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En España, cuando muere un ser querido, los aspectos emocionales suelen relegar a un segundo plano los procedimientos legales y financieros. Sin embargo, es en esos momentos de vulnerabilidad cuando surgen complicaciones por desconocer cómo actuar frente a los bienes del fallecido.

Uno de los escenarios más frecuentes involucra cuentas bancarias que quedan activas tras la muerte del titular. Esta situación requiere acción inmediata, ya que está sujeta a normas legales, obligaciones fiscales y procesos administrativos que deben respetarse para evitar consecuencias patrimoniales no deseadas.

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Qué pasa con la cuenta bancaria al morir el titular

En la mayoría de los casos, cuando un banco se entera del fallecimiento de un titular, bloquea la cuenta de forma preventiva. Este procedimiento es estándar y tiene como objetivo proteger los fondos hasta que se aclare quiénes son los legítimos herederos.

a incertidumbre legal puede generar estrés si no se conocen los pasos a seguir tras el deceso del titular de una cuenta bancaria. (Fuente: Shutterstock)
a incertidumbre legal puede generar estrés si no se conocen los pasos a seguir tras el deceso del titular de una cuenta bancaria. (Fuente: Shutterstock)

A partir de allí, se inicia un proceso administrativo que exige a los familiares presentar una serie de documentos. Los trámites incluyen el certificado de defunción, el certificado de últimas voluntades, el testamento si existe, y una declaración de herederos cuando no hay testamento.

Además, para poder acceder al dinero o cerrar la cuenta, es obligatorio presentar el justificante del Impuesto de Sucesiones. Sin este paso fiscal cumplido, ninguna entidad bancaria permitirá la disposición de fondos, por pequeña que sea la cantidad.

Qué sucede si hay deudas asociadas

Aceptar una herencia implica recibir no sólo los bienes, sino también las posibles deudas del titular fallecido. Esto significa que, si en la cuenta bancaria existían préstamos, descubiertos o cualquier obligación pendiente, los herederos deberán responder por ellas, salvo que renuncien a la herencia o la acepten a beneficio de inventario, lo que limita su responsabilidad patrimonial.

La situación se vuelve más delicada cuando la cuenta era mancomunada. En este caso, el banco suele congelar la parte proporcional que corresponde al fallecido, aunque las reglas pueden variar según el contrato original de apertura.

Además, si existen cargos compartidos, como hipotecas o tarjetas, es posible que los bancos reclamen el pago de esas deudas a los cotitulares, aun cuando ellos no hayan sido responsables directos del uso de los fondos.

Qué no se debe hacer tras la muerte del titular

Uno de los errores más comunes es utilizar la tarjeta del fallecido para retirar dinero, incluso antes de notificar al banco. Esta práctica, aunque bien intencionada, puede ser considerada ilegal y traer consecuencias penales.

Es importante recordar que los fondos pasan a formar parte de la masa hereditaria, y sólo pueden ser repartidos una vez se haya identificado a los herederos y cumplido con las obligaciones fiscales.

También se suele subestimar la urgencia de informar al banco del fallecimiento. Retrasar esta gestión puede permitir que se acumulen comisiones o que se ejecuten cargos automáticos innecesarios, lo que reduce el saldo disponible para los herederos.

Evaluar con precisión los activos y pasivos de una cuenta es clave antes de aceptar una herencia.(Fuente: Shutterstock)
Evaluar con precisión los activos y pasivos de una cuenta es clave antes de aceptar una herencia.(Fuente: Shutterstock)

Actuar rápidamente no sólo evita estos problemas, sino que también transmite al banco una actitud responsable y colaborativa por parte de la familia.

Contar con asesoramiento profesional es clave para evitar errores y garantizar que todo se realice conforme a la ley. Aunque el proceso puede parecer abrumador, disponer de la información correcta permite tomar decisiones informadas y proteger tanto el patrimonio heredado como la tranquilidad familiar.