el caso de las islaS Senkaku/diaoyu ES DIFERENTE AL DE MALVINAS

Japón no debería esperar el apoyo de EE.UU. en su conflicto con China

La situación resulta familiar. El motivo de guerra es un grupo de islas no muy conocidas. El país en posesión de las mismas atraviesa un largo declive económico. El que las reclama considera que las islas son un símbolo de humillación nacional que se remonta al siglo XIX.
Al igual que la Argentina en 1982, China está gobernada por una camarilla no electa que se encuentra en la cúspide de una organización diseñada para una época pasada. Al igual que Gran Bretaña, Japón es un aliado de Estados Unidos y no sabe cuánto apoyo esperar de su superpotencia amiga.
Existen claras diferencias también. Incluso en su punto más bajo de la década de 1970, la economía británica era muy superior a la de Argentina, mientras que China recientemente se convirtió en la segunda mayor economía del mundo, desplazando a Japón de esta posición. Además, China es una potencia nuclear con un gasto militar que duplica al de Japón.
A diferencia de Gran Bretaña y la Argentina, China y Japón no están en extremos opuestos del globo. Son vecinos y existe un comercio floreciente entre ambos. Esto significa que lo que está en juego es mucho más - por lo que es menos probable que el enfrentamiento derive en un conflicto militar, pero que si lo hace el resultado sea más devastador.
La historia está repleta de ejemplos de errores de apreciación que han provocado desastres. Antes de agosto de 1914, los optimistas creían que la guerra no tendría lugar porque perjudicaría el pujante comercio entre Alemania y Gran Bretaña.
Siempre existió la posibilidad de que la producción de los fabricantes japoneses en China se trasladara a países más baratos cuando los costos de mano de obra china perdieron competitividad. No sería extraño que los acontecimientos recientes aceleraran este proceso.
El impacto sobre la posición de Japón en el mundo no es claro. La guerra de Malvinas está inextricablemente asociada con el thatcherismo. Los desastres económicos de la década de 1970 llevaron a la Argentina a suponer que Gran Bretaña carecía tanto de recursos como de la intención de recuperar un grupo de islas remotas y sin valor. De igual manera, la brecha entre el desempeño económico de China y Japón explica la creciente seguridad de China y plantea dudas sobre el compromiso de EE.UU. con respecto a los intereses japoneses.
La lección que debe aprender Japón es que, si quiere evitar el implacable aislamiento, debe salir de su prolongada deflación y recuperar el ritmo de crecimiento. Esto implica la utilización audaz de las políticas fiscales y monetarias, la restructuración rápida de las industrias afectadas por la sobrecapacidad crónica y el desarrollo de una estrategia para posicionar a Tokio como el centro de la moda, las finanzas y el diseño.

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