Financial Times: Trump acaba de vivir la mejor semana de su administración

El presidente de Estados Unidos se vio beneficiado por el caos que fue el recuento de votos en Iowa, su absolución en el Senado y el crecimiento de los salarios.

Lo mejor de la campaña del 2020 hasta ahora provenía de Michael Bennet, el senador demócrata de Colorado: "Si me eligen presidente, les prometo que no tendrán que pensar en mí durante dos semanas", escribió en agosto. Esa fue la última vez que supimos de él. Las predicciones de que la gente se estaba cansanda de Donald Trump terminaron siendo prematuras. El esperado giro de EE.UU. hacia la seriedad aún es hipotético. El mandatario acaba de tener su mejor semana como presidente y su buena suerte muestra señales de ser duradera.

¿Esta semana podría ser su trampolín hacia la reelección? Quizás sí, mirándolo en retrospectiva. El punto de referencia era el índice de aprobación de Trump elaborado por Gallup, que alcanzó un máximo de 49%. No está claro qué hizo Trump en el último mes para dar un salto de cuatro puntos. El número podría ser pasajero. Pero se fortaleció con el dato de que el 63% de los votantes aprueba la manera en que Trump está manejando la economía, el mayor índice desde George W. Bush tras los ataques del 11 de septiembre.

A medida que el crecimiento de EE.UU. pierda ritmo este año, ese brillo bien podría atenuarse. Mientras tanto, los obreros norteamericanos disfrutan de su primer o segundo año de crecimiento salarial real del siglo XXI. Que Trump tenga poco que ver con eso -heredó una recuperación de siete años- es irrelevante. Los presidentes en funciones siempre son premiados cuando la gente tiene más dólares en los bolsillos. Los pronósticos de una inminente recesión en EE.UU., que abundaban en 2019, ahora son menos frecuentes.

La segunda buena noticia que recibió Trump esta semana fue que el Senado estadounidense lo absolvió. Cualquier cuerpo neutral probablemente lo habría encontrado culpable apenas leyendo la constitución de EE.UU. Resultó que sólo Mitt Romney, el senador de Utah, tuvo el coraje de declarar que el emperador no tenía ropa.

Los 52 colegas republicanos de Romney pasaron de declarar enérgicamente la inocencia de Trump, a admitir que era culpable pero sólo por algo trivial, y a afirmar que era realmente culpable pero que estaba demasiado cerca de las próximas elecciones para destituirlo. Uno o dos incluso argumentaron que Trump había aprendido después del juicio politico y que no se atrevería a repetir sus delitos.

Sólo había que escuchar a los republicanos ovacionando el discurso del Estado de la Unión que pronunció Trump el martes para ver que es completamente dueño de su partido. Trump no enfrentará a ningún contrincante serio para la nominación republicana. Los adictos a la política de Washington no necesitan dedicarle mucho tiempo en la campaña demócrata para darse cuenta de que la palabra "destitución" rara vez se menciona. Los candidatos son demasiado inteligentes para pensar en un tema que ni siquiera sus propios votantes plantean. La misma encuesta de Gallup de esta semana mostraba que el 53% de los norteamericanos se oponían a que el Senado destituyera a Trump.

Su tercer triunfo, y el que más probabilidades tiene de perdurar, fue el resultado de las asambleas electorales demócratas de Iowa. Olviden las fallas técnicas, que ya fueron bastante negativas para un partido que intenta recalcar que es competente. El peor aspecto para los demócratas fue la baja participación de los votantes. Este año, casi un tercio menos de los habitantes de Iowa, es decir 16%, acudieron a las asambleas electorales.

Esto indica que hay una seria diferencia de entusiasmo entre los votantes demócratas, que están muy lejos de unirse en torno a un campeón, y los seguidores de Trump, algunos de los cuales llegarían a extremos preocupantes con tal de defenderlo.

Por supuesto, una semana es mucho tiempo en la política. Las cosas se verían diferentes si los demócratas se encolumnaran detrás de un buen candidato y los votantes sintieran la desaceleración del crecimiento económico de EE.UU. Sin embargo, en contra de eso están los hechos. A tres años de haber asumido la presidencia, Trump tiene su nivel de impopularidad más bajo. Además, puede hacer casi lo que quiera antes de noviembre. El impeachment fue un problema pasajero. Solicitar la intromisión extranjera no le costó nada. El fiasco del recuento de votos en Iowa muestra lo fácil que sería contaminar la confianza del público en el proceso electoral.

La democracia estadounidense camina dormida hacia un gran peligro. Sin embargo, de alguna manera se siente como si todo fuera normal.

Traducción: Mariana Oriolo

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