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Israel: ¿está todo perdido para Benjamin Netanyahu?

La coalición de ocho partidos formada por exaliados del exprimer ministro es tan frágil que algunos creen que el líder destituido podría volver.

Parecía casi predestinado que Benjamín Netanyahu caería, no por una avalancha en las urnas, sino por un ejército de amigos convertidos en enemigos y por el fuego de las críticas de la derecha, que avivó durante décadas.

El destronamiento de Netanyahu -el líder más longevo de Israel- ha sido lento y complicado. Cuatro elecciones estancadas en dos años de agitación política y, finalmente, una coalición de ocho partidos, la mitad de ellos dirigidos por hombres a los que Netanyahu preparó y luego traicionó de un modo u otro.

"Es realmente extraño", dice Roni Rimon, director de campaña de Netanyahu en su victoria electoral de 2009. "La gente con la que Netanyahu solía trabajar, lo odia tanto... lo odia. Sé que es una palabra fuerte, pero eso es lo que está pasando aquí".

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El domingo, el reinado de 12 años de Netanyahu como primer ministro llegó a su fin cuando Naftali Bennett, un ultranacionalista cuyo partido Yamina controla sólo seis escaños en los 120 de la Knesset, fue votado al frente de una coalición de ocho partidos. Fue un acontecimiento que marcó una época en la historia de Israel y de Medio Oriente. Además de un primer mandato de tres años en 1996, Netanyahu dirigió Israel 15 de los últimos 25 años, imponiéndose en la región mientras su poderoso ejército se adentraba cada vez más en territorio enemigo y su temido Mossad apuntaba a Irán, una y otra vez.

Ha rechazado los intentos de Occidente de ceder tierras a los palestinos y ha rediseñado Israel a su manera, con una actitud combativa y de derecha. Una generación de jóvenes israelíes ha pasado de sus primeras elecciones como adolescentes a las séptimas, como treintañeros, con el hombre al que llaman por su apodo de la infancia, Bibi, en la boleta electoral.

Durante su mandato, los israelíes han sido más ricos y han estado más seguros que nunca; han sofocado la pandemia de coronavirus gracias a sus esfuerzos por vacunar a más personas, más rápido que cualquier otra nación; pueden volar a Dubai durante el fin de semana y comprar extensas segundas residencias en lo profundo de la Cisjordania ocupada; comprar en París y Londres con el shekel más fuerte que nunca en la historia.

Sin embargo, ahora debe sentarse en la bancada de la oposición. Y mientras su antiguo protegido, Bennett, dirige los asuntos del Estado, Netanyahu tendrá que ir al Tribunal de Distrito de Jerusalén para defenderse de los cargos de corrupción. Entre sus amigos, Netanyahu ha comparado su situación con la de Winston Churchill, el líder que más admira y que en 1945 fue apartado en las urnas.

"El paralelismo en mi mente es el siguiente: hizo muchas cosas grandes por el país, y aun así, la gente dijo: 'Basta, ya hemos tenido suficiente', que es lo que dijeron en estas elecciones", dice George Birnbaum, un consultor y estratega de campaña estadounidense que ayudó a lanzar el primer gobierno de Netanyahu, en 1996. "Ahora, al igual que Churchill, ¿puede entrar en sus años de desierto, pasar un tiempo fuera y luego volver?".

A nadie se le escapa la ironía de que el hombre fuerte de la política israelí haya sido derribado por una incómoda alianza entre hombres a los que una vez describió como amigos.

Amigo convertido en enemigo: Naftali Bennett. Trabajó como jefe de gabinete de Netanyahu hasta 2008. Incluso hasta llamó a su hijo Yoni en honor al hermano mayor de Netanyahu, un soldado que murió durante un rescate de israelíes secuestrados en Entebbe. Su ruptura fue gradual, pero personas cercanas a Bennett dicen que se independizó al darse cuenta de que era poco probable que Netanyahu lo ungiera a él, o a cualquier otro, como sucesor elegido.

Bennett, un millonario de la tecnología, comenzó su carrera en la política como jefe de gabinete de Netanyahu, y luego como ancla de sus gobiernos de derecha al frente de pequeños partidos ultranacionalistas. Gideon Sa'ar, una vez estrella emergente en el partido Likud de Netanyahu, fue mantenido a raya por el líder durante más de una década antes de fundar su propio partido, Nueva Esperanza. Avigdor Lieberman, que representa el voto secular de los inmigrantes rusos, rompió con Netanyahu en 2019 por el abrazo del Likud a los partidos religiosos ultraortodoxos, mientras que Benny Gantz alguna vez fue el jefe del ejército de Netanyahu, antes de entrar en política para destronarlo.

