Inflación alta y dólar bajo, el combo que amenaza a Uruguay

La desaceleración económica dejó de ser un problema, con un horizonte externo más despejado. Pero el gobierno enfrenta el desafío de superar las dificultades que registró el último año en el control de la evolución de los precios y la pérdida de competitividad por la apreciación del peso uruguayo

El freno en el crecimiento de los países vecinos y la desaceleración de la economía local, en un contexto de inflación alta y dólar bajo, fueron los grandes problemas macroeconómicos que enfrentó Uruguay durante el último año. Algunos de ellos parecen haber quedado atrás, en las páginas de agendas ya archivadas. Pero otros mudaron de almanaque y amenazan instalarse en la discusión, aún entrado 2013.


Ya nadie duda de que el país va a seguir creciendo. La desaceleración de la economía y los nubarrones externos se atenuaron en la segunda mitad de 2012. Europa se encamina a una lenta pero bien rumbeada recuperación; en Brasil el dinamismo parece haber vuelto luego de una larga licencia; y Argentina, con sus últimas fuerzas, conserva aliento para tres o cuatro brazadas más.


Con un panorama externo menos desolador, los pronósticos apuntan a una aceleración del crecimiento local durante 2013. Las últimas proyecciones de los economistas consultados por el Banco Central (BCU), arrojan una expansión de 4% para este año. De confirmarse esos pronósticos, el registro estimado de crecimiento de 3,6% en 2012, marcaría el fin de la tendencia a la desaceleración en la economía uruguaya iniciada en 2011, cuando la actividad local pasó a crecer, de una tasa de 8,9%, a 5,7% en el año.

Problemas sin resolver

Pero no todos los problemas de 2012 fueron resueltos y, de cara al inicio de un nuevo año, el combo de inflación alta y dólar bajo aparece como la principal amenaza para la economía local. Si bien todavía falta conocer la evolución de los precios durante el último mes de 2012, las expectativas de los agentes económicos prevén que cierre el año en 8,4%, muy por encima del rango meta, hoy de entre 4% y 6%, que no se alcanza desde diciembre de 2010.


Si bien las autoridades evitaron que la inflación cierre el año con tres meses consecutivos por encima de 9%, las medidas implementadas postergación de ajustes de tarifas, beneficios puntuales por un único mes, acuerdos de congelación de precios tienen su vencimiento en 2013 y, por lo tanto, los analistas advierten que más que una moderación de las presiones inflacionarias, lo que se logró fue postergar los ajustes de precios de la canasta de consumo. El problema, en su total magnitud, deberá enfrentarse este año.


Y a diferencia de otros episodios de empuje inflacionario, esta vez el alza de precios se da en un contexto de dólar bajo, con un peso uruguayo más apreciado que las principales monedas de referencia y por lo tanto, menos competitivo. Con un dólar alto y algo de margen en términos de competitividad de precios, es posible echar mano a un conjunto de políticas que, como contrapartida, estimulan el ingreso de capitales y terminan apreciando la moneda local. Pero el dólar en Uruguay bajó 2,51% en 2012, mientras que en Brasil subió 9,68% y en Argentina, el tipo de cambio oficial subió 14,27%, menos de la mitad que el paralelo.


De esa manera, la competitividad de precios de Uruguay respecto a Brasil y Argentina, medida a través de los indicadores de tipo de cambio real bilateral, se encuentra hoy en niveles mínimos desde 2003 y con una importante desviación respecto a los promedios históricos.


Durante el 2012, el Banco Central (BCU) profundizó su tendencia a la contracción monetaria, subiendo en dos oportunidades la tasa de interés de referencia, de 8,75% a 9,25%, la más alta de la región. La lucha contra la inflación obligó a la autoridad monetaria a mantener una política a contrapelo de los principales mercados de referencia y eso estimuló la mayor apreciación de la moneda que en los países vecinos.


Al mismo tiempo, la obtención del grado inversor una de las mayores novedades del año, abrió el apetito de nuevos inversores por los títulos uruguayos y potenció el ingreso de divisas, agravando aun más el problema cambiario.


Otro desafío que se abrió en 2012 fue el agravamiento del déficit fiscal, que pasó del equivalente a 0,9% del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de 2011 a 2,8% en noviembre último dato conocido. Si bien esos valores no amenazan la sustentabilidad de las finanzas públicas, agravan el problema en el frente cambiario, debido a que impide que las autoridades esterilicen el efecto de la política antiinflacionaria sobre el dólar, lo que permitiría compensar la pérdida de competitividad mediante compras genuninas de divisas por parte del Ejecutivo.


Al mismo tiempo, el mercado de trabajo comenzó a experimentar los primeros golpes de la crisis europea y el mayor proteccionismo regional. En el tercer trimestre el desempleo se ubicó en 6,4% de la población económicamente activa, un registro superior al 5,5% del cierre de 2011 y por primera vez, por encima de igual período del año anterior. De ahí que los problemas de competitividad cobran una relevancia mayor. Con un mercado laboral que muestra signos de menor demanda de trabajadores, el encarecimiento de la economía, sumado al aumento de salarios por encima de la productividad, amenaza con afectar en 2013 los indicadores de empleo.

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