Financial Times: Kamala Harris, una moderada que rompe el techo de cristal

La exfiscal está a punto de convertirse en la primera mujer vicepresidenta de EE.UU.

Cuando Hillary Clinton tenía la esperanza de convertirse en la primera mujer en ser presidente de EE.UU., su campaña preparó un falso techo de cristal que se rompería esparciendo papel picado en la fiesta de la noche electoral de 2016 de la entonces candidata demócrata.

Cuatro años más tarde, Kamala Harris está lista para lograr el tipo de hito trascendental que Clinton no pudo alcanzar. Ahora que se ha anunciado la victoria de Joe Biden  en la carrera presidencial, Harris será la primera mujer, y la primera mujer de color, electa para un cargo ejecutivo en EEUU.

Ubica a la senadora estadounidense y ex fiscal general de California un paso más cerca del máximo cargo. Ella será la suplente oficial del presidente de mayor edad que los estadounidenses hayan elegido y será la favorita para liderar la campaña presidencial de los demócratas en 2024, si, como se espera, Biden no se presenta de nuevo.

Aunque Biden, de 77 años, y Harris, de 56, se enfrentaron cuando ambos buscaron la nominación presidencial demócrata el año pasado, desde entonces han comenzado a funcionar como equipo. Allegados a Harris dicen que Biden le ha dicho que espera tener con ella una relación similar a la que él tenía con Barack Obama como vicepresidente. Él ha prometido que ella será "la última voz en la sala" a la hora de tomar las principales decisiones de su presidencia.

Daniel Suvor, que se desempeñó como jefe de política de Harris cuando ella era fiscal general de California, dijo que es probable que ella sea una "verdadera socia" de Biden y que se podía esperar que "desempeñe un rol importante e influyente" guiándolo en las diferentes áreas políticas.

Nacida en Oakland, California, hija de dos académicos, de madre oriunda de India y padre jamaiquino, Harris ha atribuido su interés por la política a la participación de sus padres en el movimiento de derechos civiles. Cuando iba a la escuela primaria, la trasladaban en micro a un colegio mayoritariamente blanco ubicado en el barrio más rico como parte de los esfuerzos que hacía Berkeley por la integración cultural. Se basó en esa experiencia para criticar a Biden cuando éste dijo que se oponía al transporte escolar obligatorio proporcionado por el gobierno federal durante un debate el año pasado en el marco de las primarias, en uno de los pocos momentos notables que tuvo su fallida campaña por la candidatura presidencial demócrata.

 Harris asistió a la Universidad de Howard, una universidad históricamente negra en Washington, DC y luego a la facultad de derecho en California. En 2003, ganó su primera campaña para ser fiscal de distrito de San Francisco y ocupó el cargo durante siete años. Fue elegida fiscal general de California y, después de seis años, electa senadora de EE.UU.

En Washington, Harris se hizo conocida por sus rigurosos e incisivos interrogatorios a los nominados de Donald Trump  a ocupar distintos cargos. En particular, sacudió tanto al primer fiscal general, Jeff Sessions, que él reconoció en una audiencia que el estilo de interrogatorio de Harris lo ponía "nervioso".

Cuando anunció su candidatura presidencial en enero de 2019, se estima que 20.000 personas acudieron a animarla en un evento en Oakland. Menos de un año después, se vio obligada a suspender su campaña antes del caucus en Iowa tras no poder destacarse en el multitudinario campo demócrata.

Mark Leno, exsenador del estado de California que es amigo de Harris hace 25 años, dice que su perfil público ha cambiado desde su breve candidatura presidencial. “Su campaña presidencial claramente tuvo problemas para encontrar su voz y eso se vio agravado con el desafío de hacerse un lugar entre 20 pares demócratas .

Pero, como compañera de fórmula de Biden, Harris se encontró en una posición más cómoda: llevar a los tribunales a Trump, dice. También ha podido aportar a la campaña sus formidables habilidades como recaudadora de fondos: en las 48 horas posteriores a que Biden la eligiera para la vicepresidencia, recaudó u$s 48 millones.

Durante la campaña electoral, Harris ha tratado de mostrar una imagen más completa de sí misma, contando y volviendo a contar su historia como hija de inmigrantes y apoyándose en el lado menos serio de su personalidad: su amor por la cocina y las zapatillas Converse.

Como compañera de fórmula de Biden, luchó contra los ataques diarios de Trump, quien la ha calificado de "monstruo" y "comunista" (no lo es) y sugirió que ella adoctrinaría a Biden con políticas de extrema izquierda. Desde la izquierda, recibió acusaciones por no haber sido suficientemente progresista cuando se reformó la justicia penal mientras era fiscal general.

También la han acusado de tener una postura más suave hacia las grandes empresas que algunos de sus rivales más progresistas. Su cuñado, Tony West, es un alto ejecutivo de Uber y su esposo, Doug Emhoff, es ex socio de un importante estudio de abogados. Será el primer cónyuge judío de un vicepresidente.

Siendo sólo la tercera mujer en postularse para vicepresidente en la boleta de un partido importante —después de Geraldine Ferraro y Sarah Palin— Harris se ha enfrentado a una serie de ataques que algunos de sus partidarios consideran sexistas y racistas. Citan críticas a las caras que hizo durante el debate vicepresidencial con Mike Pence, durante el cual luchó por recuperar su tiempo para hablar y evitar las interrupciones.

Sonya Lockett, amiga de Harris de la universidad, dice que ella es totalmente consciente de que la oposición quiere representarla como una "mujer de raza negra enojada". “Ha evitado de manera asombrosa caer en las trampas que le han puesto , contó Lockett. “Es un baile que las mujeres de la raza negra, las mujeres de color tienen que hacer constantemente .

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