Juntos, los cuatro hombres han dividido el voto de la derecha de Israel, lejos de su estrella de la derecha -cerca del 70% de los israelíes votaron por un partido de derecha en las elecciones de marzo. Pero con Sa'ar y Lieberman, que juntos controlan 13 escaños, negándose a trabajar con Netanyahu, el cinco veces primer ministro vio bloqueado su camino hacia una coalición de gobierno en repetidas ocasiones.

Los israelíes tienen otro apodo para Netanyahu, de 71 años, el "chico del regreso". La coalición de Bennett es débil y sólo está unida por su deseo de desbancar a Netanyahu. Las fisuras son evidentes: cualquier disputa sobre los derechos de los homosexuales, los derechos de los palestinos e incluso los derechos de los judíos no ortodoxos podría separarlos. Y Netanyahu, dicen las personas que han hablado con él recientemente, espera con impaciencia su colapso.

"¿Quién sabe?", se pregunta Birnbaum, que recientemente dirigió la campaña electoral de Bennett. "Tal vez tenga un regreso".

Hasta ahora, Netanyahu no ha dado señales de que vaya a retirarse tranquilamente, como hizo por primera vez en 1999, cuando perdió el cargo de primer ministro de forma aplastante frente a Ehud Barak, el entonces líder laborista. "Vamos, Sarah", se le oyó decir a su mujer con tristeza, mientras la cogía de la mano y salía del escenario tras su discurso de concesión.

"Esto no es 1999, porque no es una elección que Bibi haya perdido", dice un miembro del Likud en la Knesset, el parlamento israelí, que se reunió con Netanyahu hace dos semanas. "El país está enfadado porque Bennett robó votos a la derecha y se los dio a la izquierda: no esperes que Bibi acepte este fraude".

Pero el regreso del exilio político requiere algo que Netanyahu parece haber agotado: la lealtad de los aliados. Un miembro del comité central del Likud -el máximo órgano donde se toman las decisiones del partido- que está mirando la vida en la oposición, es tajante. "A Netanyahu no le quedan amigos. Cero. Ni uno", dice, pidiendo el anonimato para hablar del funcionamiento interno de la maquinaria política más poderosa de Israel.

"Cuando eres primer ministro, todo el mundo quiere ser visto contigo. Ahora, has perdido todo el poder, miras a tu alrededor y ves lo solo que estás", agrega.

Amigo convertido en enemigo: Avigdor Lieberman. Lieberman, nacido en Moldavia y otrora portero de un club nocturno, que fue ministro de Asuntos Exteriores y alto asesor de Netanyahu, representa el voto de los inmigrantes rusos en Israel, que es casi totalmente secular. Rompió con Netanyahu en 2019 al negarse a unirse a una coalición, a menos que el nuevo gobierno obligara a los judíos ultraortodoxos a servir en el ejército, junto a otros judíos israelíes.

'Israel necesita a Bibi'

A medida que su control del poder comenzó a resbalar, también lo hizo el control de Netanyahu sobre el Likud, que hasta el mes pasado parecía absoluto. Ahora están surgiendo aspirantes.

Netanyahu transformó lo que había sido un grupo político moribundo cuando asumió el poder en la década de 1990, en una máquina política basada en datos y apoyada por aportes de sus miembros. Tomó las quejas de los judíos mizrahi e inmigrantes de Israel y las convirtió en votos para una élite dirigente asquenazí, hombres como Netanyahu y Ariel Sharon, procedentes de la judería europea que fundó el Estado. Con la ayuda de Arthur Finkelstein, el encuestador estadounidense, y de Birnbaum, llevó a Israel las campañas electorales al estilo estadounidense.

"Las personas que votan al Likud son las víctimas. La gente que vota contra el Likud es la élite", dice el miembro del comité central del Likud. "Ese es el mensaje que nos dio Netanyahu. Era cierto en 1996. Es cierto hoy".

