Las tecnológicas pueden enfrentar juicios por monopolio

Acostumbradas a manejarse libremente, la integración vertical las expone al control de las autoridades

Todo lo que Amazon hace conlleva un efecto y al liderar una ronda de financiamiento de u$s 575 millones por la empresa británica de entrega de alimentos Deliveroo, perjudicó a las acciones de los rivales de este último. El acuerdo le otorga a Amazon una participación tanto en la entrega como en la preparación a través de las "dark kitchens" o cocinas fantasma "negocios de servicios de alimentos que brindan servicios a los clientes exclusivamente a través de pedidos de alimentos en línea" en las que se preparan algunas de las comidas de Deliveroo.

Es un impresionante plan; ¿quién hubiera dicho que una compañía que comenzó vendiendo libros en línea terminaría siendo copropietaria de cocinas? Pero es característico del instinto itinerante de Amazon. La compañía ha pasado de la venta minorista en línea a la administración de almacenes, a la publicación de libros y a la creación de películas y programas de televisión para Prime, su servicio de transmisión por Internet.

Más sorprendente es el grado en que otros grupos tecnológicos están siguiendo los pasos de Amazon en volverse verticalmente integrados. En lugar de apegarse al negocio de administrar plataformas, están creando su propio contenido y comprando activos para reforzarse.

Netflix está cerca de firmar un contrato de 10 años con Pinewood para arrendar instalaciones de estudios en el Reino Unido, mientras que WeWork está recaudando u$s 2900 millones para un fondo inmobiliario con el fin de comprar oficinas que arrendará. Apple está gastando cientos de millones en el desarrollo de videojuegos para su servicio Arcade, lo cual ha obligado a Microsoft y a Sony a formar una tentativa alianza para defender sus franquicias de juegos.

La integración también se está desarrollando en la otra dirección, con ciertas marcas intentando encontrar un camino para venderles directamente a los consumidores, en lugar de a través de minoristas. Edgewell Personal Care, propietaria de las marcas de rasuradoras para hombres Wilkinson Sword y Schick, este mes adquirió a Harry's, el negocio de suscripción de afeitadoras, por u$s 1400 millones. Los inversores se asustaron y las acciones de Edgewell cayeron a un mínimo de 10 años.

Un movimiento repentino hacia la integración mediante la compra de un proveedor o distribuidor indica vulnerabilidad; de lo contrario, ¿por qué correr el riesgo de hacerlo a menos de que se tenga miedo de ser excluido? El control de la cadena de suministro desde las piezas hasta la producción, comercialización y distribución asegura la autonomía. Pero también requiere inversión de capital, y representa un reto difícil de manejar para cualquier compañía.

Hasta ahora, las compañías tecnológicas no fueron castigadas por los accionistas por buscar la integración. A Amazon se le tiene confianza en el manejo de las adquisiciones, como la de Whole Foods, la cadena de supermercados estadounidense, y la enorme inversión de Netflix en producciones originales no ha alienado a los inversionistas. Sus críticos más bien se preguntan si están adquiriendo demasiado poder sobre los mercados.

Lina Khan, una investigadora de la Facultad de Derecho de Columbia, ataca a Amazon por explotar las brechas en la ley de competencia estadounidense, argumentando que "marcha hacia el monopolio cantando la melodía antimonopolística contemporánea". Khan señala específicamente su integración vertical, la cual es tratada permisivamente por las autoridades estadounidenses.

Amazon se ha expandido a lo largo y ancho de su cadena de suministro, al comercio minorista y a otros servicios, y controla los activos de producción y distribución, los cuales ahora incluyen una participación en Deliveroo. Esto le permite ofrecer sus propios bienes y servicios a los suscriptores de Prime, así como aumentar su capacidad de negociación con otros proveedores.

Esto contrasta con el enfoque original de plataformas como Google y Facebook, las cuales se enfocaron en crear redes mientras que dependían de otros para el contenido. Uber y Lyft tienen una estrategia similar: crear servicios de transporte vinculando a los conductores con los clientes, en lugar de ser propietarios de, y operar, taxis.

Pero a medida que las plataformas maduran, la integración vertical está creciendo. La industria de la entrega de comidas es un ejemplo, pasando de un enfoque de plataforma tradicional a uno en el que empresas como Deliveroo y Uber Eats tienen cocinas. Deliveroo es un pionero con sus centros de cocina Editions, donde las comidas son preparadas por restaurantes y por empresas de servicio de comidas para eventos.

La amenaza es que alguien más construya tales instalaciones, limitando el poder de cualquier plataforma: Travis Kalanick, el cofundador de Uber, el año pasado adquirió una participación controladora de u$s 150 millones en la matriz de CloudKitchens, la cual hace exactamente eso. Los restaurantes en sus instalaciones de Los Ángeles preparan comidas que son entregadas por plataformas como Uber Eats y GrubHub.

Una batalla similar está ocurriendo en el campo de los videojuegos, con Apple y Google estableciendo nuevos servicios de transmisión por Internet. Lo ideal para estas compañías sería que los desarrolladores de juegos fueran a sus plataformas y que se les pagaran honorarios, pero la competencia es tal que no pueden depender de eso. Apple está siguiendo el mismo camino que Netflix: invirtiendo en producción para asegurarse de tener derechos exclusivos.

Esto hace que las compañías tecnológicas se parezcan más a las empresas de medios que poseen distribución y contenido. La integración vertical estaba limitada durante las décadas de 1970 y 1980 por reglas que les prohibían a las cadenas televisivas estadounidenses controlar demasiado de la producción, pero ha crecido. Fusiones como la adquisición de NBC Universal por parte de Comcast han sido aprobadas por los reguladores.

El camino de las compañías tecnológicas hacia a la integración requiere un minucioso escrutinio por parte de las autoridades encargadas de los asuntos de competencia, como lo sugiere Khan. Pero también es una expresión de debilidad; las plataformas que solían ser capaces de dictarles las condiciones a los proveedores de contenido y de servicios actualmente sienten la necesidad de adquirir activos, en lugar de arriesgarse a que otros las excluyan.

Si es así, puede que los inversores estén tratando con demasiada indiferencia la "apropiación" en las industrias minoristas, de medios de comunicación y otras. Ellos están acostumbrados a que Amazon y otras compañías sean capaces de dominar, pero esta explosión de acuerdos cuenta una historia de plataformas tecnológicas que están perdiendo el control.

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