Los gobiernos no saben cómo desarmar los planes de protección del empleo

Es un dilema que se complica con el crecimiento de los despidos y los nuevos casos de Covid-19. Deben evitar una crisis de desempleo a largo plazo que provocaría pobreza y retrasaría la recuperación de las economías

El nuevo aumento de casos de Covid-19 presiona a los gobiernos de ambos lados del Atlántico a mantener los mecanismos de apoyo al mercado laboral, en un momento en que los políticos esperaban que sus economías volvieran gradualmente a la normalidad.

Muchos empleados que habían sido suspendidos al inicio de las cuarentenas han vuelto a trabajar, pero millones no lo han hecho.

Y mientras tanto crecen los despidos. Eso obliga a los gobiernos pensar en cómo evitar una crisis de desempleo a largo plazo que provocará pobreza y retrasará la recuperación económica general, que depende de que los hogares tengan la suficiente seguridad en sus perspectivas como para gastar en lugar de ahorrar.

"Esto se está convirtiendo lentamente en un problema de desempleo a largo plazo", dijo Jay Shambaugh, miembro de Brookings Institution y ex asesor de la Casa Blanca.

En Europa, millones de trabajadores siguen dependiendo de los subsidios salariales del Estado.

Cuando el Covid-19 comenzó a surgir en América del Norte y Europa, se esperaba que las economías pudieran volver a la normalidad a finales del verano boreal. Ahora pocos están tan seguros, y los políticos y economistas enfrentan el dilema de cómo proteger los empleos.

La cuestión es hasta qué punto los países pueden retirar los programas de apoyo al empleo cuando aún no pueden declarar victoria a la pandemia. Y en las últimas semanas, el aumento de casos nuevos de Covid presiona a los gobiernos para que extiendan la protección laboral.

En todos los mercados laborales lo difícil es encontrar el equilibrio entre seguir apoyando los puestos de empleo que podrían volver y al mismo tiempo evitar subvencionar a las personas que desempeñan funciones que tienen pocas perspectivas de volver.

Cuando los europeos pasen de los subsidios salariales a las prestaciones por desempleo, sus gobiernos se enfrentarán al problema que ya tiene Estados Unidos: saber qué monto protege el sustento y, al mismo tiempo, brinda un incentivo para buscar trabajo.

Las enormes sumas destinadas a subsidios salariales están sosteniendo cada vez más empleos que probablemente no se recuperen, advirtió recientemente la OCDE. "Los planes de reducción de horario laboral son eficaces para preservar los empleos existentes, pero pueden ser menos eficientes para facilitar el ajuste posterior a la crisis", señala la OCDE.

Para las autoridades que diseñan las políticas, el problema es que la estrategia correcta también depende de la propagación del virus. Si el número de casos es elevado y va en aumento, deberían adoptar un punto de vista más generoso, pero si la enfermedad está bajo control, se necesitarán incentivos más firmes para transmitir que el apoyo no continuará durante mucho más tiempo.

El Reino Unido sigue adelante con el enfoque duro, argumentando que su plan de protección del empleo debe terminar en noviembre. Pero Francia extendió su programa, al igual que España, y se están considerando medidas similares en Alemania e Italia.

Dadas las incertidumbres sobre la propagación del virus, la OCDE les pide a los gobiernos que gradualmente pasen de apoyar los empleos existentes a asistir a los trabajadores que hacen una transición hacia otras funciones, para reducir la brecha entre los subsidios salariales y el seguro regular de desempleo, y ayudar a los trabajadores suspendidos a capacitarse.

Traducción: Mariana Oriolo

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