Reino Unido se prepara para un derrape económico tras el Brexit

Aunque el primer ministro dijo el mes pasado que el Brexit será una "enorme oportunidad económica", los economistas independientes y el Banco de Inglaterra creen que la salida tendrá consecuencias negativas.

Ante la insistencia de Boris Johnson, de que Reino Unido abandonará la UE con o sin acuerdo en la fecha prevista del 31 de octubre, el país se prepara para una catástrofe económica.

El primer ministro dijo el mes pasado que el Brexit es una "enorme oportunidad económica", pero casi todos los economistas independientes y el Banco de Inglaterra (BoE) prevén que la salida tendrá consecuencias negativas para la economÍa.

Mark Carney, gobernador del BoE aseguró que un Brexit sin acuerdo impactará en forma inmediata en la economía.

Por lo pronto, se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre por primera vez en casi siete años. En el primero, en cambio, la producción fue impulsada por el aumento de la actividad de las empresas manufactureras, que tuvieron que hacer frente a la demanda extranjera propiciada por los temores de que hubiera un Brexit sin acuerdo el 29 de marzo, la fecha original de salida de la UE.

Pero en el segundo la producción cayó por el cierre de plantas automotrices en abril, que se anticiparon a las turbulencias del 29 de marzo, fecha del Brexit original.

Más preocupante es el estancamiento del sector servicios, con una clara debilidad en el financiero. La libra esterlina cayó 10% tras el referéndum Brexit celebrado en 2016 y se mantuvo relativamente estable frente a las divisas de los socios comerciales del país.

Sin embargo desde mayo la libra volvió a caer, lo que refleja el aumento de las posibilidades de un Brexit duro. Fue el momento en que la ex primera ministra Theresa May anunció sus planes de dimisión. La llegada de Boris Johnson al poder, por supuesto, aumentaran las posibilidades de que Reino Unido abandone la UE sin acuerdo.

Con una caída de la libra de más del 7% desde mayo, el veredicto de los mercados de divisas es que un Brexit sin acuerdo supondría un golpe para la competitividad de Reino Unido, que necesita una libra más débil.

Una depreciación de la libra aumenta la competitividad de las exportaciones de Reino Unido, pero -si sirven de ejemplo las depreciaciones de 2008 y 2016- el principal efecto será un aumento de la inflación.

La inversión empresarial fue débil en todo el mundo, pero especialmente en el Reino Unido, ya que las empresas evitaron el gasto ante la incertidumbre. Hubo crecimiento en la inversión en áreas como el material de transporte, maquinaria, informática, edificios e infraestructuras, pero se estancó.

La inversión empresarial cayó a lo largo de todo 2018, registró un breve repunte en el primer trimestre de este año, pero volvió a caer en el segundo trimestre. Sin embargo, el Brexit no es -ni de lejos- lo único que preocupa a las empresas. El aumento de las tensiones comerciales a nivel global es un tema que también está afectando a la inversión.

Las empresas aumentaron las contrataciones, por lo que el índice de desempleo se sitúa en el 3,9%, el mínimo de los últimos 45 años. El dato sorprende incluso a las autoridades, que se preguntan cómo es posible que la economía cree tanto empleo.

La relación directa entre la caída de desempleo y el incremento salarial a partir de 2001 se debe en parte a la presión sobre las empresas para que aumenten los salarios, sin embargo, la economía ofrece ahora un menor crecimiento en el nivel salarial más allá de cualquier nivel de desempleo.

Esto refleja la debilidad de la productividad en Reino Unido, que limita la capacidad de las empresas de aumentar los salarios. No obstante, con el crecimiento salarial cercano al 4%, los ingresos de los hogares seguirán creciendo.

Por otra parte, la confianza de los consumidores cayó con respecto a 2015, aunque en los últimos tres años éstos han sostenido la economía y todo apunta a que así seguirá siendo. Las ventas del sector distribución crecieron un 0,5% en los tres meses hasta julio.

El índice de confianza del consumidor, elaborado por la empresa GfK, muestra que los hogares están satisfechos con su situación financiera y con la percepción que tienen de la economía en general.

El punto más negro son las ventas de automóviles, lo que refleja que los consumidores están aplazando las grandes compras. Las ventas de nuevos vehículos en julio registraron su nivel más bajo desde 2012, según Society of Motor Manufacturers and Traders.

Y, con la tasa de empleo en niveles récord, el crecimiento de la economía depende de garantizar un aumento de la producción de los trabajadores.

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