Cambio de mindset

De la biotecnología a la desinfección de hospitales y hoteles: cambiar para sobrevivir

Con la pandemia, en Terragene repensaron el negocio: desarrollaron un sistema para controlar la desinfección de ambientes

Fundada hace 15 años en Rosario por el genetista Esteban Lombardía y el biólogo Adrián Rovetto, el Laboratorio Terragene es hoy una de las cinco empresas en el mundo que producen indicadores biológicos para el proceso de esterilización en quirófanos y en la industria farmacéutica y de alimentos.

Combinando microbiología, genética, biología molecular, química y electrónica, esta bioempresa desarrolla y produce más de 350 productos para el control de procesos de esterilización y desinfección de ambientes. Actualmente tiene 300 empleados y exporta su tecnología a 70 países. Con oficinas en Rosario, ciudad de México, Houston, Madrid y Shanghai, es la compañía argentina con más productos aprobados por la FDA (Food & Drug Administration).

Sin embargo, a partir de la pandemia, por extraño que parezca, sus operaciones globales se cayeron y esto obligó a la empresa a reconvertirse. Y como resultado, lo que era un negocio de nicho, se amplió a otros sectores como hoteles, bares, restaurantes, cines, escuelas, universidades y todo ámbito que, por la pandemia, debe ser desinfectado y requiere una certificación de que el proceso se realizó correctamente.

"La irrupción del Covid-19 frenó la actividad en las industrias y también obligó a suspender y reprogramar cirugías por varios meses, con lo que nuestra actividad, ligada al control de la esterilización de elementos quirúrgicos, se vio muy afectada", comenta Lombardía. "Esto nos dio tiempo para repensar el negocio, y aprovechamos para desarrollar un sistema digital de certificación de desinfección en ambientes".

Este sistema, llamado DCS, se puede aplicar tanto a la cabina de un avión, al interior de un taxi o la habitación de un hotel y a todo tipo de ambientes compartidos o utilizados por distintas personas. "No nos ocupamos de hacer la desinfección sino de controlar que se haya hecho bien, y lo hacemos combinando indicadores biológicos con Inteligencia Artificial, con lo cual la inspección y la certificación no dependen de una persona, sino que es automática y basada en parámetros objetivos", explica Lombardía.

La firma diseñó este sistema de trazabilidad electrónica para que se pueda controlar todo el proceso de esterilización desde un smartphone. "Es una app que permite escanear con la cámara del teléfono móvil etiquetas con un reactivo químico que están en el espacio desinfectado y así saber cuándo se hizo la desinfección y si se llevó a cabo correctamente", explica Lombardía. "Además, quien desinfecta usa la misma aplicación que quien verifica y supervisa y el huésped o usuario del espacio puede acceder a ella a través de su teléfono". Este desarrollo se puso en marcha mediante un acuerdo con una compañía alemana que presta el servicio de limpieza y desinfección en edificios y transporte público. Y su mercado es potencialmente global.

Innovación constante

A partir de su origen como empresa de base tecnológica, Terragene creó Uovo, su propia incubadora y aceleradora de proyectos biotecnológicos. "Contamos con un equipo de 20 científicos que tienen el conocimiento para crear y llevar al mercado productos innovadores. La idea es acompañar a emprendedores, utilizando algunas herramientas de las agencias nacional y provincial de innovación", destaca el socio de Terragene. "Uovo es un laboratorio de innovación que desarrolla proyectos tecnológicos mediante alianzas estratégicas y con la posibilidad de incorporar inversores desde el inicio."

Para esto la compañía está estructurando un fondo de inversión con actores del capital de riesgo (Venture Capital) y el sistema financiero. "La idea es invertir entre u$s 200 a u$s 600 mil, incluyendo insumos, en cada proyecto", adelanta Lombardía. "Siempre es difícil crear y sostener una empresa, y lo fue para mi socio Adrián y para mí, que tenemos formación científica pero la universidad no te prepara para emprender. Cuando fundamos Terragene, invertimos capital propio y acudimos a familiares y amigos. Después fuimos aprendiendo y accediendo a programas de apoyo provinciales, nacionales, y a premios y distinciones", recuerda.

El camino de la internacionalización tampoco estuvo exento de obstáculos. "Tuvimos que conocer y adaptarnos a las regulaciones de los distintos países. Fuimos viajando, contactando a distribuidores y armando alianzas con ellos para que nos ayuden a exportar. Apuntar al mercado externo es lo que nos salvó de los vaivenes económicos, y nos permitió crecer en grande, desde Argentina", asegura. "En momentos complicados como los que estamos viviendo, hay que apostar más que nunca a diferenciarse por la calidad, la innovación, y el desarrollo científico". 

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