Renovables y gas

El plan de PAE para conquistar Brasil y ser un jugador internacional

El grupo argentino puso en marcha un megacomplejo eólico de u$s 600 millones en el estado de Bahia. Para su CEO, Marcos Bulgheroni, es el primer paso para pisar fuerte en ese mercado. Luz verde para exportar y su idea de llegar con GNL y el gasoducto menos pensado

Después de cuatro horas de combinaciones de sinuosas rutas y caminos -varios, de tierra colorada- desde Lencois, la localidad con aeropuerto más cercana, se empiezan a ver, entre la inmensidad de las sierras, los primeros de los 96 molinos de viento. Casi un centenar de colosos blancos, descendientes de aquellos gigantes contra los que cabalgó El Quijote, cuyas enormes aspas giran. Caen, ascienden, vuelven a caer ("suben y bajan, suben y bajan...", tararea alguien con malicia). Como si bailaran una danza hipnótica al son del viento.

Hace apenas dos años, ese lugar era la nada. Un vasto y agreste desierto de roca, vegetación y fauna. Un ingeniero muestra un video en su celular: es una de las detonaciones con las que se quebró la piedra para abrir caminos -un total de 80 kilómetros- y allanar la tierra para las bases de las torres de los generadores y los 85 kilómetros de redes de líneas de alta tensión -de 500 kilowatts- que se instalaron. 

Está fascinado. Como si reprodujera el gol de Dimaría a Francia o la atajada del Dibu a Tchouaméni. Es que, en Pan American Energy (PAE), lo festejan como una Copa del Mundo. Con la inauguración del megacomplejo eólico Novo Horizonte, su CEO, Marcos Bulgheroni, siente que el grupo pasó a jugar en otra categoría: la de player global. Chico aún, en comparación con las majors más reconocidas del planeta. Pero, ya, de escala mundial.

"Entrar al mercado brasileño con este proyecto es un gran orgullo. No es un proyecto más. Es un proyecto emblemático. Más que duplica a los anteriores proyectos eólicos que hemos desarrollado", celebró Bulgheroni durante el corte de cintas, a inicios de julio. "Estamos apostando a que Novo Horizonte sea el primero de muchos proyectos de inversión en los años venideros", agregó.

El complejo eólico Novo Horizonte requirió una inversión de u$s 600 millones; tiene 423 megas de capacidad.

Avenida Brasil

PAE desarrolló el complejo en 20 meses, con una inversión de más de 3000 millones de reales (u$s 600 millones). Decidido en 2020 y anunciado en 2021, su construcción comenzó en mayo de 2022. En 2700 hectáreas, está conformado por 94 aerogeneradores distribuidos en 10 parques, que le dan una capacidad de 423 mega-watts (MW). Conectado y habilitado comercialmente desde marzo, genera el equivalente al consumo eléctrico de 1 millón de hogares.

El equipo brasileño de PAE, liderado por el argentino Alejandro Catalano, vio 30 locaciones en distintos puntos de Brasil para definir la ubicación. Ganó Bahia por sus vientos y el nivel de radiación solar. Atraviesa seis municipios: Novo Horizonte, Boninal, Ibitiara, Piatá, Oliveira dos Brejinhos y Brotas de Macaúbas. Hubo que firmar 680 contratos con dueños de tierras, que reciben un royalty por la energía que vende el complejo

Durante su obra, a cargo de la constructora Andrade Gutierrez, se generaron 3200 empleos. Vestas proveyó los aerogeneradores. Fue el parque eólico que recibió la habilitación número 1000 en Brasil. Está entre los 10 más grandes de ese país.

Del total de la inversión, PAE puso el 60%. El resto se financió con fondos del Bndes y del Banco del Nordeste. "Es un proyecto merchant. Nosotros tomamos el riesgo", explican en lo más alto de PAE. Significa que el desembolso se repagará con la venta de electricidad en un mercado libre y a compradores privados. Al momento de la inauguración, ya tenía 18 clientes. Se espera que Novo Horizonte genere entre u$s 80 millones y u$s 100 millones al año (a precios actuales). Con ese flujo de caja, se cubriría el riesgo de la deuda.

Una de las razones de esta inversión en Brasil fue la disponibilidad, y diversidad, de fuentes de financiamiento. La otra, la necesidad de pisar fuerte y como un player local en ese mercado. "Hicimos parques eólicos en la Argentina. Y tenemos actividad petrolera en otros países de la región. Pero esto es otra dimensión", se sinceran en la compañía. "Novo Horizonte fueron muchos desafíos a la vez. Hacerlo en un país nuevo, en el medio de la nada...", confió Bulgheroni entre colaboradores cercanos. Pero, agregó, Brasil también es un escalón clave en su idea de convertirse en empresa global, sin perder su identidad y sentido de pertenencia a la Argentina. Algo que, en lo personal, siente como un mandato de su padre, Carlos, quien durante décadas, hasta su fallecimiento, en 2016, dirigió al grupo en tándem con su hermano, Alejandro

"Desde hace 50 años hemos decidido internacionalizar la compañía y hemos trabajado en Perú, Bolivia, Chile, México, los Estados Unidos y Turkmenistán. Y, lógicamente, también en Brasil, en varias oportunidades", contextualizó Alejandro, actual chairman de PAE, en una entrevista con Radio Mitre, realizada tras la inauguración.

"Brasil es fundamental. Tenemos la ambición de traer negocios a Brasil", creen los Bulgheroni. En tal sentido, ven la exportación de gas a ese país como el paso siguiente más "lógico".

