Cómo China esquivó la inflación mundial y ahora está al borde de la deflación
Los políticos de Beijing temen que los bajos niveles de inversión y de consumo dañen la recuperación de la economía después del Covid.
Mientras los bancos centrales de los países desarrollados luchan contra una inflación obstinadamente alta, China tiene el problema opuesto: la segunda mayor economía del mundo coquetea con la deflación.
Beijing reveló esta semana que los precios al consumo se mantuvieron estables en junio en comparación con el año anterior, mientras que los precios al productor se desplomaron al ritmo más rápido desde 2016. Eso contrasta con la inflación estadounidense que alcanzó el 9,1% en junio del año pasado y se situó en el 3% el mes pasado a pesar de las múltiples subas de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Incluso Japón, que en su día fue casi sinónimo de deflación, tuvo una cifra de inflación relativamente alegre del 3,2% en mayo.
Las economías desarrolladas se vieron especialmente afectadas por la suba de los precios de la energía y los alimentos cuando Rusia lanzó su invasión de Ucrania el año pasado, pero los controles de los precios de la energía en China la protegieron de lo peor de esas fluctuaciones. En cambio, el país corre el riesgo de sufrir una deflación debido a la escasa demanda de los consumidores y a la baja inversión privada mientras la economía emerge de los draconianos controles por la política de Covid cero, según los economistas.
Por qué la recuperación económica de China es más frágil de lo que se esperaba
Con China a punto de revelar sus cifras de PBI del segundo trimestre el próximo lunes, los economistas estarán muy atentos a las pistas sobre la salud subyacente de la economía y lo que podrían hacer los funcionarios para sostener la recuperación del país tras el Covid.
"Lo principal es que (...) la demanda interna es realmente débil y eso explica el sentimiento tan negativo", señala Alicia García Herrero, economista jefa para Asia-Pacífico de Natixis.
¿Por qué resiste China a la tendencia inflacionaria mundial?
China fue la última gran economía en salir completamente de la pandemia, ya que no eliminó los controles por el Covid-19 hasta diciembre del año pasado.
Al igual que otros países, China intentó contrarrestar los efectos económicos negativos de la pandemia manteniendo una política monetaria y fiscal acomodaticias. En 2020, el Gobierno emitió bonos por valor de 1 billón de yuanes (u$s 140.000 millones), registró un déficit fiscal del 3,6% del PBI y rebajó las tasas de interés 30 puntos básicos. En 2022, canalizó 1,4 billones de yuanes adicionales de 'financiación cuasi fiscal' a través de los bancos estatales, según un estudio de Citi. También permitió una mayor emisión de bonos de los gobiernos locales y recortó las tasas otros 20 puntos básicos.
Sin embargo, el estímulo fiscal de Beijing se canalizó sobre todo hacia áreas como el gasto en infraestructuras y las empresas bajo la forma de rebajas de impuestos, recortes de los pagos obligatorios a la seguridad social sobre los salarios y otras medidas dirigidas a prevenir la pérdida de empleos.
Estados Unidos, por el contrario, lanzó un plan de estímulo fiscal y monetario mucho mayor, y los consumidores estadounidenses recibieron parte de la recompensa a través de pagos directos y subsidios de desempleo.
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EE.UU. y otros países occidentales también sufrieron problemas de suministro al abandonar la población la fuerza laboral y pararse las cadenas de suministro. En China, la fábrica del mundo, hubo menos problemas en la cadena de suministro. Los chinos permanecieron más tiempo encerrados en sus casas y las empresas cerraron, lo que provocó un mayor desempleo y un profundo daño en las finanzas de los hogares. El colapso inmobiliario también afectó a los precios de las materias primas, reduciendo la inflación de los precios al productor.
Al mismo tiempo, muchos gobiernos locales salieron de la pandemia ahogados en deudas. El sector privado se quedó con un exceso de capacidad y, al percibir la débil demanda de los consumidores, mostró poca disposición a invertir.
"China está al borde de una 'trampa de confianza' autocumplida a medida que el impulso inicial de la reapertura empieza a desvanecerse", escriben analistas de Citi en una nota reciente.
¿Qué podría implicar la deflación para China?
Según los analistas, el peligro para los funcionarios radica en que la tendencia deflacionista se consolide en las expectativas de los consumidores y las empresas. Las empresas frenarán aún más la inversión a medida que desaparezcan los beneficios, mientras que los consumidores gastarán menos, preocupados por su seguridad laboral y por las nuevas caídas de los precios de la vivienda.
Hay indicios de que el sector inmobiliario, tras estabilizarse a principios de año, se encuentra de nuevo en una tendencia descendente. El volumen de transacciones por superficie se contrajo un 19,2% interanual en junio, frente al descenso del 3,5% registrado en mayo, según datos de Nomura basados en una muestra de 330 ciudades cubiertas por el servicio de datos Wind.
Los economistas advierten de la posible mayor debilidad de los precios al consumo. Aunque la inflación general de China se mantuvo estable en junio, la inflación core -que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía- descendió un 0,1% en comparación con el mes anterior, "lo que podría apuntar a una pérdida de impulso en la recuperación del consumo", según HSBC. Los precios de los alimentos también siguen siendo volátiles: la caída de los precios del cerdo, por ejemplo, afectó a los precios al consumo en junio, ya que la fuerte oferta se encontró con una débil demanda.
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Aunque se espera que la inflación aumente ligeramente en los próximos meses debido al escaso efecto base, muchos analistas señalan que el Gobierno debe intervenir dando más apoyo a la economía para anclar las expectativas.
"Una mayor relajación de la política de vivienda e infraestructura, que podría llegar en las próximas semanas, será crucial para estabilizar la demanda agregada", escriben analistas de Morgan Stanley en una nota de investigación.
¿Qué ayudas están en camino?
Casi de improviso, tras la publicación de los débiles datos de los precios al consumo, el Gobierno amplió un paquete de medidas vinculadas al crédito para los desarrolladores inmobiliarios con el fin de frenar la caída de los precios de la vivienda.
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El Gobierno ya ha rebajado las tasas de interés en 10 puntos básicos este año, y muchos esperan nuevos recortes en el tercer trimestre para sostener el crecimiento del crédito. Los analistas están a la espera de una reunión del órgano de gobierno del partido comunista, el politburó, este mes, y esperan más medidas.
La mayoría de ellos anticipan que cualquier apoyo será más incremental -Beijing carece del margen fiscal y quizás de la inclinación para lanzar los paquetes de estímulo "bazuca" del pasado-. Pero existe consenso, incluso entre algunos exfuncionarios, sobre la necesidad de hacer más.
El exministro de Finanzas Lou Jiwei indicó que el Gobierno debería ampliar el déficit fiscal de este año en entre 1,5 y 2 billones de yuanes para ofrecer ayudas a las pequeñas y medianas empresas. Estas medidas, junto con la eliminación de las restricciones relacionadas con las hipotecas y la compra de viviendas, son necesarias "para volver a encarrilar la recuperación económica por una vía más sólida", según las declaraciones tomadas por los medios estatales.
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