Vogue en Buenos Aires

Una de las máximas ejecutivas de la revista de moda dijo presente en el Media Party.

Jaqui Maher tiene un CV que varios de sus colegas anhelarían tener. Pasó por algunos de los medios más destacados del mundo y hoy se desempeña en Vogue, la revista de moda que primero viene a la menta cuando se piensa en esa categoría. Sus primeros pasos en un medio grande los dio en The New York Times. Maher empezó como desarrolladora de aplicaciones de noticias y terminó como editora de la mesa de interacción de noticias. Cruzó el Atlántico y continuó su experiencia en la BBC como periodista visual. Allí fue donde conoció a quien le abrió las puertas para llegar al lugar actual.

Es la segunda vez que participa de un Media Party, el evento de innovación en medios organizado por Hacks Hackers Buenos Aires, que este año tuvo al Centro Cultural Konex como sede. Pero es la primera vez que lo hace como head of Interactives de Vogue International. Fue Wolfgang Blau, presidente de Condé Nast International y uno de sus "héroes periodísticos", quien le dio la posibilidad de armar un equipo para experimentar con nuevos formatos visuales de storytelling.

"Solemos ser mencionados como la biblia de la moda. Caroline Weber, de The New York Times se refirió a nosotros como la revista de moda más influyente del mundo", dijo Maher en su conferencia, al tiempo que admitió que esto no significa más que un desafío constante. Tras 125 años de publicación, Vogue pasó por tapas ilustradas, dos guerras mundiales y cambios en las normas sociales.

Las elecciones, la política, los deportes y el terrorismo, entre otros temas, son coberturas periodísticas muy frecuentes. Vogue vio una oportunidad en eso: cubrir la moda. Pero siempre detrás de todo éxito hay alguna figura exigente a la que se le tiene respeto, incluso a veces miedo. Tal es el caso de Anna Wintour, en quien se inspiró Meryl Streep para El diablo viste a la moda. "Cualquier cosa que hacemos la tenemos que hacer verdaderamente bien. Todo tiene que ser aprobado por ella", dice Maher. En este caso, los hechos de ficción y la realidad no fueron pura coincidencia.

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