Los dilemas que cruzan a la medicina privada

La situación económica por la que atraviesa el país coloca al sector prestador en una situación compleja. A la feroz devaluación, la inflación y el aumento de los insumos, se le suma una compleja cadena de pagos que vuelve "insostenible" la operación, según los protagonistas del segmento.

Según un informe de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (Adecra) y de la Cámara de Entidades de Diagnóstico y Tratamiento Ambulatorio (Cedim), del total de recursos que se asignan a salud en la Argentina, estimados en el 10% del PBI, el sistema público de salud aporta solo un cuarto (2,5% del PBI), siendo los restantes recursos aportados por la seguridad social y las empresas de medicina prepaga (4,5% del PBI) y el gasto privado directo de las familias (3% del PBI).

Los financiadores de la salud son las entidades que reciben mensualmente los recursos de la salud y gestionan la compra de productos y servicios médicos para atender a su población bajo cobertura. En la seguridad social, estas entidades son las obras sociales y, en la medicina privada, las empresas de medicina prepaga. Compran los productos y servicios médicos a prestadores médicos, según arroja el documento.

En este marco, el sector define esta situación como "insostenible" al recibir los pagos por sus prestaciones recién a los 90 o 120 días y ser ellos los que afrontan la suba de costos que, según la Cámara, en febrero del próximo año llegarán al 67%. "Esto, asumiendo un dólar, a fin de año, a $ 44, como lo estima el Rofex en su cotización del dólar a futuro, se espera que los insumos médicos aumenten, para febrero del año entrante, entre un 80% y un 120%, y las inversiones en equipamiento médico lo hagan en un 130%".

La inestabilidad económica genera riesgo sanitario desde el momento en que promueve la posibilidad de que, masivamente, quiebren prestadores médicos privados que, en el sistema de salud argentino, son mayoría respecto a los prestadores públicos (el 60% de las instituciones de salud son privadas en la Argentina). "Es imposible que los prestadores públicos puedan contener la demanda sanitaria que atiende el sistema privado. Los prestadores que no quiebran y se mantienen terminan convirtiéndose en los financiadores fácticos de la salud en el país, ya que financian, con su capital de trabajo y su patrimonio, a los financiadores institucionales, plantea el documento.

Carlos Hoffmann, gerente General de Prevención Salud, plantea que "el subsistema privado de salud en nuestro país, resultado de problemas que acusa el mercado, avanza hacia una concentración del sector en torno a Empresas de Medicina Prepaga (EMP) líderes y hacia la reducción o eliminación del margen de rentabilidad y debilitamiento de la situación económico-financiera, consecuencia de la inflación y la incorporación de nuevas patologías a ser cubiertas, con un importante desfasaje en la posibilidad de trasladar esos costos a las tarifas".

Fernando Neupiller, director de IVI Buenos Aires, empresa especialista en medicina reproductiva, tiene otra mirada: La medicina en la Argentina atraviesa un período de deterioro desde hace ya más de 30 años. La medicina privada tiene una posición más favorable frente a la medicina pública, ya que tiene un mayor presupuesto asignado para los tratamientos de los pacientes. De todos modos, la medicina privada se puede ver perjudicada a futuro, por la cultura generalizada en Argentina por parte de la población de no tener que asumir el costo médico. A su vez, los precios regulados por las obras sociales y prepagas, y la creciente inflación y devaluación perjudican al sistema de salud.

Las propuestas del sector

Entendiendo a la salud como un bien público y a los prestadores privados como un engranaje del sistema, su deterioro lleva a la ruina del sistema en su conjunto. Por ello, dice Hoffmann, "desde la óptica de la prevención, el futuro del sistema está en las alianzas estratégicas que puedan generarse entre las empresas de medicina prepaga y los prestadores de mayor prestigio. Lo mejor que podemos hacer las prepagas es seguir trabajando con profesionalismo, transparencia, vocación de servicio y un genuino interés por los problemas de los afiliados". El Estado, por su parte, a través del organismo de control, "debe garantizar un escenario de actuación equitativo, con reglas claras y transparentes, lo que debe tener como fin último velar por el bienestar de los afiliados al sistema", concluye.

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