolución inconclusa, quieren que los militares a cargo del gobierno interino cedan el poder al parlamento de inmediato y no, como anunciaron los generales, en julio después de la elección de un presidente.

Para hoy, están programadas marchas por todo el Cairo que terminarán en la Plaza Tahrir y los manifestantes llevarán imágenes de los mártires de la revolución, incluyendo docenas de personas muertas en manos del ejército y de la policía desde la caída de Mubarak. También se organizaron protestas en otras ciudades.

Una revolución significa un cambio radical, comentó Hoda Samaha, un químico de 24 años y miembro de April 6, uno de los grupos que encabezaron la revuelta contra el ex presidente. El poder tiene que estar en manos de civiles. Los militares dijeron que se irán en julio, pero no les creo. Nuestro error fue haber dejado la Plaza Tahrir cuando derrocamos a Mubarak, agregó.

Los generales están planeando sus celebraciones en conmemoración del levantamiento. Declararon feriado nacional el 25 de enero y desde helicópteros tirarán tarjetas alusivas en la Plaza Tahrir.

Pero los jóvenes activistas de Egipto aseguran que pese al homenaje público, los militares trataron de estrangular la revolución porque se negaron reformar en serio la policía y el poder judicial, y que recurrieron a una letal violencia contra los manifestantes.

También cuentan que la junta militar no castigó a los policías que mataron cientos de personas durante la revuelta del año pasado, y que reprimió a sus críticos.

En una evidente iniciativa para mitigar el enojo en las protestas de hoy, Mohamed Hussein Tantawi, ministro de defensa y jefe de estado de facto, anunció ayer que dejaba sin efecto la odiada ley de emergencia utilizada para reprimir a los opositores durante el régimen de Mubarak. La ley, aseguró, se empleará sólo en casos de matonería, pero los activistas y defensores de los derechos humanos recalcaron que a menudo se recurre a ese vago término para condenar a los manifestantes.

Los activistas ven el aniversario de la revolución como una oportunidad para recuperar la iniciativa política después de haber sido marginados por la junta militar.