Los préstamos con problemas para el cobro alcanzaron un nivel récord en Brasil el mes pasado, lo que hace temer que los principales mercados emergentes del mundo vayan hacia una desaceleración más profunda de lo esperado.

Los préstamos brasileños que tienen atraso en los pagos de más de 90 días llegaron a 6%, el nivel más alto desde que se empezó a llevarse esta medición en 2000, informó el banco central. El incremento pone en tela de juicio los recientes esfuerzos del gobierno para tratar de revivir la estancada economía del país a través del estímulo al crédito.

“El crédito parece haber chocado con una pared en los primeros meses del año pero se recuperó recientemente. El punto clave es determinar si sigue siendo sustentable”, comentó Neil Shearing, economista de Capital Economics, en Londres.

El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff se ha mostrado muy interesado en aplicar algún tipo de medicina para contrarrestar la desaceleración económica global como hizo su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, en la crisis de 2009. En aquel momento Lula alentó a los consumidores a tomar prestado dinero y comprar más casas, electrodomésticos y autos, lo que produjo un boom que recién terminó a mediados del año pasado con el empeoramiento de la crisis de la eurozona.

Sin embargo, mientras el crecimiento económico de Brasil en 2010 alcanzó su pico más alto en 7,5%, el año pasado cayó a 2,7% y se estima que este año estará en menos de 2%, según economistas del sector privado. El banco central redujo su tasa de interés de referencia 400 puntos básicos en menos de 10 meses. para llevarla a un nivel bajo récord de 8,5%, para impulsar el crecimiento. Pese a esto, los bancos no se muestran dispuestos a acelerar el crédito por el aumento en los préstamos con problemas de recupero. El banco central dijo que, en el total de préstamos con retrasos de más de 90 días, los de los consumidores subieron a 8%, el porcentaje más alto desde noviembre de 2009.

Los incumplimientos en los préstamos a empresas se mantuvieron bastante estables a 4,1%, comparado con 4,12% en febrero, pero están en sus niveles más altos desde 2001.

Lo que complica el panorama es que, aunque la industria estuvo presionada por una divisa fuerte y baja productividad, el desempleo en Brasil tiene una baja récord. El aumento en los impagos en un marco de alto empleo y buen nivel en las finanzas hogareñas es una señal de advertencia para el gobierno, señaló Shearing.