Mientras México se equivoca, Brasil avanza con las reformas

La agenda populista de López Obrador amenaza a la segunda economía más grande de Latinoamérica. Al mismo tiempo, Jair Bolsonaro logra un fuerte respaldo para avanzar con su vital reforma previsional.

En las dos últimas semanas quedó demostrado que las dos economías más grandes de Latinoamérica avanzan en direcciones opuestas. Como tienen gobiernos que recién comienzan sus mandatos y representan casi dos terceras partes del PBI de la región, las perspectivas económicas de América Latina para la próxima década dependen en gran parte del éxito de esos países.

En Brasil, el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro finalmente obtuvo grandes logros de política. Los inversores lo habían criticado en sus primeros meses por gastar su precioso capital político persiguiendo una agenda social que causa divisiones y por no cumplir con sus promesas de reforma económica.

La semana pasada, la administración Bolsonaro obtuvo en la cámara baja del Congreso Nacional un respaldo decisivo al plan de contener los costos del insostenible régimen previsional de Brasil.

Brasil destina casi la mitad de su presupuesto federal a las jubilaciones y pensiones, por lo que la reforma tiene gran importancia. Todavía debe atravesar otras instancias parlamentarias antes de convertirse en ley, pero el impulso que adquirió parece imparable.

Eso sucedió menos de dos semanas después de que Brasil y otras tres economías sudamericanas del bloque Mercosur sellaran un acuerdo de libre comercio con la UE tras 20 años de negociaciones.

“Brasil tiene un equipo económico muy reformista y pro inversiones que avanza con una agenda muy audaz de reformas micro y macro , dijo Alberto Ramos, director de economía latinoamericana en Goldman Sachs, Nueva York. “El único interrogante tiene que ver con la gobernabilidad, o la capacidad de la administración de convencer a un Congreso fragmentado y a veces opositor. Pero, aunque lento, vemos cierto avance .

Más al norte en México, el contraste no podía ser mayor. El ministro de Finanzas Carlos Urzúa, considerado la mayor voz de la moderación en un gobierno cada vez menos amable con los inversores, renunció repentinamente. En una devastadora carta de despedida, acusó al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de hacer política económica no basada en evidencia y de imponer funcionarios sin conocimientos.

López Obrador, conocido como Amlo, respondió negando la importancia de la dimisión de un aliado y considerándola el precio inevitable del verdadero cambio. Habló con orgullo de su “Cuarta Transformación comparándola con los anteriores momentos revolucionarios de la historia mexicana. “Esto no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de régimen , aseguró en su conferencia de prensa diaria.

Está por verse si Bolsonaro y su equipo económico podrán reactivar a la economía. De manera similar, Amlo todavía podría virar hacia el centro cuando las cosas se pongan difíciles.

Traducción: Mariana Oriolo

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