Las peripecias de un buque sojero evidencian las necesidades chinas

El barco Peak Pegasus permaneció semanas anclado en el Pacífico con 70.000 toneladas de soja a la espera de un comprador, hasta que una empresa cedió por necesidad

Tras perder la carrera para llegar a China antes de que Beijing impusiera aranceles adicionales del 25% a varios productos estadounidenses el mes pasado, el Peak Pegasus permaneció anclado en el Pacífico durante semanas con 70.000 toneladas de soja a la espera de un comprador.

No obstante, la semana pasada el buque empezó a descargar su cargamento de color dorado en un puerto ubicado en el este de China. Su cliente, el conglomerado estatal Sinograin, aparentemente decidió que no le quedaba otra opción que absorber el costo de los aranceles por u$s 6 millones. Hay más barcos en camino desde Estados Unidos.

Si bien Washington y Beijing amenazaron con imponer aranceles al comercio por cientos de miles de millones de dólares, hasta ahora se aplicaron gravámenes sobre productos por u$s 68.000 millones y esta semana siguen u$s 32.000 millones más. La soja es la principal materia prima afectada por la medida.

La saga del Peak Pegasus recalca que China no tiene otra opción que comprar la oleaginosa a Estados Unidos para alimentar sus vastas industrias porcina y avícola. Pero dado que Beijing se dispone a castigar a Washington, la pregunta para los agricultores estadounidenses es a qué velocidad puede China reducir su dependencia de la soja estadounidense.

Según cifras de las autoridades aduaneras chinas, el consumo cada vez mayor de carne elevó las importaciones chinas de soja a cerca de 100 millones de toneladas al año, la mitad procedente de Brasil y una tercera parte, de Estados Unidos. No hay otros países del hemisferio norte que puedan en tan poco tiempo reemplazar el abastecimiento de Estados Unidos en los meses posteriores a la cosecha de otoño de ese país.

China importó 13 millones de toneladas de soja norteamericana en la primera mitad de este año 19 millones menos respecto del año pasado debido a que las tensiones con Estados Unidos impulsaron a Beijing a aumentar las importaciones desde Brasil incluso antes de que los aranceles entraran en vigencia el mes pasado.

Sumado a la producción récord de Estados Unidos, la reducción de la demanda provocó la caída de los precios de la soja estadounidense por debajo de u$s 8,40 el bushel el mes pasado el más bajo en casi una década, lo que perjudicó los ingresos de los agricultores. Grupos cerealeros como Bunge se vieron afectados por los menores volúmenes en los embarques.

Beijing aumentó los subsidios para alentar a los agricultores a sembrar más soja esta primavera, pero se prevé que la producción nacional durante el año próximo aumente solo en un millón de toneladas, a alrededor de 15,3 millones de toneladas, según la firma intermediaria Industrial Securities.

La reanudación de las importaciones de soja por parte de China, que empezó antes de lo que esperaban los analistas, alegró a los agricultures estadounidenses. "Sucedió en el tercer trimestre y pensé que sucedería en el cuarto", señaló Michael Magdovitz, analista de Rabobank.

Magdovitz sostiene que China podría necesitar importar entre 15 y 20 millones de toneladas desde Estados Unidos durante los próximos seis meses, lo que representa una caída de entre 5 y 10 millones de toneladas con respecto al mismo período del año anterior. Las menores exportaciones a China deberían compensarse, en parte, con mayores embarques a otros destinos, como Europa, agregó el analista.

Los analistas chinos señalaron que la caída de las importaciones provenientes de EE.UU. podría ser incluso mayor debido a que a las mayores importaciones de países como Argentina y Rusia. Según revelan datos oficiales, las compras a Brasil aumentaron los inventarios de soja en puerto de China a un máximo histórico de 8 millones de toneladas.

Tu Xuan, analista de la consultora JC Intelligence de Shanghai, dijo que la industria de alimentos balanceados está adquiriendo otras oleaginosas diferentes, lo que podría reducir las importaciones estadounidenses aún más drásticamente. Un volumen adicional de 9 millones de toneladas de harina de girasol, grano de palma y colza podría sustituir 6 millones de toneladas de importaciones de soja. Eso sugiere que China importará entre 10 y 12 millones de toneladas menos de soja estadounidense en los próximos seis meses, comparado con el mismo período del año pasado, señaló el analista.

Pero incluso si China importara sólo 13 millones de toneladas, que a precios actuales esa cantidad está valuada en u$s 4.100 millones, se seguirían pagando aranceles adicionales por alrededor de u$s 1000 millones, costo que absorberían las empresas o los consumidores de China. Según los analistas, las primeras perjudicadas serían las empresas de molienda de soja, producto que se utiliza para la alimentación de animales.

El sector se mantuvo en rojo durante meses debido al exceso de capacidad. Según Reuters, las empresas trituradoras de Rizhao, uno de los principales polos sojeros, pierden 136 yuanes (u$s 19,71) por tonelada. Las quiebras de grandes empresas de molienda podrían implicar la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo.

La industria de alimento para animales necesitará tiempo para cambiar a otras oleaginosas, y la demanda adicional de China aumentará los precios de las alternativas, lo que encarecerá los costos para los criadores de animales. Los analistas coinciden en que algunos de los costos se transferirán a los consumidores chinos mediante subas en los precios de la carne. "Que el mayor precio se traslade al cerdo es inevitable", sostuvo Li Jian, analista de Jinrui, una firma de corretaje de futuros.

Pero Feng Yonghui, analista jefe de la consultora Soozhu, dijo que cualquier costo relacionado con los aranceles se vería más que compensado por el aumento de la producción porcina del año pasado, lo que mantuvo bajos los precios del cerdo. Como resultado, Feng pronostica que los valores de la carne de cerdo se mantendrán igual el próximo año.

Sin embargo, frente a la posibilidad de que la guerra comercial continúe o incluso se intensifique en los próximos años, los políticos chinos sugirieron medidas que, según dicen, pueden impulsar la producción nacional en 10 millones de toneladas al año. Esto podría incluir el cultivo de colza y soja en terrenos sin uso del valle del río Yangtze.

El problema con ésto es que en esa región los rindes son inferiores a los que tienen los mayores campos sojeros del noreste de China, donde la soja estuvo en promedio entre 20% y 30% más cara que las importaciones en los últimos años, incluso después de los costos de transporte. Esto significa que las empresas y los consumidores todavía deberán pagar precios más elevados.

Los efectos del conflicto entre Estados Unidos y China se verán reflejados en los balances y las cenas corporativas, lo que subraya la extraña lógica de una guerra comercial en la que los aranceles de importación pueden dañar al país que los impone cuando no hay otras fuentes disponibles.

"Tampoco lo entiendo en realidad", sostuvo Pang Zhongying, experto en relaciones internacionales de la Universidad Oceánica de China, refiriéndose a la decisión de Beijing de igualar los aranceles de Washington. "Esa lógica del ojo por ojo es muy típica... De acuerdo con la lógica del libre comercio, China no debería estar haciendo esto."

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