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Putin moviliza más tropas mientras se queda sin opciones: por qué decidió escalar el conflicto

La exitosa contraofensiva ucraniana ha expulsado al ejército ruso de la región de Jarkov, y ahora amenaza los territorios que Rusia tomó en el Donbás.

Al dirigirse a la nación este miércoles por la mañana para anunciar una "movilización parcial" de 300.000 reservistas, el presidente Vladimir Putin enmarcó la guerra de Rusia en Ucrania en términos crudos y existenciales.

El país se defendía de un Occidente que quería "debilitar, dividir y destruir a Rusia", y estaba preparada para utilizar armas nucleares en respuesta.

Las amenazas apocalípticas pretenden coaccionar a Ucrania y a sus aliados occidentales para que acepten las victorias de Rusia en el conflicto. La precipitada organización de referéndums en las zonas ocupadas este fin de semana se supone que establece una línea que Ucrania y Occidente no deben cruzar.

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Al anexionarse de hecho grandes partes del sur y el este de Ucrania, Putin quiere disuadir a Kiev y a sus aliados occidentales de atacar lo que el Kremlin considera ahora "territorio ruso", sentando las bases para una movilización total o incluso un conflicto nuclear si persisten.

La escalada de Putin es una apuesta que subraya su reducido margen de maniobra en el campo de batalla en Ucrania y a nivel interno en Rusia.

"El mundo entero debería rezar por la victoria de Rusia, porque sólo hay dos maneras de que esto acabe: o gana Rusia, o se produce un apocalipsis nuclear", dijo en una entrevista Konstantin Malofeyev, un magnate ruso nacionalista.

"Si no ganamos, tendremos que usar armas nucleares, porque no podemos perder", añadió Malofeyev. "¿Alguien cree realmente que Rusia aceptará la derrota y no utilizará su arsenal nuclear?"

A la defensiva tras perder miles de kilómetros cuadrados de territorio ante Ucrania en las últimas semanas, el anuncio de este miércoles es un intento de cambiar la estrategia en un momento en que Moscú tiene aún menos opciones, dijo Rob Lee, miembro del Instituto de Investigación de Política Exterior.

La exitosa contraofensiva ucraniana de este mes no sólo ha expulsado al ejército ruso de la región de Jarkov, al noreste de Ucrania, sino que ahora también amenaza los territorios que Rusia tomó en el Donbás, el corazón industrial del este cuya "liberación" Putin ha definido como el principal objetivo de la guerra.

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"Si empiezan a perder el territorio que acaban de ganar allí, van a haber muchas preguntas y no hay forma de que se puedan sacar el tema de encima fácilmente. Sería claramente un fracaso militar y político si eso sucede", dijo Lee.

Al declarar estas zonas como territorio ruso, Putin probablemente espera poder detener el avance de Ucrania y disuadir a Occidente de enviar más armas, porque demostraría que "cualquier ofensiva aquí de las fuerzas ucranianas o de las armas de la OTAN se interpretará como un ataque al territorio ruso", dijo Lee.

En cambio, los líderes occidentales han condenado los referéndums, reiteraron su apoyo a los intentos de Ucrania por recuperar su territorio y reafirmaron su voluntad de proporcionar armas de alta tecnología a Kiev.

"El mundo entero debería rezar por la victoria de Rusia, porque sólo hay dos maneras de que esto acabe: o gana Rusia, o se produce un apocalipsis nuclear", dijo en una entrevista Konstantin Malofeyev, un magnate ruso nacionalista.

Es poco probable que la apuesta de Rusia rinda frutos, dijo Samuel Charap, politólogo de la Rand Corporation. "No creo que Putin comprenda del todo las consecuencias de esto", dijo. "¿Qué pasará cuando Ucrania 'ocupe' 'territorio ruso'?" Entonces el siguiente paso es declarar la guerra si Ucrania lo retoma".

Muchos analistas también son escépticos de que una movilización parcial tenga un impacto rápido en el campo de batalla, porque podría llevar varios meses entrenar a los reservistas y crear nuevas unidades con comandantes y apoyo logístico.

Siete meses después de que Putin enviara por primera vez tropas a Ucrania, las fuertes pérdidas sufridas por Rusia sitúan a sus fuerzas en desventaja en cuanto a tropas, especialmente en lo que se refiere a soldados bien entrenados. Moscú desplegó originalmente unos 180.000 soldados para su invasión de Ucrania, según estimaciones occidentales.

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El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo que sólo 5937 soldados rusos habían muerto en el conflicto, menos de una décima parte de las bajas que Moscú afirma que sufrió Ucrania. Estados Unidos dijo en agosto que Rusia había tenido "probablemente...70.000 u 80.000" muertos y heridos desde febrero.

La reserva rusa cuenta con una cifra teórica de 2 millones de exreclutas y soldados contratados, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, pero pocos están activamente entrenados o se consideran listos para luchar.

Un estudio de la Rand de 2019 estimó que Rusia sólo tenía entre 4000 y 5000 reservistas en el sentido occidental de recibir entrenamiento regular mensual y anual, aunque en 2021 lanzó una iniciativa para crear una fuerza de reserva permanente.

"Si esto pretende asustar a Ucrania y a Occidente para que cedan, no va a funcionar. Cuando fracase, Putin tendrá opciones aún peores", dijo Charap.

Pero incluso mientras Rusia intensifica su enfrentamiento con Occidente, el Kremlin intentó tranquilizar a los rusos diciendo que la vida seguiría en su mayoría con normalidad.

En una declaración pregrabada emitida inmediatamente después del discurso de Putin, Shoigu dijo que Rusia sólo llamaría a las reservas, en lugar de desplegar el ejército de reclutas, y subrayó que los estudiantes estarían exentos.

A lo largo de la invasión, Moscú ha evitado introducir la ley marcial o reclutar a los rusos en las fuerzas armadas y ha insistido en llamarla "operación militar especial", un término que evoca conflictos lejanos en lugar de despertar los recuerdos rusos de la brutal guerra.

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El intento de proyectar calma para el público nacional -presentando la guerra como una batalla necesaria pero lejana- ha tenido éxito hasta ahora.

"En los últimos seis meses se ha producido una adaptación a las nuevas condiciones, la gente se ha calmado", dijo Denis Volkov, director del Centro Levada, un encuestador independiente de Moscú. El gasto aumentó, y los sondeos mostraron que los rusos opinaban cada vez más que la situación evolucionaba en la dirección correcta.

Pero el anuncio de una movilización, aunque sea parcial, acerca la guerra a casa. "Creo que si el Kremlin hubiera podido evitarlo, lo habría hecho", dijo Volkov. "Pero el conflicto tiene su propia lógica, y les ha llevado a tomar una decisión impopular".

Algunos rusos desconfían: los vuelos a Ereván y Estambul, dos de los pocos destinos disponibles después de que los países occidentales cerraran su espacio aéreo a Rusia, se agotaron a los pocos minutos del anuncio de Putin.

Sin embargo, el efecto sobre el sentimiento público será gradual, dijo Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultoría política R.Politik.

"La movilización se ampliará gradualmente. La sociedad se irritará e indignará poco a poco; no esperen protestas masivas, sino olas de indignación", dijo. "Esta es la erosión del poder de Putin en su forma más pura".

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