El legado de Netanyahu podría durar más que él: una narrativa política ganadora de que sólo un gobierno de derechas puede mantener a Israel a salvo contra una constelación de amenazas, tanto existenciales como imaginarias. Bajo su mandato, no se ha permitido la creación de un Estado palestino, mientras que el número de judíos que viven en asentamientos en la Cisjordania ocupada y en Jerusalén Este casi se ha duplicado, hasta alcanzar los 650.000.

La izquierda, antaño liderada por los laboristas, se ha reducido a un puñado de escaños, pintados como traidores al sionismo por haber firmado los Acuerdos de Oslo en 1993. Para los Likudniks, los logros de Netanyahu son absolutos.

"Hay que recordar que la gente del Likud, incluso en el comité central, se ha sentido a veces como si fueran tratados como ciudadanos de segunda clase en Israel", dice Birnbaum. "Para ellos tener a un tipo como Netanyahu, que puede ir a la ONU, y hablar ese idioma, que puede levantar el teléfono y llamar a cualquier líder mundial - hay un sentimiento de orgullo en eso".

El Likud debe decidir ahora si busca un nuevo líder o se queda con Netanyahu mientras espera que la inestable coalición de Bennett implosione. En entrevistas, cuatro miembros de la maquinaria del partido dicen que las encuestas internas muestran que los votantes del Likud están de acuerdo con Netanyahu y creen que su juicio por corrupción es un intento de los medios de comunicación y la policía de desalojar a un líder al que no pudieron derrotar en las urnas.

Es una opinión compartida por algunos altos cargos del partido que ha dominado la política israelí durante la mayor parte de los últimos 25 años.

En un grupo de WhatsApp de unas dos docenas de poderosos miembros del partido -cuyas capturas de pantalla fueron compartidas con el Financial Times- una persona le rogó a Netanyahu que se retirara. "Netanyahu tiene que sacrificarse por el partido, por la derecha y por el pueblo", escribió la persona, antes de que otros le pidieran que abandonara el grupo. El mensaje fue reportado primero por el periódico liberal Maariv.

"El Likud fue patriótico en el poder, y será patriótico en la oposición", dice el miembro del partido que compartió los mensajes. "Israel necesita a Bibi. Necesita al Likud".

Esto es parte del "genio" de Netanyahu, dice Aviv Bushinsky, que trabajó como asesor de medios del entonces premier en los años 90, antes de distanciarse de él, como muchos de sus compañeros.

"No sólo es capaz de adaptarse a una nueva situación, como estar en la oposición, sino también de convencer a la gente de que lo que está haciendo en cada momento es exactamente lo correcto", dice. "Así que, de repente, aunque sea políticamente irrelevante, ha convencido a la gente de que sea lo que sea que haga, será lo correcto".

Amigo convertido en enemigo: Gideon Sa'ar. Sa'ar fue secretario del gabinete en el primer gobierno de Netanyahu, y luego ministro de Educación y del Interior en las administraciones siguientes. Fue relegado en 2019, cuando desafió -y perdió- unas primarias del partido contra Netanyahu, fundando su propio partido, Nueva Esperanza.

A juicio

Sin embargo, cualquier plan de regreso se ve obstaculizado por los procedimientos diarios en una sala de justicia en Jerusalén, donde los abogados de Netanyahu se oponen a los fiscales que intentan convencer a tres jueces de que el cinco veces primer ministro es corrupto y debe ir a la cárcel.

Los cargos abarcan los últimos años del mandato de Netanyahu y siguen una serie de investigaciones superpuestas sobre sus relaciones con ricos empresarios y magnates de los medios de comunicación.

Los fiscales han pintado un cuadro de un estilo de vida fastuoso, pagado por amigos que luego recibían favores: los investigadores documentaron que Netanyahu, y su esposa Sarah, recibían regalos, incluyendo cientos de miles de dólares en cigarros Partagas y champagne rosado Dom Pérignon.

A cambio, la pareja entregaba favores, según los fiscales, incluyendo a Netanyahu haciendo lobby para que Arnon Milchan, el productor de éxitos de Hollywood como Mujer Bonita, obtuviera una visa estadounidense por varios años. En otro caso, los fiscales alegan que Netanyahu buscó una cobertura informativa positiva de un barón de los medios de comunicación a cambio de reducir la circulación de un rival, y prometió beneficios regulatorios a un proveedor de telecomunicaciones a cambio de más prensa positiva.

