Cómo el coronavirus alteró las estadísticas de inflación
Los patrones de consumo cambiaron debido a la pandemia, por lo que los datos oficiales precios se están calculando en base a una canasta con ponderaciones que no reflejan la realidad afectada por el Covid-19.
La sísmica disrupción económica provocada por la pandemia cambió repentina y radicalmente los patrones de consumo en todo el mundo, lo que dejó los datos oficiales de inflación alejados de la realidad.
El aumento de los precios en muchas de las grandes economías preocupa a los inversores y a los bancos centrales. Pero parte de esa tendencia puede atribuirse al Covid-19, lo que tiene importantes consecuencias para la interpretación de los datos oficiales.
La inflación se mide utilizando una canasta de productos y servicios que pretende representar lo que la gente habitualmente compra. Los artículos se ponderan en proporción a la cantidad que se gasta en ellos.
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En todo el mundo, durante el año pasado, mientras se imponía la pandemia, la gente dejó de gastar en restaurantes, pasajes de avión y otras actividades restringidas por las cuarentenas prácticamente de la noche a la mañana.
Como resultado, en algunos países la experiencia de inflación en el mundo real difirió de la tasa oficial en hasta 0,89 puntos porcentuales en un sólo mes el verano pasado, según una investigación del profesor de Harvard Alberto Cavallo. Según las estimaciones de Cavallo, la inflación estadounidense podría haberse subestimado en 0,5 puntos porcentuales durante 2020.
Los economistas advierten que la distorsión seguirá presente mientras las principales economías vuelven a sus patrones de consumo más normales, lo que dificulta la interpretación de las mediciones oficiales de variación de precios que conforman el principal objetivo de política monetaria de los bancos centrales.
Los detalles de los cálculos de la inflación en EE.UU. y en la eurozona son diferentes, pero ambos métodos dan lugar al mismo problema.
Desfase del cálculo en EE.UU.
La Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. emplea datos que reflejan cambios en el consumo producidos hace dos años. Por eso, desde que comenzó la pandemia, los datos oficiales de inflación se han calculado utilizando ponderaciones que reflejan el mundo anterior a la pandemia.
El error de medición es especialmente grave en dos categorías.
El gasto en alimentación aumentó un 29% en marzo del año pasado, según los datos de compras con tarjeta de crédito y débito proporcionados por Opportunity Insights. El crecimiento de la demanda hizo que los precios subieran un 2,7% intermensual.
Por el contrario, el gasto en transporte se redujo 70% en abril del año pasado y los precios cayeron 7% desde el comienzo del año. El efecto se mantuvo: en mayo de este año el gasto en transporte seguía siendo 25% inferior a los niveles anteriores a la pandemia.
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Según los economistas, el efecto neto es que el cálculo oficial del índice de precios al consumidor ha subestimado las variaciones de precios que la población observó en su vida cotidiana.
"Se puede ver fácilmente por qué el IPC fue una mala medida de la inflación durante la recesión pandémica", dijo Miguel Faria e Castro, economista del Banco de la Reserva Federal de St. Louis. "Esta recesión supuso un cambio sin precedentes en la composición del consumo de los hogares".
A medida que la economía estadounidense se reabre y termina el cierre, el efecto se revierte.
Por ejemplo, el descenso de la producción de autos y camiones en el último año hizo subir los precios de los vehículos usados. Como los estadounidenses, desde el inicio de la pandemia, gastan menos en transporte de lo que sugiere la ponderación del IPC, la lectura oficial de la inflación de abril -que registró un gran salto- probablemente haya sido sobreestimada.
"En abril, lo que causó un tercio del salto fueron en realidad los autos y camiones usados. Ese fue uno de los principales impulsores", dijo Cavallo, que ha utilizado los datos de gasto en tiempo real de Opportunity Insights para volver a ponderar los artículos en la canasta del IPC para que reflejen con mayor precisión las recientes variaciones de precios.
"La canasta del IPC debería haber disminuido el peso [del transporte], y [así] se obtiene una lectura de la inflación más baja en el mes de abril", dijo.
diseño de la canasta europea
A diferencia de Estados Unidos, las ponderaciones de la inflación en la eurozona se actualizan anualmente en enero. Debido a los cambios en los patrones de consumo durante la pandemia, el cálculo de este año dará poca importancia a los precios de artículos como la nafta, los hoteles y los restaurantes, afectados por los confinamientos del año pasado.
En consecuencia, aunque los consumidores europeos vuelvan a los patrones de gasto anteriores a la pandemia a medida que se normaliza la economía, las estadísticas oficiales subestimarán el gasto en estos ámbitos.
Carsten Brzeski, economista de ING, afirmó que "interpretar los datos de inflación de este año no será una tarea fácil", ya que el gasto de la época de la pandemia crea distorsiones no sólo durante los períodos de aislamiento "sino también más adelante, cuando [los consumidores] vuelvan a sus patrones de consumo normales".
Esto significa que las estadísticas oficiales de inflación son "menos precisas", según Gregory Claeys, del grupo de reflexión económica Bruegel. "Vamos a tener el mismo problema que el año pasado, pero invertido", advirtió.
El efecto podría ser significativo. Por ejemplo, la ponderación de los servicios de recreación y personales y de los restaurantes y hoteles se redujo en 4 y 3 puntos porcentuales respectivamente en 2021, en comparación con el año anterior. En promedio, en los últimos 24 años estas áreas de gasto sólo han variado 0,06 puntos porcentuales al año.
El problema ya es visible en el caso de la nafta: tanto el precio como el volumen de consumo cayeron el año pasado. Ahora los precios de la nafta vuelven a subir, pero su influencia en el cálculo global de la inflación será un 13% menor que el año pasado, y ese efecto se mantendrá hasta que se vuelva a diseñar la canasta de la inflación de la eurozona en enero. La misma tendencia podría darse con los hoteles y los cines.
El Banco Central Europeo calculó que la inflación experimentada por los consumidores el año pasado fue 0,2 puntos porcentuales superior al IPC oficial entre abril y agosto, y el cambio de ponderaciones de este año hizo que la tasa de inflación subiera 0,3 puntos porcentuales en enero.
Katharina Utermöhl, economista senior de Allianz, dijo que las autoridades "tendrán que tomar nota de esto y probar métodos de medición alternativos para tener una mejor idea de la dinámica real de la inflación", ya que estas fallas estadísticas seguirán embarrando el IPC durante los próximos meses.
Traducción: Mariana Oriolo
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