Financial Times: Trump se está buscando una fuerte derrota electoral
La victoria electoral de Donald Trump en 2016 tomó a muchos por sorpresa, incluyéndolo a él mismo. Desde entonces, se tendió a asumir que ganaría de nuevo.
La mayoría de los números, incluyendo las encuestas de la campaña de Trump, indican que se dirige hacia una derrota en noviembre. El sentido común apunta en la misma dirección. Una cosa era que Trump derrotara a Hillary Clinton -entonces la figura más polarizante de EE.UU. Otra cosa es vencer a Joe Biden, que en general despierta aprecio.
Su caída en los sondeos se puede observar en el mayor pánico que siente el presidente. La medida más simple son sus tuits, que ahora en promedio son cuatro veces más por día que en su primer año en el cargo, y casi tres veces más que en el segundo. En dos ocasiones este año, Trump tuiteó más de 100 veces mientras la mayor parte de los norteamericanos dormía.
Pero la cuestión más apremiante para Trump, en los medios sociales y fuera de ellos, es que la oposición está tratando de robarle las elecciones. No conozco ningún ejemplo en ningún país, incluyendo EE.UU., donde un jefe de gobierno electo afirme que su propio sistema está manipulado en su contra.
También es difícil encontrar casos de líderes que busquen disminuir la concurrencia de los votantes. Ese es el objetivo de Trump para noviembre, lo que delata su pesimismo para las elecciones. No hay evidencia de que el voto por correo beneficie a los demócratas - y sí alguna que muestra que ha ayudado a los republicanos. Sin embargo, Trump está haciendo todo lo posible para hacerle la vida más difícil a quienes recurren al voto en ausencia, que en general es por correo.
En un año común y corriente, eso sería bastante sorprendente. Durante una pandemia, muestra una clara intención de restringir la votación. Los lugares de votación están llenos de gente, lo que hará que muchos no quieran concurrir. Con cierto fundamento, Trump asume que los demócratas estarán más preocupados por el virus que los republicanos.
Sin embargo, hay signos inequívocos de que los votantes de más edad están indignados con cómo Trump maneja la pandemia. A fines de febrero, el mandatario tenía una ventaja de dos dígitos sobre Biden en el electorado de más de 65 años. El promedio de las encuestas recientes mostraba a Biden 10 puntos por delante.
Eso explica por qué en Florida, donde viven muchos jubilados, los sondeos muestran a Biden con cuatro puntos de ventaja. Lo mismo ocurre con Arizona. Biden tiene una clara ventaja en Michigan y Pennsylvania y una pequeña en Wisconsin, los tres estados que inclinaron la balanza en 2016. Si estos números se mantienen, Trump pierde por paliza.
Dos cosas podrían evitar eso. La primera es Biden. Las elecciones serán un referéndum sobre el actual gobierno. Todo lo que debe hacer Biden es no interrumpir al presidente mientras se derrota a sí mismo.
Eso no es tan fácil. Biden suele decir disparates. Pero hasta ahora el coronavirus le juega a favor porque lo mantiene alejado de la campaña electoral.
La segunda es un rebote económico fuerte. Eso es lo que busca Trump cuando presiona para que termine el distanciamiento social.
Ese es el dilema de Trump. Un reactivación económica pondría en riesgo a los jubilados. Los ancianos ayudaron a que Trump sea presidente. Poner en peligro su seguridad es una extraña forma de devolverles el favor.