Pioneros - Motomecánica

La ingeniería de hacer trajes a medida

Con casi 90 años, la empresa fundada por los Chiaraviglio mantiene su tradición familiar, aunque el negocio fue evolucionando de ser un taller metalúrgico a ubicarse en un lugar crítico y de alto riesgo de la cadena de valor petrolera: la producción de cabezas de pozo, entre otros elementos. El arte de diferenciarse y el reto de la competencia internacional.

Corría el año 1929. Las condiciones a nivel mundial se estaban preparando para una gran depresión económica. Mientras, la Argentina cambiaría su modelo económico a uno que daría impulso a la industria nacional. Fiel hija de su época, una familia de jóvenes italianos forma Motomecánica, un taller metalúrgico que finalmente se dedicó a la industria petrolera.

Los Chiaraviglio, fundadores de la empresa, eran una familia que había estado vinculada a la industria italiana y participaba activamente en política dentro de su país -entre sus ancestros se encuentra Giovanni Giolitti, un reconocido parlamentario y ministro de inicios del siglo XX. Viendo la avanzada en el poder de Benito Mussolini y la orientación que este tenía, optaron por anticiparse a lo peor y migraron a la Argentina.

El camino que los llevó a especializarse fue largo. Motomecánica nació como una metalmecánica, vendiendo persianas primero. Con el paso de los años, se desprendieron de ese negocio y comenzaron a producir válvulas para obras sanitarias de la Nación. La empresa, instalada en Loma Hermosa, hizo de esta su actividad central. Y, al mismo tiempo, comenzó a fabricar válvulas de mayor complejidad para la industria petroquímica, gasoductos, destilerías y hasta energía nuclear, actividad que, en menor proporción, mantienen a la fecha.

Tiempos de cambio

Los 90 llegaron con privatizaciones, una feroz competencia exterior y la desaparición de la obra pública de la que ellos eran parte. Fue así que el riesgo de cierre los forzó a realizar una reestructuración radical. La diversificación en la producción llegó a su fin y la familia optó por enfocarse en un solo rubro. "En 1991, el peor momento, mis tíos decidieron usar las últimas coladas de la fundición para hacer cabezas de pozos. Ahí primó la necesidad y vieron viable esa opción", cuenta Francisco Di Raimondo, vicepresidente de la compañía.

Buscar el diferencial

La producción de cabezas de pozo y árboles de navidad ubica a la familia Motomecánica en un lugar crítico y de alto riesgo de toda la cadena de valor petrolera. Además de estos elementos, se hacen válvulas actuadas y sistemas de seguridad de superficie.

Di Raimondo explica que los productos que fabrican se caracterizan por ser utilizados en presiones media y alta, esto es, desde 5.000 a 15.000 psi (libra fuerza por pulgada cuadrada). "Ahí es donde nos especializamos y donde menos empresas pueden competir", agrega el empresario, y da un ejemplo: "Motomecánica provee en el exterior a pozos de gas en Bolivia, que son pozos donde se extrae entre 4 y 6 millones de metros cúbicos día, a una presión de trabajo de 10.000 psi. Esto es mucho comparado con un buen pozo de gas en la Argentina que, en promedio, puede producir 2.000 metros cúbicos".

Dentro de los servicios relacionados al no convencional, se hacen alquileres y operación de los stack de fractura. Estas son armaduras que se utilizan durante las operaciones de terminación de un pozo para vincular a este con los equipos de fractura y, al mismo tiempo, sirve como barrera de seguridad. Paralelamente, proveen servicios y equipamientos para realizar el flow-back.

"La característica del shale es que vos tenés que estar preparado para hacer mantenimiento y recuperar los equipos. ¿Por qué? Porque tanto en la fractura como en los primeros meses van a estar sometidos a grandes presiones. Al cabo de seis meses habrá que hacer otros trabajos porque el pozo va desinflándose y tenés que restringir el paso del fluido, que puede ser gas o petróleo, y vas a hacer otros trabajos", explica Di Raimondo, al tiempo que detalla que tienen presencia en toda la vida útil del pozo -de 10 a 15 años- para adecuar los equipamientos siempre que sea necesario, sobre todo en el no convencional, que es más intensivo.

El grupo de personas que dirige la compañía forma parte de la cuarta generación familiar. Con distinto apellido, pero el mismo espíritu. "Siempre tratamos de mantener nichos donde pudiéramos hacer la diferencia. Siempre tratando de, además de ofrecer un producto, ofrecer un servicio y hacerlo con nuestra propia ingeniería. Ese es nuestro perfil", afirma el empresario.

En cuanto a su diferencial, el vicepresidente de Motomecánica destaca que se han desa-rrollado como una empresa que hace "trajes a medida", agregando valor con diseños acordes a cada necesidad y ofreciendo un servicio de campo permanente. "Aprovechamos la capacidad instalada que tenemos como fabricante nacional y acompañamos con la reparación y reacondicionamiento de equipos bajando el costo operativo total", explica.

El gran enemigo

Motomecánica se considera uno de los pocos proveedores nacionales en su rubro, pero resalta que sus grandes competidores provienen del exterior -asiáticos y americanos-, ya que sus precios son más competitivos.

Ya sea internamente como para posicionarse como exportadores, el costo se convierte en el gran enemigo. "Si yo salgo a exportar una válvula, esa válvula tiene metida adentro: Impuesto a la Ganancias, aportes patronales, Impuesto al Cheque, Sellos, Ingresos Brutos, etc. En la práctica, un fabricante argentino está importando impuestos y eso debería cambiar", expresa Di Raimondo.

Del mismo modo, enuncia otras de las dificultades para fortalecerse como exportadores: "Es muy caro agregar valor en la Argentina. Si vos querés exportar, no tenemos regímenes de importación temporaria que sean eficientes porque para hacerlo tenés que atravesar una burocracia que atenta contra los plazos de entrega". Y agrega: "También está el problema con las zonas francas argentinas donde no podés agregar valor. Si yo importo cuerpo de válvula, tengo que sacar cuerpo de válvula. No una válvula terminada. Si esto cambiara, todo lo que entra y sale no tendría carga de impuestos y generaría empleo argentino".

Actualmente, Motomecánica está participando del Programa Potenciar, orientado a fomentar la internacionalización de 200 empresas argentinas.

Respecto del futuro puertas adentro, Di Raimondo proyecta: "Vemos que la Argentina va a tener una fuerte demanda a partir del año que viene. Pensamos que algunos factores, como el precio del shale gas, van a hacer que las empresas inviertan y que se perforen 1000 pozos al año. Así que nuestro objetivo es prepararnos para estar más cerca del cliente, mejor programados y poder entregar en plazos más cortos".

 

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