Lo definen como inevitable. La declinación de los yacimientos bolivianos es inexorable y Brasil no sólo necesitará reemplazar esa fuente, sino asegurarse el abastecimiento del fluido adicional que necesitará para alimentar su crecimiento económico

Los brasileños piensan que tendrán que hacerlo hasta que puedan extraer gas propio del Pre-Sal. Pero, en la industria, hay quienes creen, firmemente, que eso no terminará ocurriendo porque será altamente costoso.

En cambio, lo más viable es que Brasil importe gas argentino. "Para ellos, la única fuente sostenible y a bajo costo de América del Sur es Vaca Muerta", está convencido Marcos, el CEO.

El modo ideal, le oyeron explicar, es tener un anillo. Hoy, la molécula llega a Brasil a través de Bolivia, por lo que ya existe un gasoducto construido. Del lado argentino, y las obras están avanzando en ese sentido, se necesita que todo el sistema del norte incremente su capacidad. 

Pero, en las carpetas de PAE, se estima que eso no sumará más de 5 millones o 10 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) al potencial actual. El gasoducto Corrientes-Uruguaiana aún requiere obras importantes -como el diámetro de la conexión- para extenderlo a un gran centro consumidor como Porto Alegre.

En la cabeza de Bulgheroni anida otra opción: un anillo por el sur. PAE es accionista del Gasoducto Cruz del Sur, que envía molécula a Montevideo desde Buenos Aires. Continuarlo a Brasil aportaría una capacidad de hasta 10 millones o 12 millones de m3/d, con una inversión no muy distinta a la de los otros proyectos.

Pero el CEO de PAE considera que, para el desarrollo pleno de los recursos de Vaca Muerta, el mercado brasileño -y el regional, en general- es necesario pero no alcanza. Podría aportar no más de 20 millones de m3/d a la producción actual de la formación. Por eso, para ganar escala, GNL es la sigla clave

En tal sentido, Brasil podría ser uno de los primeros destinos del acuerdo que PAE anunció en julio con la noruega Golar para iniciar exportaciones a partir de 2027. La europea licuará el gas de Vaca Muerta en el buque Hilli Episeyo, de 300 metros. Construido en 1975 y reconvertido para el procesamiento de gas en 2017, tiene una capacidad de producción de 2,4 millones de toneladas anuales de GNL, equivalentes a 11,5 millones de m3/d de gas natural. Este proyecto es complementario a la construcción de una planta. PAE definirá si se suma a la de YPF y Petronas o avanzará con una propia.

Marcos Bulgheroni, durante la inauguración del megacomplejo eólico en Bahia: "Este no es un proyecto más".

Entre tanto, continuará avanzando por la Avenida Brasil. Un destino que la empresa de los Bulgheroni tenía en la mira desde hacía tiempo y al que pudo haber entrado una década atrás, cuando tuvo la opción de quedarse con un área off shore que dejaba uno de sus accionistas, BP

Terminó desembarcando hace cuatro años, con la radicación de una filial, ya que su intención es "jugar de local", como si fuera una empresa brasileña más. En tal sentido, además de operador eléctrico, tiene licencia para operar como comercializador de gas. Por lo pronto, ya tiene autorizado un permiso de exportación ininterrumpible por 300.000 m3/d a un cliente de ese país. Y, al cierre de esta edición, estaba a la espera de recibir una segunda aprobación. Esta vez, de 500.000 m3/d, también ininterrumpibles, a PAE Brasil para que le revenda el fluido a clientes industriales brasileños.

Brasil es el sexto país en el que Brasil opera, después de la Argentina, México, Bolivia, Uruguay y Paraguay. Cuando Bulgheroni mira ese mapa, no sólo ve puntos desde el Golfo de México a Tierra del Fuego, sino también de distinto color. Así como la expansión geográfica es uno, su otro vector estratégico es la diversificación.

"Nadie sabe cuál será la energía del futuro. Lo más lógico y probable es que sean muchas energías que compitan y, a la vez, trabajen en conjunto. Eso es, para nosotros, la transición energética", definió en la inauguración de Novo Horizonte, minutos después de haberle comentado algunos de sus proyectos al Ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira de Oliveira, quien mira con muy buenos ojos las posibilidades planteadas para que el gas de Vaca Muerta llegue a su país.

La combinación de energías para posicionarse como "protagonista de la transición", como le gusta definirse a Bulgheroni, también incidió con que la primera huella fuerte sea verde. Para eso, capitalizó el know-how adquirido desde 2016, cuando desarrolló su primer parque eólico en la Argentina (Garayalde, en Chubut). Hoy, tiene más de 164 megas de generación en su país, entre ese predio y dos en Puerto Madryn -Chubut Norte III y IV-, en los que está asociado con Genneia. La escala más cercana de su marcha por Brasil sería la expansión de Novo Horizonte con un parque solar, que agregue otros 400 MW de capacidad. Se definiría antes de fin de año.

"En América latina, tenemos dos grandes ventajas", dijo el CEO en el evento. "La primera es que el punto de partida en esta transición es fantástico. En la región, el mix de energía de carbono, de fuel-oil, es bajo. Y, al contrario, el de renovables y fuentes bajas en carbono, como el gas natural y la energía hídrica es alto", continuó. 

"La segunda ventaja es que tenemos enormes recursos disponibles. Los recursos de viento del nordeste de Brasil y de radiación solar en el norte son de los mejores del mundo. Por supuesto, también están los hídricos. Y los del gas. Realmente, tenemos los recursos. Tenemos los condimentos para el desarrollo", aseguró, confiado en ese fuerte viento a favor.

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