MATTEO RENZI Y SILVIO BERLUSCONI FUERON LOS GRANDES DERROTADOS DEL DOMINGO

Cuatro opciones para el próximo gobierno de Italia tras las elecciones

La marea populista elimina toda posibilidad de formar una gran coalición de centroizquierda con la centroderecha, que era el resultado más probable de la votación

La marea populista que el domingo barrió todo Italia eliminó las posibilidades de una gran coalición entre el partido demócrata (PD) de centroizquierda de Mateo Renzi y el partido Forza Italia de centroderecha de Silvio Berlusconi, que era el resultado más probable de la votación.

La pregunta es qué queda. Estos son los cuatro escenarios, comenzando por el más inquietante para la corriente general de Europa.

Una alianza popular

Los grandes ganadores de la noche fueron el Movimiento Cinco Estrellas, el partido de protesta fundado en 2009 por el comediante Beppe Grillo, y la Liga Norte, que revivió y fue transformado en un partido nacionalista de extrema derecha por su líder Matteo Salvini.

Desde el punto de vista aritmético, podrían unir fuerzas y asegurarse cómodamente una mayoría parlamentaria con el apoyo de Hermanos de Italia, un partido más chico de derecha que desciende del neofascismo de la posguerra.

Sus plataformas tienen grandes coincidencias. Ambos apoyan volver atrás con las reformas previsional y del mercado laboral, mayores déficits para financiar la expansión fiscal, se oponen visceralmente al libre comercio, quieren relaciones amistosas con el Kremlin y les desagradan las vacunaciones obligatorias.

Están en similar sintonía en cuanto al euro. Si bien ambas en la campaña le bajaron el tono a su retórica en cuanto de salir de la moneda única, creen que Italia se vio perjudicado con el euro y que debe lograr imponer grandes cambios o abandonar el proyecto.

Tiene lógica esa alianza anti UE, pero la gran pregunta es si las bases de ambos partidos se revelarían frente a la posibilidad de un acuerdo.

Liga Norte obtuvo algunos avances en el sur, pero sigue teniendo su base predominantemente en zonas prósperas del norte, donde hay una profunda desconfianza a toda gran transferencia fiscal al Mezzogiorno.

Cinco Estrellas propuso un extenso programa de sostén de ingresos para los pobres que obtuvo mucho apoyo en las regiones del sur, y no querrá abandonar esa iniciativa.

Muchos seguidores de Cinco Estrellas, particularmente en el sur, también recuerdan los días en que los políticos de Liga Norte sistemáticamente los insultaban describiéndolos de retrógrados y vagos. La base de Cinco Estrellas se inclina a la izquierda, por lo que un alineamiento de Salvini con Marine Le Pen y el presidente de Estados Unidos Donald Trump les resulta repugnante.

Liga Norte en el control

Desde que Liga Norte emergió como fuerza dominante de la alianza de centroderecha que obtuvo el mayor porcentaje de votos el domingo, El presidente de Italia, Sergio Mattarella, podría legítimamente pedirle que haga el primer intento de formar gobierno.

Eso es seguramente lo que Matteo Salvini, el líder de partido, tenía en mente cuando habló ayer en Milán y descartó cualquier "alianza extraña", una velada referencia a un acuerdo con Cinco Estrellas.

"Queremos gobernar con la centroderecha", dijo. Salvini habría querido que su coalición también obtuviera una mayoría absoluta de bancas, lo que le allanaba el camino hacia Palazzo Chigi. Pero eso parece estar fuera de alcance, dado que Cinco Estrellas ganó en todo el sur a expensas de Forza Italia de Silvio Berlusconi.

La única solución para Salvini sería buscar desertores de la centroizquierda. Pero eso sería extremadamente difícil. Salvini probablemente tenga que abandonar su ambición de ser primer ministro para darle lugar a figuras más moderadas dentro de su partido, como Roberto Maroni, ex gobernador de Lombardy, o Luca Zaia, gobernador de la región del Véneto.

Eso podría ayudarlo a conseguir una bandada de políticos de centro como Pierferdinando Casini, que tienen la costumbre de evitar la izquierda y la derecha dependiendo de hacia dónde sopla el viento. Sin embargo, igual podría no ser suficiente. En definitiva, Salvini tendría que encontrar legisladores del PD dispuestos a saltar la cerca, una misión muy difícil.

Giro a la izquierda

Si Cinco Estrellas decide que no puede tolerar un acuerdo con Liga Norte, podría girar a la izquierda y buscar aliados entre el remanente desanimado de los socialdemócratas italianos para asegurarse una mayoría gobernante.

El primer lugar para arrancar es con Libres e Iguales, una agrupación de ex disidentes del PD izquierdistas, incluyendo a Pier Luigi Bersani, ex secretario del partido, que apenas lograron asegurarse una representación en el parlamento pero controlarán una docena de bancas. Bersani en particular a menudo se mostró compresivo con una alianza de ese tipo si significa mantener a la derecha nacionalista fuera del juego.

El equipo económico de Cinco Estrellas definitivamente tiene inclinación a la izquierda, con el foco puesto en reducir la inequidad a través del gasto social que, según ellos, está muy alineado con las opiniones de los economistas como Joseph Stiglitz y Thomas Piketty.

Pero la verdad es que cualquier mayoría de la izquierda liderada por Cinco Estrellas tendría que acercarse al PD, o a gran parte de él, para que cuadren los números. El principal obstáculo a esa combinación siempre fue Matteo Renzi, pero después del mal desempeño del partido gobernante en las elecciones podría haber un nuevo liderazgo no tan radioactivo para Cinco Estrellas. Pero los miembros del parlamento de PD todavía son abrumadoramente reformistas en cuestiones económicas y no están preparados para hacer un giro a la izquierda. Además, se vieron muy golpeados por un bombardeo de críticas que ha hecho Cinco Estrellas a lo largo de los años y no aceptarían compartir poder con ellos.

Todos para uno

Si ninguna de estas opciones sale bien, probablemente después de semanas de negociaciones, el presidente de Italia Sergio Mattarella podría aceptar que no haya mayoría política. En ese momento, una solución sería pedir a todos los partidos políticos que acuerden un gobierno de unidad nacional por un tiempo limitado; es decir, mantener el barco estable hasta que se fije fecha para una segunda elección.

Sería un "gobierno del presidente" tal como puede ocurrir a veces en tiempos de crisis política en Italia, con el mayor apoyo posible. Todos los partidos tendrían que refrendar a un primer ministro interino y el acuerdo sólo funcionaría si todos los grandes partidos se unen con el objetivo de evitar una total inestabilidad.

De alguna manera, eso podría garantizar la mayor estabilidad posible para un país. Pero esa solución crea serios desafíos.

Uno es que Mattarella tiene una instintiva aversión a una segunda elección. El otro es que los partidos políticos tendrían que aceptar una nueva redacción de las leyes electorales del país para evitar otro estancamiento en las próximas elecciones, y no hay consenso.

Mientras tanto, Cinco Estrellas y Liga Norte probablemente muy pronto se impacienten, con la sensación de que cuentan con el respaldo de los votantes que quieren un cambio drástico, no sólo otro parche.

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