En 1999, cuando Netanyahu -que es famoso por ya no llevar billetera- perdió el mandato, una investigación similar sobre regalos de amigos adinerados terminó sin que se presentaran cargos. Esta vez, culpa al fiscal general, también un antiguo aliado, de orquestar una caza de brujas para apartarlo del poder. Se declaró inocente de todos los cargos, pero el juicio podría tardar al menos otro año en llegar a una conclusión, y otros dos años en pasar por las apelaciones que probablemente acabarán en la Corte Suprema.

"El juicio es un problema, pero un problema pequeño", dice un segundo miembro del comité central del Likud. "El problema es cómo lo afronta Netanyahu. ¿Quiere resolverlo? ¿Cree que puede ganar? Todas nuestras decisiones dependen de su estrategia legal".

Aunque el juicio no ha hecho mella en la popularidad de Netanyahu entre sus seguidores, ha reducido sus opciones políticas. Por ejemplo, Sa'ar, el expeso pesado del Likud que fundó Nueva Esperanza tras perder unas primarias del partido frente a Netanyahu, justificó su rechazo a una coalición con el Likud por el juicio de Netanyahu.

Si es condenado, la cárcel es una seria posibilidad. Su predecesor como primer ministro, Ehud Olmert, pasó 16 meses en prisión tras ser condenado por corrupción en 2014. Olmert, que ahora se refiere a su tiempo enredado con el sistema de justicia penal como su "jubilación", trabaja en el sector privado, asesorando a inversores en la región.

Sin embargo, a diferencia de Olmert, Netanyahu no renunció cuando fue acusado. La ley israelí es imprecisa en cuanto a si un primer ministro tiene que abandonar su cargo cuando está en los tribunales, y Netanyahu ha aprovechado la ambigüedad para pintar el proceso penal como un golpe contra el gobierno de derecha de Israel.

Amigo convertido en enemigo: Benny Gantz. Fue jefe del Estado Mayor israelí bajo el mandato de Netanyahu, y luego entró en política en 2019 para desbancar al primer ministro. Como jefe de la Alianza Azul y Blanca, él y Netanyahu lucharon en tres elecciones consecutivas que terminaron en un empate, antes de que Gantz entrara en un gobierno de unidad con su rival. Netanyahu derribó el gobierno para impedir que Gantz asumiera su cargo de primer ministro por turnos, lo que provocó las últimas elecciones en marzo.

Sin el cargo de primer ministro para arremeter contra los fiscales, Netanyahu corre el riesgo de ser "un acusado penal más", dice una persona que ha hablado con él recientemente sobre el juicio . "Y es caro defenderse".

Se espera que el juicio de Netanyahu le cueste millones de dólares. Los medios de comunicación locales estiman que su patrimonio personal ronda los u$s 15 millones, sobre todo en bienes inmuebles, incluida una lujosa villa en Ceasarea -una acaudalada ciudad costera a 50 km de Tel Aviv- y un departamento en Jerusalén, pero, en la oposición, podría asumir lucrativos compromisos como orador e incluso puestos en consejos de administración, dice la persona.

Por el momento, no está claro qué tipo de papel desempeñará en la oposición: la piedra en el zapato de Shimon Peres y Yitzak Rabin que era antes de su primer gobierno, o esperará tranquilamente a que esta coalición se deshaga bajo el peso de su propia ideología poco armoniosa, preparando unas quintas elecciones.

"En el momento en que se eche atrás y deje que esta coalición se pelee entre sí, habrá problemas para esta coalición", dice Birnbaum, que ahora ha asesorado tanto a Netanyahu como al hombre que le sustituye.

"Su mejor apuesta para volver es dejar que se escriba el destino y la historia de esta coalición y, si llega la oportunidad, hacer una campaña basada en [su] grave fracaso", dice, y añade: "Entonces esa es su oportunidad".

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  • MOM

    Mario Orlando Méndez

    15/06/21

    Extraña nota que hace notar que Israel es un paraíso de la mano de BIBI y no menciona que cuando dicho estado sale a robar fuera del territorio propio de 10.700 kilómetros cuadrados bajos su soberanía los despojados y desplazados onde la justicia israeli no tiene competencia se resisten a ser robados lo cual genera violencia y dramas morales incalculables en su propia ciudadanía, que brutal es decir que pueden comprar en Cisjordania cuando lo hacen a costa de matar a los palestinos que allí viven.- Mario.-

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