

España se sitúa entre los países europeos con mayor protección al consumidor. Desde 2022, todos los productos nuevos comprados en el país tienen tres años de garantía gracias al Real Decreto-ley 7/2021, que amplía los derechos de los consumidores frente a defectos o fallos de fabricación.
Esto significa que si tu lavadora, nevera o televisor deja de funcionar antes de ese plazo, puedes exigir su reparación o sustitución sin coste alguno.
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Mientras que la Unión Europea exige un mínimo de dos años, países como Suecia también ofrecen tres. En Noruega e Islandia la garantía se extiende a cinco años, e Irlanda y Reino Unido alcanzan los seis.
Desde el sector apuntan que esta ley no solo mejora la protección del comprador, sino que también impulsa un cambio de mentalidad: reparar antes que reemplazar. Pero no todos se muestran tan optimistas al respecto.
La Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE) advirtió que la extensión de la garantía "aumentará los costes de los fabricantes y, en consecuencia, el precio final de los electrodomésticos". En tanto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que el beneficio para los consumidores es mayor y que la medida fomenta una "economía más circular y sostenible".
¿Cómo funciona la garantía de tres años en España?
La normativa vigente desde el 1 de enero de 2022 establece que todos los productos adquiridos desde esa fecha tienen una garantía legal de tres años, mientras que los servicios o contenidos digitales cuentan con dos.
Según el BOE: "El empresario será responsable de las faltas de conformidad [...] que se manifiesten en un plazo de tres años desde la entrega en el caso de bienes o de dos años en el caso de contenidos o servicios digitales".
Además, las empresas deben garantizar la disponibilidad de piezas de repuesto durante diez años, el doble que antes. Esta medida busca frenar la obsolescencia programada y fomentar la reparación frente a la sustitución inmediata.
Para productos de segunda mano, la garantía puede pactarse entre comprador y vendedor, pero nunca puede ser inferior a un año. En todos los casos, el primer responsable es siempre el vendedor, y solo si este no responde, el consumidor puede acudir al fabricante.

Cómo reclamar si tu electrodoméstico falla
Según la OCU, el consumidor puede elegir entre reparación o sustitución del producto defectuoso. "En principio, el consumidor puede elegir si prefiere que el producto en garantía le sea reparado o cambiado por uno nuevo", señala la OCU, aunque el fabricante puede alegar desproporción de costes y optar por la alternativa más razonable.
Durante los primeros seis meses, el cliente no debe demostrar nada. Pasado ese tiempo, el fabricante puede pedir pruebas de que el fallo es de origen, incluso con un informe pericial si ocurre en el tercer año.
Los pasos básicos para reclamar incluyen:
Reunir la factura o ticket de compra.
Contactar al vendedor mediante un medio verificable (email, formulario, hoja de reclamaciones).
Elegir reparación o sustitución.
Esperar respuesta en un plazo razonable.
Si no hay acuerdo, acudir a la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) o solicitar un arbitraje de consumo.
En última instancia, presentar una reclamación judicial (hasta cinco años desde la aparición del fallo).
Qué cubre la ley y qué queda fuera
La garantía de tres años cubre fallos de fábrica y defectos de origen, no daños por mal uso o desgaste. Por ejemplo, mojar un móvil o manipular indebidamente un electrodoméstico anula la cobertura. Además, no es necesario conservar la caja original, aunque sí se recomienda embalar correctamente el producto si se envía a reparación.
Desde la OCU recuerdan que las rebajas no afectan la garantía: los productos rebajados tienen la misma protección que los de precio normal. Y en compras online, el derecho es idéntico al de las tiendas físicas, siempre que se trate del mismo establecimiento.
Qué ocurre con los productos comprados antes de 2022
Los artículos adquiridos antes del 1 de enero de 2022 se rigen por la ley anterior, que establecía una garantía de dos años. Si el fallo se detectó en los primeros seis meses, no hacía falta demostrar su origen. En cambio, si aparecía después, el consumidor debía probar que el defecto era de fábrica.
Para productos de segunda mano, la garantía sigue siendo de seis meses entre particulares o un año en tiendas, salvo pacto en contrario.



