FT: Ucrania, México y Egipto, nuevas mecas para inversores de emergentes

Se opacó gran parte del brillo de una de las grandes historias de inversores de las últimas dos décadas: los mercados emergentes. La globalización retrocedió, el crecimiento del comercio de bienes nunca se recuperó tras la crisis financiera y, hace poco, los políticos de los países desarrollados elevaron los aranceles para sostener el empleo local. El flujo de trabajo fabril desde los países ricos hacia los más pobres, y el movimiento de mercadería en dirección inversa, disminuyó. ¿Cuáles son los mercados emergentes que aún entusiasman?

Los dos más grandes, China e India, son menos atractivos que antes. El crecimiento en China hace un tiempo que se desacelera y la propagación de una nueva cepa de coronavirus afecta aún más la actividad económica, además del sector inmobiliario, que ya tenía problemas. La economía de India está de capa caída. La expectativa de que haya reformas pro negocios ahora parece remota con el primer ministro Narendra Modi.

De hecho, según el FMI, los esfuerzos de reforma disminuyeron en todo el mundo en desarrollo. La ola de liberalización financiera, privatización y apertura al comercio multilateral en los '90 ayudó a impulsar el rápido crecimiento de los mercados emergentes en la década de 2000, según el Fondo; pero ahora los gobiernos enfrentan la tarea mucho más difícil de desregular los mercados laborales. Las reformas fueron más lentas en los países más pobres.

Pero todavía hay muchas razones para que los inversores analicen las oportunidades dentro de los mercados emergentes. En particular, las condiciones financieras son alentadoras. Desde que la Reserva Federal de EE.UU. renunció a la "normalización" de las tasas de interés, la política monetaria parece estar en una posición "cómoda": ni lo suficientemente relajada como para alentar los flujos de capitales especulativos desestabilizadores, ni lo suficientemente restrictiva como para provocar problemas a los Estados que dependen de la financiación externa en dólares. La baja inflación ayudará a muchos de los países más pobres.

Los mercados desarrollados también enfrentan dificultades macroeconómicas. La actividad manufacturera en EE.UU. y Europa está en problemas, en parte debido a las tensiones comerciales y en parte debido a los problemas específicos de la industria automotriz. Esto llevó a una desaceleración del crecimiento en Europa, Norteamérica y los países desarrollados de Asia, los cuales también se vieron afectados por la desaceleración en China.

Las valuaciones en los mercados emergentes son más bajas que en los desarrollados. El S&P 500, el principal índice estadounidense, está apenas ligeramente debajo de su récord y se negocia a una relación precio-beneficio de 22 en comparación con su promedio de 20 en los últimos cinco años. Los mercados emergentes pueden haber perdido parte de su atractivo, pero eso implica que los inversores ingeniosos pueden buscar valor en áreas subestimadas.

Se necesita un enfoque diferenciado. Ahora que ha pasado el pico de la globalización, con una marea alta ya no flotan todos los botes. En cambio, los inversores de mercados emergentes deben buscar lo menos obvio y lo infravalorado: los países con una historia específica sobre por qué les irá bien en el nuevo orden mundial. Quizás muchos se están recuperando de períodos de agitación y aún tienen niveles elevados de riesgo.

A Ucrania, por ejemplo, le va bien, en parte por sus reformas ambiciosas y su política fiscal disciplinada. La Europa emergente, incluyendo Bulgaria y Serbia, podría beneficiarse de las compañías europeas que buscan acercar las cadenas de suministro a sus países. México también puede servir para el mismo propósito en el caso de las empresas estadounidenses a medida que se fragmenta la economía mundial, aunque a corto plazo hay problemas con la petrolera estatal. Muchos analistas señalan a Egipto -que completó un programa del FMI en 2019- como un país que posiblemente tendría un desempeño muy destacado. Quizás la globalización hay alcanzado su pico máximo, pero aún por ahí afuera hay oportunidades.

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